Reagan aprob¨® el canje de armas por rehenes
Ronald Reagan, a pesar de sus reiterados desmentidos, autoriz¨®, en el verano de 1985, un intercambio de armas por rehenes con Ir¨¢n, pero no se ha logrado demostrar que conociera o aprobara el desv¨ªo de fondos procedentes de esta operaci¨®n a la contra nicarag¨¹ense. ?sta es la principal conclusi¨®n del informe preliminar elaborado por el comit¨¦ de informaci¨®n del Senado, filtrado a la Prensa y revelado por la cadena de televisi¨®n NBC. Su impacto puede que sea peque?o, ya que no aporta nuevas pruebas para apoyar la tesis de una conspiraci¨®n o encubrimiento dirigidos por el presidente.
Un nuevo documento del Consejo de Seguridad Nacional, tambi¨¦n filtrado ayer, refuerza la idea de que Washington realiz¨® simplemente un canje de armas por rehenes. El informe del Senado, que la Casa Blanca estaba deseando que se publicara, a lo que se negaron los dem¨®cratas, por considerarlo "incompleto", y por temer que pudiera lavar antes de tiempo la actuaci¨®n presidencial, "muestra a un presidente culpable de juicio err¨®neo", afirm¨® el senador Daver Durenberger, que presidi¨® el comit¨¦. Aparece un Reagan mal informado, incapaz de dominar la direcci¨®n de la pol¨ªtica exterior, lo que para la Casa Blanca a estas alturas del esc¨¢ndalo supone s¨®lo un mal menor.Pero las preguntas fundamentales del Irangate -?cu¨¢nto dinero fue desviado a los rebeldes antisandinistas?, ?lo recibieron estos realmente, o se qued¨® en el camino?, ?cu¨¢ndo supo el presidente que se estaba enviando ilegalmente dinero a la contra?, ?se hizo con su autorizaci¨®n?- no son respondidas por este informe ;
Esta labor debera ser completada por los dos comit¨¦s especiales del nuevo Congreso y el fiscal especial.
Un memor¨¢ndum de Oliver North, del 4 de abril de 1986, establece un plan para desviar dinero procedente de Ir¨¢n a los antisandinistas.
El informe del Senado revela tambi¨¦n que cuando los secretarios de Estado, George Shultz, y de Defensa, Caspar Weinberger, se opusieron a que esta labor siguiera, North dijo: "Si la bloqueamos, los rehenes morir¨¢n".
Pero el informe inicial, que fue censurado por la Casa Blanca y la CIA, deja claro que funcionarios de la Agencia Central de Inteligencia sab¨ªan, al menos desde marzo de 1986, tras ser advertidos por el intermediario iran¨ª, Manucher Ghorbanifar, que se estaban desviando fondos a la contra procedentes de la venta de armamento a Jomeini.
El informe ofrece abundante evidencia para afirmar que William Casey, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que ha sido puesto fuera de la escena por un c¨¢ncer en el cerebro, no dijo la verdad y no advirti¨® al presidente cuando se enter¨® de la conexi¨®n nicarag¨¹ense. El 6 de octubre del pasado a?o, el n¨²mero dos de la CIA, Robert Gates, que hoy est¨¢ actuando como director en funciones, lo puso en conocimiento de Casey.
Casey se limit¨® a decirle al consejero de Seguridad Nacional, John Poindexter, en octubre del pasado a?o, que le pidiera al asesor legal de la Casa Blanca que investigara el desv¨ªo. Pero Poindexter dijo que no pod¨ªa confiar en que ¨¦ste mantuviera el secreto, lo que expone un papel mayor del almirante Poindexter, que perdi¨® su puesto por el esc¨¢ndalo de la operaci¨®n. Poindexter le coment¨® al jefe del gabinete presidencial, Donald Regan, que hab¨ªa autorizado el desv¨ªo de fondos para los sandinistas, supuestamente ilegal, porque, dijo, le "daban pena" los contra.
Enga?o a los superiores
El informe revela que el teniente coronel Oliver North y su jefe Poindexter enga?aron a sus superiores sobre el Irangate, pero no pueden obtenerse del mismo conclusiones definitivas del papel desempe?ado por el presidente en el esc¨¢ndalo.Por su parte, el diario The Washington Post public¨® ayer un memor¨¢ndum del Consejo de Seguridad Nacional preparado para informar al presidente, en enero de 1986, recomend¨¢ndole que el suministro de armas al r¨¦gimen isl¨¢mico de Teher¨¢n "puede ser la ¨²nica posibilidad" de conseguir la liberaci¨®n de los rehenes norteamericanos en Beirut.
Tambi¨¦n se afirmaba en el documento, que fue le¨ªdo al presidente por Poindexter, en presencia del vicepresidente, Goerge Bush, y de Donald Regan, que se detendr¨ªa la entrega de armas si todos los rehenes no eran liberados despu¨¦s del primer suministro de 1.000 misiles tow (anticarrro).
Todos los prisioneros no fueron puestos en libertad, pero Washington continu¨® enviando armas.
La Casa Blanca hizo p¨²blicos ayer la orden secreta del 17 de enero y el documento explicativo previo, obra de North. Fuentes gubernamentales aseguran que los dos documentos defienden la posici¨®n oficial de que tambi¨¦n hab¨ªa un objetivo geoestrat¨¦gico detr¨¢s de la venta de armas a Teher¨¢n.
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