Emigrantes
Ser emigrante ya no es ninguna ganga. Aquella di¨¢spora de m¨¢s de dos millones de espa?oles que le sobraban al sistema econ¨®mico franquista para que le salieran las cuentas del pleno empleo, ha experimentado distintas suertes, la mejor el retorno con alg¨²n dinero, la peor permanecer por esos mundos a salto de mata, cada vez m¨¢s cercados por el miedo del Occidente industrial a que los extranjeros aumenten las cifras de paro de los nativos.La Coordinadora Europea de Asociaciones de Emigrantes Espa?oles ha organizado el IV Encuentro de J¨®venes Espa?oles en Europa, celebrado estos d¨ªas en Barcelona y envuelto de una cierta indiferencia colectiva, como si el asunto de la emigraci¨®n fuera ya una asignatura definitivamente pendiente. Los j¨®venes hijos de la gran oleada emigratoria de los a?os sesenta corren el peligro de quedarse en una tierra de nad¨ªe, entre la memoria del pa¨ªs de origen de sus padres y la imposibilidad de arraigar definitivamente en la en otro tiempo tierra prometida. Hasta la llegada de la democracia a Espa?a, los emigrantes ligaron su futuro a las puertas abiertas de una Espa?a democr¨¢tica y solidaria. La prosperidad de los a?os sesenta y comienzos de los setenta, se debi¨® en gran parte a sus ahorros repatriados y desde el exterior ayudaron a crear una conciencia antifranquista que a la larga no les ha reportado el menor beneficio.
Al contrario. La pol¨ªtica oficial dirigida hacia los emigrantes ha tratado de controlarlos y de desesperanzarles sobre cualquier posibilidad de retorno. Tampoco se ha tenido en cuenta el papel de enclave cultural que pod¨ªan jugar los hijos de la emigraci¨®n con deseos de conservar las ra¨ªces propias o de sus padres. Indiferencia burocr¨¢tica, recelo pol¨ªtico, p¨¢nico econ¨®mico y social, ¨¦ste es el tr¨ªptico de satisfacciones que la emigraci¨®n espa?ola ha recibido de la nueva democracia. Las ponencias de los j¨®venes emigrantes reunidos en Barcelona constituyen el inventario de nuestra indiferencia y de su impotencia. Dentro de cinco siglos recibir¨¢n la satisfacci¨®n de otro posible V Centenario.
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