El presidente y la verdad

?Terminar¨¢ la presidencia de Ronald Reagan con 22 meses de incertidumbres, como sucede en estos momentos con su Administraci¨®n, a la que se le acaba la cuerda? ?O terminar¨¢ de una manera optimista, con una econom¨ªa sana, un r¨¢pido declinar del d¨¦ficit presupuestario y, como broche, un nuevo acuerdo con la URSS, disminuyendo dr¨¢sticamente los armamentos nucleares? Con el nombramiento de Howard Baker como jefe de gabinete, el presidente da la impresi¨®n de desear un equipo fuerte. ?Pero desea ser un presidente fuerte? La primera respuesta se producir¨¢ el mi¨¦rcoles, cuando se dirija a la naci¨®n en contestaci¨®n a la Comisi¨®n Tower. El test para este discurso, y para los pr¨®ximos 22 meses, ser¨¢ la atenci¨®n que ponga el presidente en decir la verdad. Mucho antes de la presente crisis, el presidente era famoso por sus disparates. ?Podr¨¢ este presidente, habilidoso vendedor y conmovedor actor con script, actuar de nuevo en esta l¨ªnea ante la Comisi¨®n Tower? Si lo consigue, estos 22 meses pueden resultar largos y grises. Pero si Reagan acepta gobernar y reconoce que s¨ª cometi¨® errores, que s¨ª fue indiferente, incluso irresponsable, ante lo que pod¨ªan hacer sus subordinados. Baker puede ser un brillante jefe de gabinete, pero esta designaci¨®n sigue sin haber contestado a la principal inc¨®gnita: ?qui¨¦n manda aqu¨ª? Hablando sin exageraciones, el mi¨¦rcoles el presidente podr¨ªa al fin dar la ¨²nica respuesta v¨¢lida: yo. 1 de marzo