Las tres mentiras del diablo
Banesto hereda la inversi¨®n ferroviaria del Cr¨¦dito Mobiliario y es un banco de negocios de mayor¨ªa francesa hasta 1916
Un anciano financiero explica que en 1902, cuando se cre¨® el Banco Espa?ol de Cr¨¦dito (Banesto), como sucesor del Cr¨¦dito Mobiliario Espa?ol, se comentaba con iron¨ªa que ese banco era Ias tres mentiras del diablo, porque no era banco, ni espa?ol, ni de cr¨¦dito". No era banco, porque heredaba a una sociedad caracterizada m¨¢s bien por la inversi¨®n en valores que por la actividad prestamista; no era espa?ol, porque el 70% de sus acciones estaba en manos francesas (los hermanos Pereire y la Banca de Par¨ªs y de los Pa¨ªses Bajos, la Paribas), y no era de cr¨¦dito, porque apenas desarrollaba una actividad comercial bancaria.Sin embargo, Banesto ha llegado a ser el banco espa?ol por antonomasia. Si Par¨ªs bien val¨ªa una misa para el rey protestante, Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos hubiera cambiado su fortuna -cuando la hab¨ªa- por un puesto en el consejo de la entidad, que repetidamente trat¨® de conseguir.
Y es que, conservador en su gesti¨®n, opaco en su imagen, nacionalmente dependiente en su origen y endog¨¢mico en su sociolog¨ªa, el Banco Espa?ol de Cr¨¦dito re¨²ne como empresa algunos de los paradigmas tradicionales del sistema financiero espa?ol. Varias de las tormentas que hoy le aquejan, como la pol¨¦mica judicial con la familia Coca, o las sordas tensiones en torno a la futura presidencia, echan sus ra¨ªces en la historia: en la vocaci¨®n de gran tama?o o en el poder, intocado a trav¨¦s de las generaciones, de un reducido y permanente n¨²cleo de familias influyentes.
El caso Coca, iniciado cuando Banesto absorbi¨® en 1978 al Banco Coca para evitar ser sobrepasado en el ranking por el Banco Central, testimonia una clara vocaci¨®n de gran tama?o. Vocaci¨®n que ya anunciara el fundador del Cr¨¦dito Mobiliario Espa?ol -padre de Banesto-, el franc¨¦s Isaac Pereire, quien en 1855 defin¨ªa esas sociedades de cr¨¦dito como "dep¨®sitos inmensos, en los que se acumular¨ªa el capital disponible de un pa¨ªs y de donde se le sacar¨ªa cuando quiera que se le necesitase".
Distinto a todos
El poder de las familias de Banesto, su fortaleza y su debilidad, deriva igualmente de su fundaci¨®n y de su historia. La creaci¨®n del banco sigui¨® un esquema muy diferente al de los otros grandes del sector. As¨ª, el Banco de Bilbao (el decano, 1857) y el de Vizcaya (1901) respondieron a la iniciativa concreta de grupos de empresarios vascos deseosos de impulsar la financiaci¨®n de su proyecto industrializador. El Hispano surgi¨® en 1901 del empuje de un indiano enriquecido en M¨¦xico, Antonio Basagoiti, y de sus amigos, que repatriaron sus personas y capitales con el desastre del 98. El Santander era, desde 1857, una banca local muy arraigada en la regi¨®n c¨¢ntabra. El Banco Popular naci¨® en 1926 y se fue extendiendo despu¨¦s de la guerra mediante el establecimiento de una serie de bancos regionales. Finalmente el que tuvo un origen m¨¢s singular, de tono federalizante, fue el Banco Central (1919), producto de la suma de iniciativas de varias casas de banca -como Aldama y Compa?¨ªa, madrile?a, y Sucesores de A. Jim¨¦nez, abulense-, muchas de ellas con una localizaci¨®n geogr¨¢fica perif¨¦rica (Guip¨²zcoa, Santander, Navarra, Albacete, Zaragoza, Granada).
Las actas de nacimiento de todas esas entidades certifican or¨ªgenes bien distintos, del empuje indiano a la necesidad de lo industriales, pasando por la fede raci¨®n de peque?os esfuerzos Pero en todos los casos se observa un doble eje com¨²n: surgen de una iniciativa territorialmente definida -la mayor parte de accionistas son siempre espa?oles- y concretan unos intereses econ¨®micos -a veces de ¨¢mbito regional- anteriores a la existencia del propio banco. Algo que no suceder¨¢, precisamente con el Banesto.
Al contrario, este banco es hijo de la iniciativa francesa. Durante bastantes a?os los franceses mandan en ¨¦l. El grupo espa?ol es, primero, subordinado; despu¨¦s, minoritario; siempre enfeudado. La c¨²pula dirigente, nacionalizada a mitad de la primera guerra mundial, se coopta entre los t¨ªtulos de la Restauraci¨®n, ex ministros -sobre todo, de Hacienda- y militares. En suma, en el establecimiento m¨¢s asentado.
Banesto nace en 1902, como heredero del Cr¨¦dito Mobiliario Espa?ol. Es ¨¦ste una sociedad de cr¨¦dito fundada en 1856 por los hermanos Emilio e Isaac Pereire (due?os del Cr¨¦dit Mobiller de France) al amparo de la ley redactada en ese a?o, expresamente para ellos y los Rotschild. Es tos financieros europeos persi guen la creaci¨®n de una gran banca de negocios que impulsara la extensi¨®n del ferrocarril, atrasado en Espa?a respecto del resto de Europa, as¨ª como de otras grandes obras, p¨²blicas. En el consejo de administraci¨®n, adem¨¢s de los Pereire, figuran el duque de Alba, el duque de Rivas, Enrique O'Shea.
A final de su primer a?o, el 63,5% de la inversi¨®n se ha dirigido a las l¨ªneas f¨¦rreas del Norte, las minas de carb¨®n de Barruelo y la Compa?¨ªa de Gas de Madrid. En 1858 funda la Compa?¨ªa de Caminos de Hierro del Norte de Espa?a, para enlazar Madrid con la frontera francesa. Participa tambi¨¦n en la Compa?¨ªa General Trastl¨¢ntica (con los G¨¹ell) y en Tabacos de Filipinas.
Tras diversas vicisitudes -ca¨ªda de los fundadores en Francia, escasa rentabilidad de las inversiones en Espa?a- el Cr¨¦dito Mobiliario se transforma en 1902 en un banco.
El nuevo Banco Espa?ol de Cr¨¦dito se crea el 1 de mayo de 1902 con 20 millones de pesetas de capital y 39 empleados. Sucede al Cr¨¦dito Mobiliario en sus relaciones con las participadas La Uni¨®n y el F¨¦nix Espa?ol, la Compa?¨ªa Madrile?a de Alumbrado y Calefacci¨®n por Gas, y las sociedades de ferrocarriles. En el capital siguen mandando los franceses: un 30% es del grupo Pereire; un 40%, de la Paribas y otros bancos exfranjeros; y el 30% restante lo suscribe un grupo .espa?ol, cuya importancia proviene m¨¢s de su identidad que de su capital. Esta composici¨®n se refleja en la bicefalia de la entidad, con un consejo dividido en "dos secciones": el consejo de Madrid y el comit¨¦ de Par¨ªs.
Preside el consejo espanol Cayetano S¨¢nchez Bustillo, ex ministro de Hacienda; Gustavo Pereire ejerce de vicepresidente; y Leon Cocagne, de director general. Los consejeros espa?oles son Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde, ex ministro de Hacienda; Gonzalo Figueroa, hermano del conde de Romanones; Ram¨®n Mart¨ªnez Campos, duque de la Seu d'Urgell, hijo del general que restaur¨® la monarqu¨ªa en Sagunto; el conde de Mejorada del Campo. Jos¨¦ G¨®mez Acebo, quien ser¨¢ marqu¨¦s de Cortina en 1917 y ministro de Hacienda en 1918, act¨²a como censor. Y como memorialista: "Unos d¨ªas antes [de ser creado] nos hab¨ªa convocado el que iba a ser presidente, don Cayetano S¨¢nchez Bustillo, a una gran comida en Lhardy. A pesar de los a?os transcurridos me parece que estoy viendo", escribir¨¢ G¨®mez Acebo un cuarto de siglo despu¨¦s, "el asotanado saloncillo del cl¨¢sico restaurant, con aquellos respetables se?ores luciendo la indumentaria de la ¨¦poca, o sea, con sus barbas puntiagudas cuidadosamente recortadas, sus fracs rabitortones y sus abultadas pecheras. Era lo que se podia llamar entonces la nata y flor".
La nacionalizaci¨®n
Banesto sigue siendo, al igual que su antecesor, un "banco de negocios", como rezan sus papeles, a imagen de la Paribas, con la que participa en diversas operaciones como empr¨¦stitos a diversas administraciones. A diferencia del grupo de cabeza de la banca espa?ola, los dos primeros a?os de la primera gran guerra no le reportan beneficios, dado su car¨¢cter hispano-franc¨¦s y las oscilaciones de sus valores extranjeros. En 1916, con una peseta muy alta respecto al franco -superior al doble que 14 a?os antes-, los accionistas franceses deciden vender, haciendo un negocio redondo,
Los compradores est¨¢n capitaneados por el propio Jos¨¦ G¨®mez Acebo. La operaci¨®n tiene, por el car¨¢cter de sus participantes, "un car¨¢cter bastante pol¨ªtico", seg¨²n se reconoce en la casa. Est¨¢n en ella tambi¨¦n Manuel Arg¨¹elles, quien pronto ser¨¢ ministro de Hacienda, padre del actual vicepresidente del banco, Jaime Arg¨¹elles Armada; Alfonso Escobar, marqu¨¦s de Valdeiglesias, propietario del influyente diario La Epoca, y Luis Alvarez de Estrada Luque, bar¨®n de Las Torres. Concluida la guerra, el banco, "sin dejar de ocuparse en la labor en que hasta entonces se especializara", los negocios, como indican sus textos, se hace m¨¢s comercial e inicia una pol¨ªtica de fuerte expansi¨®n, apoyada -en una estrategia de absorciones y de apertura de sucursales.
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