A?os de la Constituci¨®n

He podido ver en el diario de su direcci¨®n, as¨ª como en otros medios de comunicaci¨®n, la noticia sobre la celebraci¨®n del d¨ªa de la Constituci¨®n organizada en el Congreso de los Diputados. En las fotos aparecen entre los invitados Gabinete Caligari o B¨¢rbara Rey y Angel Cristo, por poner algunos ejemplos. Esta celebraci¨®n trajo a mi memoria una conversaci¨®n mantenida con un amigo americano, prestigioso profesor del tambi¨¦n prestigioso Massachussets Institute of Technology, que se encontraba en Madrid el pasado mes de junio, cuando Su Majestad el Rey celebraba su onom¨¢stica; yo le explicaba c¨®mo el Rey invitaba a las fuerzas vivas de la cultura de este pa¨ªs, y ¨¦l me pregunt¨® si yo hab¨ªa sido invitada alguna vez, a lo que contest¨¦: "?Yo? ?Por qu¨¦?". Y ¨¦l dijo: "Supongo que si invitan a las fuerzas vivas de la cultura, invitar¨¢n a catedr¨¢ticos de instituto". Aquello me hizo pensar c¨®mo, en efecto, no aparece entre los invitados ning¨²n profesor de b¨¢sica o de bachillerato. No escribo esta carta con el ¨¢nimo de pedir ser invitada; ¨²nicamente pretendo llamar la atenci¨®n acerca de lo que los organismos estatales consideran cultura. Claro que esto no tiene nada de extra?o si tenemos en cuenta que en este pa¨ªs existe muy poca consideraci¨®n o delicadeza para los que creemos est¨¢n debajo de nosotros. Podr¨ªa acudir a un ejemplo personal, cuando, en mi lecci¨®n magistral en unas oposiciones, un catedr¨¢tico de Universidad pretendi¨® insultarme p¨²blicamente (y con ello lo hac¨ªa al cuerpo al que pertenezco) por mi condici¨®n de catedr¨¢tico de instituto, como si la inteligencia se midiera por el nivel de ense?anza al que uno perteneciera. Hoy d¨ªa no hay nadie a quien admire m¨¢s que a la profesora que est¨¢ teniendo el arte y la paciencia de estar ense?ando a leer a mi hija de cuatro a?os.-Catedr¨¢tica de Historia del instituto de bachillerato Manuel de Falla.