Miami, un negro exilio para los 'nicas'
Personas sin escr¨²pulos explotan la situaci¨®n de ilegalidad de los exiliados en Estados Unidos
Ana es una nicarag¨¹ense de 26 a?os de la ciudad de Granada (Nicaragua), donde viv¨ªa con su marido y su hijita, que ahora tiene seis a?os. Asegura Ana que su marido se hizo sandinista y se fue a Cuba, "donde le lavaron el cerebro". "?l no cree ni en Dios, y yo me vine escapada". La joven atraves¨® la frontera entre M¨¦xico y EE UU, donde Ana asegura que el coyote (gu¨ªa que por dinero pasa ilegalmente a los que quieren entrar en el para¨ªso) le rob¨® 800 d¨®lares. Dentro de lo que cabe, Ana sali¨® bien librada. En el Centro Asistencial Nicarag¨¹ense (CAN) de Miami atendieron recientemente a dos j¨®venes que fueron violadas por un coyote, y "ahora una est¨¢ embarazada".
Ana lleg¨® por primera vez al CAN en busca de ayuda, con los nervios destrozados, porque no pod¨ªa soportar el trabajo que hac¨ªa. "Yo aqu¨ª lloro todos los d¨ªas", explica Ana. Su trabajo consist¨ªa en cuidar a dos ancianos: a don Delfin, un espa?ol de 89 a?os, y a su esposa cubana, de 85 ("Ten¨ªa que ba?arles, cocinar y darles de comer. ?l me escup¨ªa en la cara y me ara?aba) durante los siete d¨ªas de la semana, con s¨®lo cuatro horas libres, por 100 d¨®lares semanales (13.000 pesetas). "Aqu¨ª la mayor¨ªa de los cubanos son explotadores", exclama un hombre nicarag¨¹ense que escucha a Ana contar sus penalidades. Clarisa Lacayo, una nicarag¨¹ense que se encarga de la asistencia a sus compatriotas en el CAN, le corrige: "No son los cubanos, sino la situaci¨®n de ilegalidad y explotaci¨®n en que viven los nicarag¨¹enses".En Miami se festeja la llegada de cada cubano que consigue escapar de la isla, y se le recibe como un h¨¦roe, mientras que cada d¨ªa muchos nicarag¨¹enses llegan con lo puesto y se encuentran en situaci¨®n de ilegalidad ante las autoridades migratorias de Estados Unidos. Clarisa Lacayo explica que "la falta de permiso de trabajo va a obligar a muchos a delinquir".
Un joven nicarag¨¹ense, Donal Baldiz¨®n, explica que esto ya ocurre, y cuenta que "en la calle 36 hay unos 14 j¨®venes nicas que viven todos en una casa. Duermen por los suelos y est¨¢n all¨ª sin padre ni madre. El mayor no llega a 20 a?os. Salen a las ocho de la ma?ana a andar con los maricones, que son los ¨²nicos que les dan 30 d¨®lares, y con eso se compran una piedra de crack (nueva droga sint¨¦tica) o marihuana". Un hombre a?ade que "bajo el puente de ah¨ª cerca hay tambi¨¦n cinco o seis que viven all¨ª con los locos, entre latas de cerveza vac¨ªas". La falta de permiso de trabajo sirve para que algunos los contraten como mano de obra barata para trabajos insoportables.
En CAN conocen el caso de otra joven nicarag¨¹ense que trabajaba en casa de "una se?ora archimillonaria cubana de 85 a?os. Era alcoh¨®lica y le hac¨ªa servir con cofia y cocinar con gorro. Ten¨ªa el refrigerador cerrado con llave. La chica ten¨ªa que dormir en la misma cama con una perra vieja y enferma que supuraba y ten¨ªa heridas abiertas".
Estatuto de asilado
El joven Baldiz¨®n se lamenta de que las autoridades de Estados Unidos sean reacias a reconocer el estatuto de asilado pol¨ªtico a los nicarag¨¹enses. Dice Baldiz¨®n que ¨¦l estaba en el Frente Interno de oposici¨®n al sandinismo. "Me fui a Honduras en 1983, y luego para ac¨¢. Ilegal, como todos. Hice toda clase de trabajos. Mi padre est¨¢ preso en Tipitapa (Nicaragua), condenado a 12 a?os de c¨¢rcel por los Tribunales Populares Antisomocistas por asociaci¨®n para delinquir y atentado contra el orden p¨²blico, pero lo que hab¨ªa hecho fue estar en estado de ebriedad y hablar incoherencias contra los sandinistas".Dona Coco es una testigo de Jehov¨¢ que tambi¨¦n trata de conseguir asilo pol¨ªtico en Estados Unidos. Asegura que los sandinistas mataron a su ¨²nico hijo var¨®n, Dagoberto Blanco, que "jugaba al f¨²tbol en el equipo de la universidad Centroamericana (UCA)". En realidad, su hijo muri¨® en la guerra, pero Dona Coco considera que lo mataron los sandinistas "porque le obligaron a ir a la guerra para darle el t¨ªtulo".
Ahora, en Estados Unidos, con su otra hija y su nieto, que tambi¨¦n se llama Dagoberto, quiere solicitar asilo pol¨ªtico. "Ya les llev¨¦ un peri¨®dico donde hablaba de la muerte de mi hijo, pero quieren m¨¢s pruebas. Era mi ¨²nico hijo, y quieren m¨¢s pruebas. Mi marido nos abandon¨® y yo estaba sola con mi hija despu¨¦s de morir el hijo. Los sandinistas quer¨ªan que cuidara las calles por la noche, pero yo me negu¨¦".
"?Por qu¨¦ a los nicarag¨¹enses no nos dan asilo pol¨ªtico en Estados Unidos y a los cubanos s¨ª?", se pregunta un hombre que trabajaba en el taller de fotomec¨¢nica del diario de oposici¨®n La Prensa, que fue clausurado el pasado mes de junio por el Gobierno de Nicaragua, y a?ade: "Uno no pide residencia en EE UU; s¨®lo un permiso de trabajo temporal".
En las oficinas de CAN se da asistencia legal gratuita a los nicarag¨¹enses en todas las cuestiones de trato con las autoridades de emigraci¨®n de Estados Unidos, se facilitan trabajos y se les reparte ropa usada de algunos donativos. Se hace de todo un poco. Clarisa Lacayo dice que viven de las donaciones que reciben de nicarag¨¹enses ricos. "Los s¨¢bados viene un abogado aqu¨ª que trabaja gratis".
La odisea de una maestra
Mientras Lacayo explica el funcionamiento de la oficina entra una familia, un matrimonio y un chico de 17 a?os. La mujer era maestra en Managua y acaba de llegar a Miami, despu¨¦s de pasar ilegalmente la frontera entre M¨¦xico y el Estado norteamericano de Tejas. La maestra tuvo que pagar 150 d¨®lares (unas 20.000 pesetas) al coyote por pasarla ilegalmente a Estados Unidos, pero la captur¨® la patrulla migratoria y la llevaron al condado de San Benito (Tejas). "All¨ª me dijeron que todo se pod¨ªa arreglar si pagaba 1.000 d¨®lares (130.000 pesetas), pero yo no los ten¨ªa. Me escap¨¦ de all¨ª porque ya me iban a llevar al corral¨®n". Desde Tejas, la maestra lleg¨® a Miami, donde reside ilegalmente su marido desde julio y que anda "aplanando las calles, como decimos en Nicaragua, sin hacer nada, en busca de trabajo".Los dos llegaron a EE UU despu¨¦s de un viaje en autob¨²s desde Managua. El hombre tuvo m¨¢s suerte que su mujer, y no le capturaron al cruzar ilegalmente la frontera "el 4 de julio pasado, el d¨ªa de la independencia norteamericana". "Me baj¨¦ del autob¨²s a las nueve de la noche del lado de M¨¦xico, y luego camin¨¦ por monta?as toda la noche y todo el d¨ªa siguiente, m¨¢s de 24 horas".
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