En busca de la cultura perdida
Las Fallas pretenden integrar a escritores y artistas
Convertidas en un montaje tur¨ªstico que mueve miles de millones de pesetas y que repite de forma machacona los mismos dise?os art¨ªsticos, las Fallas de Valencia tratan de integrar en los ¨²ltimos a?os a escritores y artistas en la fiesta. La iniciativa pretende recuperar el ambiente de los a?os treinta, cuando pintores y escritores colaboraron con los artesanos falleros. El Ayuntamiento de Valencia ha roto una lanza, y la falla representativa de la ciudad, que se plantar¨¢ esta noche junto con las restantes 360, cuenta con un gui¨®n de Manuel Vicent y con un dise?o del dibujante de comics Sento Llobell.
Al comp¨¢s de la utilizaci¨®n pol¨ªtica de la fiesta, las fallas del franquismo apostaron por el monumentalismo en detrimento de la calidad y por los estereotipos folcl¨®ricos en perjuicio de la audacia cr¨ªtica. Nacidas a mediados del siglo XIX a partir de la costumbre de los artesanos y carpinteros de quemar los trastos viejos al final del invierno, las fallas han experimentado un crecimiento espectacular en las ¨²ltimas d¨¦cadas. 360 fallas grandes y otras tantas infantiles, que se plantar¨¢n esta noche y arder¨¢n el 19 de marzo, construidas por cerca de 3.000 trabajadores y artesanos y que integran a unas 90.000 personas en las distintas comisiones de barriada dan una idea de la dimensi¨®n ciudadana de la fiesta.De modo paralelo a esta expansi¨®n urbana las fallas buscaron una proyecci¨®n tur¨ªstica que atrajera hacia Valencia a decenas de miles de personas durante los cuatro d¨ªas que los monumentos permanecen plantados.
Estos fen¨®menos, junto a la f¨¦rrea censura ideol¨®gica de las autoridades franquistas, provoc¨® el alejamiento de los intelectuales y los artistas, as¨ª como de las organizaciones ciudadanas democr¨¢ticas. El divorcio entre la cultura y las posibilidades de expresi¨®n de la fiesta se hab¨ªa consumado.
Se quebraba as¨ª una tradici¨®n de colaboraci¨®n entre gentes de la cultura como los pintores Josep Renau y Artur Ballester y los escritores Carles Salvador y Ricard Sanmart¨ªn y los artesanos y gremios falleros. Este esfuerzo com¨²n comenz¨® en la d¨¦cada de los a?os veinte, pero alcanz¨® sus cotas m¨¢s altas durante la etapa republicana, cuando la fiesta explor¨® al m¨¢ximo las posibilidades de cr¨ªtica y fustigamiento de las actitudes sociales y pol¨ªticas. Algunos carteles y dise?os del que fuera responsable de Bellas Artes del Gobierno republicano, Josep Renau, atestiguan esta vitalidad cultural de las fallas.
Nuevos lenguajes
"Los sectores culturales valencianos se muestran muy receptivos hacia la colaboraci¨®n con las fallas, pero hace falta que estas iniciativas se concreten. Al mismo tiempo, habr¨ªa que arbitrar f¨®rmulas distintas para evitar que los artesanos falleros s¨®lo est¨¦n pendientes de los premios. Esta preocupaci¨®n les impide arriesgarse a ensayar nuevos lenguajes y est¨¦ticas renovadoras".Las palabras de Manolo Mart¨ªn, uno de los artesanos con m¨¢s prestigio en la ciudad, revelan todo un estado de opini¨®n. Con el apoyo del Ayuntamiento, Mart¨ªn ya plant¨® el a?o pasado una falla calificada de revolucionaria en cuyo montaje cont¨® con la ayuda del dibujante de comics Sento Llobell y del dise?ador de moda Francis Montesinos.
Llobell, uno de los m¨¢s prestigiosos dibujantes de c¨®mics, piensa que otros compa?eros de profesi¨®n estar¨ªan tambi¨¦n dispuesto a colaborar con el mundo de las fallas, pero reconoce que pocos artesanos falleros se atreven a introducir innovaciones. "Es necesario utilizar nuevos lenguajes en las fallas, porque hasta ahora todo se reduc¨ªa a una par¨¢bola", se?ala. Tanto Mart¨ªn como Llobell extienden esta necesidad de renovaci¨®n a la est¨¦tica. Ya el a?o pasado la falla de la plaza del Pa¨ªs Valenciano incluy¨® una apariencia distinta de los ninots a partir del dise?o de Llobell y del vestuario que aport¨® Francis Montesinos para disfrazar las figuras de Mart¨ªn.
Este a?o se repite la experiencia renovadora en la falla de la plaza del Pa¨ªs Valenciano, representativa de la ciudad y fuera de concurso con un coste superior a los ocho millones de pesetas, que cuenta con el escritor y periodista Manuel Vicent como guionista.
Empe?os similares a la hora de integrar a profesionales y artistas est¨¢n acometiendo comisiones de solera como la falla de Na Jordana, ubicada en el casco antiguo de Valencia.
Una enorme r¨¦plica del edificio del Ayuntamiento de Valencia, de 25 metros de fachada y 28 de alzada, se plantar¨¢ esta noche frente a la casa consistorial real. Con el lema Para que la falla sea un espejo, arder¨¢ en llamas la noche del 19 de marzo.
Como novedad sobresaliente de este a?o est¨¢n previstas actuaciones musicales y teatrales junto a la principal falla de la ciudad que en la parte posterior quedar¨¢ al descubierto para que el visitante pueda observar el entramado de madera y otros materiales del monumento.
En su salutaci¨®n festiva, el alcalde de la ciudad, el socialista Ricard P¨¦rez Casado, indica con un punto de socarroner¨ªa: "Supongo que muchos ciudadanos sentir¨¢n un s¨¢dico placer cuando vean arder en gigantesca pira ese Ayuntamiento que tantas preocupaciones les causa en algunos casos, que tantos impuestos les cobra o tanto tarda en arreglar su calle. A m¨ª me gustar¨ªa que la tradici¨®n secular se cumpliera, que en el fuego se quemaran todas las ineficacias, todas las burocracias, todos los problemas".
Un juego
Pero en su original gui¨®n, redactado en forma de carta a Manolo Mart¨ªn, artista postfallero, y a Sento Llobell, rey del c¨®mic, el escritor Manuel Vicent apunta a la esencia misma de las Fallas, de cualquier fiesta: "Olvidemos los mitos ancestrales, los ritos del paganismo, la purificaci¨®n por el fuego, la monserga del eterno retorno, la filosof¨ªa de la primavera y la peque?a literatura de los ciclos. Esto no es m¨¢s que una fiesta. Que todo vuelva al principio. Que esta falla sea un juego, un divertimento de ciudadanos modernos, una chanza ingenua de forasteros y vecinos".
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