El triunfo de los arcos
Esta semana ha registrado el triunfo de los instrumentos de arco. Clausur¨® la Fundaci¨®n March su Ciclo para viol¨ªn solo a cargo de Gongal Comellas. Despu¨¦s de los programas dedicados al barroco (Biber, Telemann, Bach) y al romanticismo de Paganini, con la ejecuci¨®n de todos los caprichos, correspondi¨® la vez a los autores contempor¨¢neos Roberto Gerhard, Rodolfo Halffter y Bela Bartok. La Chacona de Gerhard data de 1959 y fue estrenada, en los Macnaghten Concerts, de Londres, por Yfrah Neaman. Perfecta en su concepci¨®n y escritura virtuos¨ªstica, la pieza acusa la tan frecuente aridez de la m¨²sica gerhardiana. En el Capricho de 1978, demuestra Rodolfo Halffter una mayor frescura de invenci¨®n y, a diferencia del sch6ngbergiano Gerhard, evidencia su filiaci¨®n estravinskiana. En cuanto a la Sonata de Bartok, creada en Estados Unidos en 1944 por su destinatario, Yehudi Menuhin, es simplemente prodigiosa por la belleza de ideas, la calidad de la realizaci¨®n y el rigor de pensamiento. Comellas (Avinyonet, Gerona, 1945) fue lo que siempre es: un concertista de alt¨ªsima clase, t¨¦cnica bell¨ªsima y musicalidad ejemplar. El ¨¦xito, m¨¢s meritorio por tratarse de una convocatoria dif¨ªcil, fue inmenso y las ovaciones se sucedieron en entusiasta crescendo.
Ciclo de m¨²sica para viol¨ªn solo
Int¨¦rprete: Gonzalo Comellas. Obras de Gerhard, Bartok y Halffter. Fundaci¨®n March, 25 de febrero. Cuartetos de Beethoven. Int¨¦rprete: Cuarteto de Varsovia. Teatro Real, 26 de febrero.
Stradivarius
Contin¨²a el ciclo de los cuartetos de Beethoven organizado por la universidad Aut¨®noma y el Patrimonio Nacional. Con el Cuarteto de Varsovia, la colecci¨®n de Stradivarius rindi¨® en toda su calidad. Hace mucho tiempo que no escuch¨¢bamos una agrupaci¨®n con tan exacto sentido de lo que es y significa la "m¨²sica de c¨¢mara" en lo conceptual y en lo sonoro. Boguslav y Krzystof Bruzkowski, Artur Paciorkiewicz y Wojciech Walasek funden la voz de sus instrumentos en una unidad superior, lo que es muy distinto a tocar m¨¢s o menos simult¨¢neamente. De ah¨ª nace una nueva entidad sonora, el cuarteto, que suena espl¨¦ndidamente aterciopelada, que no rompe sus timbres en los ataques o en los fuertes culminantes.El Cuarteto de Varsovia hace m¨²sica de c¨¢mara como forma superior de cultura, como exigencia de sensibilidad, como producto de an¨¢lisis, como vida elevada, por decirlo en dos palabras. Ningunos pentagrarnas m¨¢s id¨®neos para mostrar las caracter¨ªsticas apuntadas que el tr¨ªptico de los cuartetos beethovenianos op. 18, n? 3; op. 59, n? 2, y el sorprendente y trascendental Cuarteto en fa mayor, op 135. En un solo programa, dieron una imagen cumplida de la evoluci¨®n beethoveniana hasta el momento mismo que, a unos meses de la muerte, abre las puertas al futuro. No fue ¨¦xito, sino verdadero triunfo, el alcanzado por el Cuarteto de Varsovia.
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