Compilador y cuentista

Poco antes de despedirse, Arturo del Hoyo pregunta como un conspirador, casi en voz baja: "?Le gustan los cuentos?" A qui¨¦n no. Del Hoyo desaparece en otro de los despachos de su piso madrile?o y reaparece con sus obras completas, que ha ido escribiendo de forma paralela a sus notas eruditas: media docena de libros de cuentos escritos en uno de esos castellanos ya casi inencontrables, rico, preciso y sobrio. El ¨²ltimo, para chicos, sale estos d¨ªas en Juventud: Historias de Bigotillo, rat¨®n de campo.Del Hoyo es uno de aquellos estudiantes que vieron cortada su carrera por la guerra, y a los que la posguerra quebr¨® definitivamente sus aspiraciones de estudio y c¨¢tedra. "No he podido", dice sobriamente si se le pregunta si es profesor.

Entr¨®, pues, a trabajar en la editorial Aguilar, y en 1952 se le encarg¨® la preparaci¨®n de las obras completas de Garc¨ªa Lorca. Fue el general Franco quien autoriz¨® personalmente la publicaci¨®n de las Obras completas de Lorca, seg¨²n cont¨® su primo Franco Salgado en sus Conversaciones privadas con Franco, y al dictador le produjo cierta extra?eza la calidez de la acogida, incluso por la Prensa pr¨®xima al r¨¦gimen.

No todo el mundo se cre¨ªa los valores de la generaci¨®n del 27, explica Del Hoyo. Poetas de otras generaciones y sus enemigos pol¨ªticos sol¨ªan decir que su fama estaba hecha de autobombo y relaciones p¨²blicas.

Las primeras ediciones de las obras ompletas de Lorca en Aguilar se publicaban con alguna censurilla que otra, probablemente m¨¢s destinada a desanimar a los familiares de que publicaran en Espa?a que a otra cosa, seg¨²n ha contado Del Hoyo.