Fawn Hall
El Watergate de Ronald Reagan ya tiene a su hero¨ªna
Fawn Hall, secretaria de Oliver North en el Consejo de Seguridad Nacional, ha saltado a la fama tras revelarse que, en un ¨²ltimo acto de disciplina laboral, ayud¨® a su jefe a destruir papeles comprometedores del Irangate y alter¨® cuatro documentos, borrando nombres, para proteger a personas de la Casa Blanca. Esta secretaria de 27 a?os, con una belleza del tipo de la guapa rubia norteamericana que gana los concursos de misses, compensar¨¢ un esc¨¢ndalo hasta ahora protagonizado por ancianos con c¨¢ncer, atormentados suicidas y un grupo de audaces fontaneros del cuerpo de marines.
La lealtad de Hall hacia North ha quedado cortada en seco cuando el fiscal especial del esc¨¢ndalo, el juez Lawrence Walsh, le ofreci¨® a Hall inmunidad para que lo contara todo. Su explosivo testimonio ante los comit¨¦s especiales del Congreso, y bajo los focos de la televisi¨®n ha mantenido en vilo a todo el pa¨ªs.Una secretaria de Nixon, Rose Mary Woods, tambi¨¦n atrajo la atenci¨®n en el Watergate por su participaci¨®n en el encubrimiento borrando partes de las cintas magnetof¨®nicas. "Lo que nos faltaba ahora es el ¨¢ngulo sexual de la historia", coment¨® un portavoz de la Casa Blanca. La idea de que una mujer tremendamente atractiva, que ocupaba un puesto puramente burocr¨¢tico (categor¨ªa GS-9 y 25.000 d¨®lares de sueldo al a?o), sea capaz de tirar de la manta y arrastrar la presidencia de Ronald Reagan est¨¢ cargada de un morbo especial.
"Me siento un poco abrumada por todo esto, pero, como dijo Andy Warhol, todo el mundo es famoso durante 15 minutos en su vida", ha sido la primera declaraci¨®n de Fawn a la Prensa, en una memorable aparici¨®n organizada por su abogado que m¨¢s parec¨ªa la presentaci¨®n de una nueva estrella de cine. Fawn Hall pasaba modelos en sus ratos libres.
Su madre, Wilma, fue secretaria de Robert McFarlane y de John Poindexter, ex consejeros de Seguridad Nacional y piezas claves en el Irangate. El padre de Fawn es fot¨®grafo en el Pent¨¢gono. Para que no faltara nada, Fawn, ex girl scout, fue durante unos meses, precisamente cuando destruy¨® las pruebas del esc¨¢ndalo, novia del hijo de Arturo Cruz, uno de los l¨ªderes de la contra nicarag¨¹ense. ?ste, que colabor¨® en un primer momento con los sandinistas y ahora estudia y escribe libros en Washington, pero est¨¢ plenamente identificado con los contra, acab¨® ya su romance, al que se opon¨ªa North por pensar que el novio podr¨ªa ser un agente de Managua.
El hijo de Cruz describe a su novia como una mujer de principios, tradicional, muy leal a Estados Unidos, al presidente y a North. Era una aut¨¦ntica secretaria de confianza, que cubr¨ªa al audaz Rambo cuando ¨¦ste abandonaba Washington en sus frecuentes misiones especiales. Por sus dedos pasaba la historia de esta Administraci¨®n activista. Por ejemplo, Fawn mecanografi¨® los informes preparatorios de la invasi¨®n de la isla caribe?a de Granada.
Hall, que vive en casa de sus padres y es aficionada al f¨²tbol americano (su equipo es el Redskins de Washington), tiene cerebro tras su cara guapa, afirman sus amigas. No se lo cree, es honesta y lista, y nunca hab¨ªa pensado dejar su trabajo como secretaria por la carrera de modelo. Con sus ojos azules, melena tipo Farrah Fawcett y aspecto de Lolita sana que ha bebido mucha leche, Fawn Hall se ha convertido en la nueva estrella del Irangate.
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