Reh¨¦n por medio d¨ªa
El presidente ecuatoriano, Le¨®n Febres Cordero, acudi¨® el pasado viernes a una ceremonia militar en la base a¨¦rea de Taura, en las proximidades de Guayaquil, al suroeste del pa¨ªs, Se trataba, en principio, de un mero acto oficial. Sin embargo, su secuestro durante casi 12 horas por un grupo de paracaidistas convirti¨® la Visita en una peripecia novelesca que mantuvo en vilo al pa¨ªs e hizo tambalear a la joven democracia.Apenas iniciado el acto, el mandatario y sus acompa?antes -entre los que se encontraba el ministro de Defensa, general retirado Medardo Salazar Navas- son inmovilizados y apresados. Se produce entonces un breve, pero intenso, tiroteo, a consecuencia del cual resultan muertas dos personas, seg¨²n datos oficiales, y heridas otras ocho.
Nada m¨¢s conocerse el suceso, asume la presidencia de forma interina el vicepresidente, Blasco Pe?aherrera Padilla, quien decreta inmediatamente el estado de emergencia y la censura de Prensa.
Poco despu¨¦s, aparece en la televisi¨®n un oficial de la Fuerza A¨¦rea que anuncia una alocuci¨®n del jefe del Estado. Con una fotograf¨ªa suya fija en pantalla, Febres Cordero se dirige al pa¨ªs para pedir calma. El presidente, que habla desde la base de Taura, declara que ha dado instrucciones a los mandos castrenses para evitarla movilizaci¨®n militar.
Aunque ya han manifestado su deseo de que sea liberado el general Frank Vargas Pazzos, ex jefe de la Fuerza A¨¦rea que protagoniz¨® en marzo pasado un intento de golpe de Estado, los sublevados precisan sus exigencias a trav¨¦s de un comunicado radiado dirigido al Congreso y que es le¨ªdo por la esposa de Vargas, Miriam. Los rebeldes piden, adem¨¢s de la liberaci¨®n de Vargas, la destituci¨®n del presidente y de los tres jefes de las Fuerzas Armadas.
Finalmente, Pe?aherrera, en nombre del Gobierno y para evitar un derramamiento de sangre, accede a liberar a Vargas. Una vez que ¨¦ste llega a Taura y entra en la principal base a¨¦rea del pa¨ªs, Febres Cordero es liberado por sus captores.
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