Fellini escenifica el vac¨ªo en 'La entrevista', su ultima pel¨ªcula
"Soy alguien que no tiene nada que decir, pero que sabe c¨®mo decirlo"
Son las 13.30, hora de una pausa. En el estudio 5, a pocos pasos del 14, donde se trabaja, est¨¢ el despacho-casa de Federico Fellini. El encuentro es, como siempre, una aventura: ¨¦l se retrae, se justifica y afirma: "A¨²n hoy no s¨¦ qu¨¦ es esta pel¨ªcula. Soy alguien que no tiene nada que decir, pero que sabe c¨®mo decirlo". Y a?ade: "En La entrevista podr¨ªamos decir que se escenifica el vac¨ªo...". La primera habitaci¨®n muestra una escriban¨ªa ordenada y un tablero con algunas fotos de mujeres, probablemente aspirantes (todas poseen un aire anticuado, con sus maquillajes excesivamente bien aplicados); y, enfrente, otro tablero, donde destaca el cartel de un enorme falo en brillante piedra negra, con florecillas grabadas.
La segunda es una habitaci¨®n peque?a, a la que se accede por la anterior; hay sillas y una mesa servida en torno a la cual se afana, con aspecto muy seguro, due?a y se?ora de la situaci¨®n, una peque?a mujer con delantal, evidentemente encargada de restituirle al maestro en sus momentos de descanso el indispensable ambiente de vientre maternal.Si no he hablado con nadie de la Prensa hasta hoy, cr¨¦ame, no ha sido para hacerme el elusivo, para coquetear con la modestia: es que no sab¨ªa -y a¨²n no lo s¨¦- qu¨¦ es esta pel¨ªcula", empieza explicando Fellini.
"No me parece estar en condiciones de sugerir, ni siquiera a m¨ª mismo, alguna interpretaci¨®n de esta Entrevista. ?Qu¨¦ es la pel¨ªcula, ahora, cuando hace pocos d¨ªas que terminaron las ¨²ltimas tomas? Podr¨ªa decir en poqu¨ªsimas palabras que es el desmantelamiento de un circo".
Pregunta. Usted pone en escena el ritual de las entrevistas. ?Acaso tiene un punto de vista sobre los periodistas, sobre los que las pretenden y le persiguen desde hace a?os diciendo "rnaestro, una pregunta"?
Respuesta. En absoluto. La cuesti¨®n de la televisi¨®n japonesa, que en la pel¨ªcula viene a pedirme una entrevista, es meramente una tenue tentativa de construcci¨®n narrativa. El filme no expresa ning¨²n fastidio personal hacia los periodistas. No expresa puntos de vista.
Interpretaciones contrarias
P. Usted dice: "Por favor, que los puntos de vista no me pertenecen, no me conciernen". Pero ?y Ensayo de orquesta?R. Mire,quisiera iniciar estas palabras remont¨¢ndom¨¦ a mucho antes de Ensayo de orquesta, concretamente a La dolce vita. En La dolce vita lo que yo ten¨ªa en mente contar, a trav¨¦s del peregrinar ocioso y sin objetivo de un periodista por V¨ªa Veneto, por, las casas y las villas de la aristocrac¨ªa romana, era, prec¨ªsamente, la dulzura de la vida; yo quer¨ªa decir que, a pesar de todo, la vida tiene, sin m¨¢s, una inextinguible dulzura. La pel¨ªcula fue interpretada, como todos saben, de manera exactamente opuesta. Tambi¨¦n ocurri¨® lo mismo con Ensayo de orquesta. Desde hace a?os, desde siempre, cada vez que ten¨ªa que acudir a un estudio de grabaci¨®n por una banda sonora me quedaba fascinado ante los m¨²sicos, a los que ve¨ªa llegar cansados, somnolientos, ¨²nicamente interesados en sus charlas sobre el Roma o el Lazio y en un desorden propio de un estadio, para conformar esa especie de minestra nebulosa que es un estudio de grabaci¨®n.
Me impresionaba -y contin¨²a haci¨¦ndolo- esa indiferencia, esa chapucera atm¨®sfera romana, que, luego, de modo milagroso, despu¨¦s de los tres primeros golpes de batuta de Ferrara o Previtali, se recompon¨ªa armoniosamente. Esto me parec¨ªa -y asi queria contarlo- como el ap¨®logo de una utop¨ªa posible. Otra vez m¨¢s fue visto e interpretado de manera muy diferente...
Colegial en fuga
P. Desde siempre, usted invita a interpretar su cine justamente como otra cosa que una incur si¨®n en la realidad. Pero si lo so metemos a una revisi¨®n comprobamos que, a pesar de ello, usted ha hecho tambi¨¦n, a la manera de Fellini, naturalmente, una historia de estos a?os nuestros y sus problemas: ah¨ª est¨¢ la provincia que, antes de ser descubierta por el Censis, dorm¨ªa; la degradaci¨®n de Roma, el feminismo, el desorden dentro y fuera de nosotros, la colorid¨ªsima estupidez de la televisi¨®n...R. Tendr¨¦, sin quererlo, un inconsciente organizador. Lo que yo conozco verdaderamente tiene que ver con los medios artesanales de mi trabajo: maderas, clavos... Por otra parte, ?podr¨ªa decirme usted c¨®mo es posible ser objetivo con la subjetividad? A prop¨®sito de esta ¨²ltima pel¨ªcula m¨ªa se ha dicho y escrito: "Fellini se confiesa", "he aqu¨ª el desv¨¢n de Fellini"; y otras cosas por el estilo que me ponen la piel de gallina...
Mire usted: Bergman, incluso cuando habla de s¨ª mismo, habla siempre de temas fundamentales, como Dios o la muerte. A m¨ª, incluso en este intento de inerme sinceridad que es La entrevista, me ocurre constantemente querer dar el salto del colegial en fuga y me escapo por la tangente... En Ocho y medio ya me puse delante del espejo.
De La entrevista podr¨ªamos decir que es como uno que se contempla en un espejo sin espejo. Podr¨ªamos decir que se escenifica el vac¨ªo. O quiz¨¢ no. ?Dios m¨ªo!, c¨®mo me pesa la expectaci¨®n que provocan mis pel¨ªculas.
P. Podr¨ªa usted dirigir una ¨®pera... As¨ª descansar¨ªa algo...
R. ?Por favor! Hace unas noches Giulietta me dec¨ªa: "Mira el Nabucco que pasan por la televisi¨®n". Yo ech¨¦ una ojeada y dije: "Pero si es La fuerza del destino". Giulietta, que es una mel¨®mana, se ofendi¨®. Pero sucede que, en verdad, me confundo. Algunas veces he ido a la Scala a ver ¨®pera, y siempre, seg¨²n mi parecer, he visto el mismo fragmento: siempre un anciano que lanza imprecaciones, una mujer que muere, siempre la misma aria truculenta. S¨ª, me doy cuenta de que los responsables de esos espect¨¢culos contin¨²an pensando en m¨ª porque mi cine es acusadamente escenogr¨¢fico, hecho de decorados y luces violentas. Pero siempre he desilusionado a todos los intendentes de los teatros l¨ªricos. Antes o despu¨¦s, quiz¨¢s, har¨¦ algo especial para explicarles por qu¨¦ no hago ¨®pera.
El anticipo
P. Y Am¨¦rica, de Kafka, ?qu¨¦ tiene que ver con La entrevista?R. Tambi¨¦n es un pretexto narrativo: digo que quiero rodar una pel¨ªcula sobre la novela de Kafka, y ello me da ocasi¨®n de realizar ensayos experimentales que introduzco en el filme. Estos ensayos, en mi oficio, no sirven en realidad, porque si un director, despu¨¦s de tantos a?os de trabajo no reconoce la cara de un per~onaje suyo, puede c¨¢rnblar de profesi¨®n. De todas formas, son ¨²tiles para proporcionar ese toque de profesionalidad que se desea. Se trata de un modo algo hip¨®crita de decirse a s¨ª mismo que la inspiraci¨®n est¨¢ llegando... Estos ensayos son un poco como el anticipo...
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