Marcados por la colza
Los principales acusados han intentado rehacer sus vidas y negocios
Ram¨®n Ferrero, ex gerente y copropietario de la empresa Raelea, de Madrid, se enfrenta a un futuro incierto. Cuando fue detenido y encarcelado, en el mes de junio de 1981, con su hermano El¨ªas por su supuesta implicaci¨®n en el caso del s¨ªndrome t¨®xico se iba a cumplir un a?o de su boda, hab¨ªa estrenado domicilio y se ufanaba de haber encontrado una f¨®rmula que le convertir¨ªa en millonario.Ram¨®n Ferrero hab¨ªa efectuado, junto con su hermano, una importante inversi¨®n econ¨®mica en una nueva planta de fabricaci¨®n de garrafas de pl¨¢stico, envasado y distribuci¨®n de aceite, situada en el pol¨ªgono industrial de Alcorc¨®n, que hab¨ªa entrado en funcionamiento en 1979.
La reinserci¨®n social de Ram¨®n Ferrero ha sido por ahora un fracaso. En medios allegados a la familia se asegura que trat¨® de vender su casa e instalarse en otro barrio de Madrid, donde nadie le conociese y donde poder empezar una nueva vida. Pero su piso es uno de los bienes embargados, lo que le impide que pueda desprenderse de ¨¦l.
La planta de Alcorc¨®n tambi¨¦n est¨¢ embargada y clausurada por orden municipal, y Ram¨®n Ferrero ha consumido ya todos sus ahorros. De forma ocasional ha desempe?ado trabajos tan dispares como el de conductor de autom¨®viles particulares o descargador en el mercado central de abastos.
Ram¨®n Ferrero se crispa con facilidad cuando habla del caso. Alza la voz y amenaza con convertir el juicio en una plataforma desde la que denunciar¨¢ lo que considera un trato injusto e inhumano. Cuando, despu¨¦s de esta explosi¨®n de ira, su abogado Jos¨¦ Mar¨ªa Serret, o su esposa Conchita, logran calmarlo, se hunde con un inconsolable lamento.
Ferrero pas¨® sus peores momentos en la c¨¢rcel de Carabanchel; primero, cuando sus compa?eros de galer¨ªa, un numeroso grupo de etarras, le hicieron el vac¨ªo; despu¨¦s, cuando se cumpli¨® el plazo de 30 meses de prisi¨®n preventiva y el tribunal se neg¨® a otorgarle la libertad provisional. Ferrero estuvo en huelga de hambre durante cerca de un mes, y aseguran que entonces "se quebr¨® definitivamente su confianza en la justicia".
Un administrador huido
El clan familiar de los Bengoechea, propietarios de la empresa Rapsa, de San Sebasti¨¢n, es quiz¨¢ uno de los que con m¨¢s firmeza ha soportado los embates del procedimiento judicial. "Les han unido a¨²n m¨¢s la adversidad y la confianza en que la verdad se impondr¨¢ por encima de todo", asegura Juan Franco Otegui, abogado y pariente suyo.
Tambi¨¦n lo han perdido todo. La empresa Rapsa sucumbi¨® como consecuencia de los manejos del administrador judicial. Esta persona acab¨® huyendo a Brasil, llev¨¢ndose los pocos fondos que quedaban y tras destruir los libros de contabilidad.
Los hermanos Fernando y Juan Miguel Bengoechea fueron espectadores, desde la prisi¨®n de Martutene (Alava), de los desmanes de aquel administrador. En reiteradas ocasiones pidieron que se relevara al administrador judicial y que se nombrara un profesional con capacidad para llevar un negocio de aquellas caracter¨ªsticas. Pero el fiscal y el juez no atendieron esta petici¨®n, seg¨²n afirman los abogados.
Los bienes muebles e inmuebles de la empresa Rapsa fueron subastados para pagar los salarios atrasados de los trabajadores. Mientras, el edificio que hab¨ªa albergado la firma se iba deteriorando poco a poco, hasta el punto de que la techumbre se desplom¨® y las ruinas serv¨ªan de refugio a delincuentes y drogadictos. De Rapsa hoy no queda absolutamente nada.
Cuando los Bengoechea salieron de prisi¨®n intentaron volver al mundo de las grasas y del aceite, como comisionistas. Avanzan con muchas dificultades y a menudo se les han negado determinadas representaciones de productos importantes con la excusa de que antes debe aclararse su situaci¨®n judicial.
Los Bengoechea han sido los m¨¢s firmes defensores de las teor¨ªas del doctor Antonio Muro, fallecido en 1985, que descartaba que el s¨ªndrome t¨®xico hubiera sido causado por el aceite de colza y culpaba a los pesticidas utilizados en una plantaci¨®n de tomates.
La empresa Aceites Valencia, propiedad de los hermanos Tom¨¢s y Agust¨ªn Baviera, era, por el volumen de sus negocios, la sexta del pa¨ªs. Hab¨ªan logrado monopolizar pr¨¢cticamente el mercado del aceite desde la costa de Tarragona hasta la de M¨¢laga, al introducir un sistema de ventas ¨¢gil y din¨¢mico.
Las dificultades econ¨®micas surgidas con los embargos judiciales han provocado un expediente de suspensi¨®n de pagos, el pr¨¢ctico cierre de la empresa y un expediente de crisis que acab¨® con los puestos de trabajo de cerca de un centenar de empleados. "Ahora vivimos gracias a la ayuda de familiares y amigos", ha asegurado Tom¨¢s Baviera.
Los hermanos Baviera, defendidos por el abogado Jos¨¦ Ram¨®n Casab¨®, son quiz¨¢ los que con m¨¢s serenidad se enfrentan a la vista oral. Reconocen que esta serenidad con la que se enfrentan al procedimiento se debe, en gran parte, a que en la zona donde viven y donde suministraron aceite no se produjeron enfermos ni muertes, por lo que la presi¨®n ambiental y psicol¨®gica es inferior a la que rodea a otros acusados.
"Para ellos lo m¨¢s importante es no volver a la c¨¢rcel", afirma su abogado. Todo lo dem¨¢s lo ven en un segundo plano.
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