Subdesarrollo y dependencia
La lucha de los pa¨ªses en desarrollo para salir de su situaci¨®n econ¨®mica desventajosa sirve a los autores para reanudar el di¨¢logo ideol¨®gico que el experto J. B. Donges (v¨¦ase EL PA?S de los d¨ªas 31 de diciembre de 1986 y 2 de marzo de 1987) planteaba, desde una concepci¨®n que este art¨ªculo define como neoliberal, sobre los l¨ªmites y posibilidades de sus pol¨ªticas econ¨®micas. En este art¨ªculo se afirma que la gesti¨®n que los Gobiernos de los pa¨ªses subdesarrollados pueden desarrollar est¨¢ condicionada por agentes externos e internos de car¨¢cter no econ¨®mico.
M¨¢s all¨¢ de nuestros notables desacuerdos con las posiciones neoliberales en econom¨ªa, nos parece ciertamente importante el tema central de la pol¨¦mica suscitada entre J. B. Donges y nosotros, referida a los l¨ªmites y posibilidades de las pol¨ªticas econ¨®micas de los Gobiernos de los pa¨ªses subdesarrollados, en su intento de salir de su situaci¨®n de subdesarrollo.Donges cree que dichas pol¨ªticas econ¨®micas internas son el factor crucial del ¨¦xito o el fracaso de los distintos Gobiernos de los pa¨ªses subdesarrollados en el empe?o de alcanzar el desarrollo econ¨®mico. Nosotros creemos, por el contrario, que, si bien esas pol¨ªticas econ¨®micas internas juegan sin duda un papel muy importante, no son el factor exclusivamente determinante y ni tan siquiera en la mayor¨ªa de los casos el m¨¢s decisivo.
La situaci¨®n del subdesarrollo no es s¨®lo resultante de factores econ¨®micos; tambi¨¦n se da asimismo todo un conjunto de elementos condicionantes, econ¨®micos y no econ¨®micos, externos e internos al pa¨ªs en cuesti¨®n, que impiden cualquier generalizaci¨®n o reducci¨®n simplista del fen¨®meno: desarrollo hist¨®rico, localizaci¨®n geogr¨¢fica y geopol¨ªtica, estructura de clases, sistema pol¨ªtico e institucional, dotaci¨®n de recursos e infraestructura, nivel cultural y, sobre todo, el tipo de inserci¨®n en el contexto econ¨®mico mundial, del que derivan las relaciones espec¨ªficas que tienen los pa¨ªses subdesarrollados respecto a los principales centros de poder econ¨®mico y pol¨ªtico en el mundo.
En ese marco de elementos diversos y adversos, las pol¨ªticas econ¨®micas de los pa¨ªses subdesarrollados suelen tener unos m¨¢rgenes de actuaci¨®n extraordinariamente estrechos, con posibilidades de ¨¦xito muy limitadas. Las limitaciones se explican, en gran medida, por las distintas manifestaciones de la dependencia, tanto externa como interna: dependencia comercial de los mercados de los pa¨ªses centrales, en los que se llevan a cabo todo tipo de pr¨¢cticas proteccionistas frente a los productos de los pa¨ªses subdesarrollados, y de los canales de distribuci¨®n, controlados generalmente por grandes grupos monop¨®licos; dependencia tecnol¨®gica de un modelo ex¨®geno, dise?ado seg¨²n las finalidades de los grandes grupos industriales, al que no pueden acceder los pa¨ªses subdesarrollados m¨¢s que con la adquisici¨®n de dicha tecnolog¨ªa, en un proceso que aumenta las distancias de continuo; dependencia financiera de un sistema monetario y financiero internacional controlado por los principales pa¨ªses industrializados capitalistas, y de forma notoria por Estados Unidos, el pa¨ªs emisor de la principal moneda de reserva mundial, que es hoy, adem¨¢s, el pa¨ªs m¨¢s endeudado del mundo; dependencia cultural de un modelo de consumo de masas estandarizado y funcional en la producci¨®n en masa, difundido a trav¨¦s de las principales agencias monop¨®licas de medios de comunicaci¨®n e informaci¨®n internacionales, y, en ¨²ltima instancia, dependencia pol¨ªtica y militar, ya que las presiones pol¨ªticas e incluso la presencia militar condicionan severamente las posibilidades de actuaci¨®n pol¨ªtica y econom¨ªa internas, como la historia pone de manifiesto reiteradamente.
Junto a estas manifestaciones externas de la dependencia, est¨¢n tambi¨¦n las manifestaciones internas, que se articulan y posibilitan por la existencia de una estructura social interior polarizada, seg¨²n la cual, sectores sociales potenciados y ligados al capital transnacional y a poderes pol¨ªticos exteriores suelen ejercer a menudo las funciones pol¨ªticas rectoras en los pa¨ªses subdesarrollados al margen de los intereses del resto de la poblaci¨®n.
Porque si no, ?c¨®mo explicar la realidad del desarrollo en pa¨ªses como Afganist¨¢n, L¨ªbano o Nicaragua, si no tomamos en consideraci¨®n los factores sociales y pol¨ªticos no s¨®lo internos, sino principalmente externos? ?O es que el orden monetario y financiero internacional puede considerarse neutral? ?Es que las exiguas ayudas de los organismos internacionales y de los pa¨ªses desarrollados no exigen, por lo general, el establecimiento de modelos econ¨®micos y pol¨ªticos que, en ¨²ltima instancia, generan nuevas dependencias?
Para nosotros, son estas m¨²ltiples formas de dependencia, y no las supuestas torpezas o incapacidades para dise?ar correctas pol¨ªticas de desarrollo por parte de los Gobiernos de los pa¨ªses subdesarrollados, las que explican b¨¢sicamente el mantenimiento, en general, del subdesarrollo.
Donges, al etiquetar estas interpretaciones de "radicadas en las conocidas teor¨ªas del imperialismo y la dependencia", parece querer descalificarlas buscando la complicidad de aquellas personas que encuentran en estas expresiones terminolog¨ªas trasnochadas. Pero desde la cl¨¢sica presentaci¨®n de estas interpretaciones te¨®ricas se han hecho formulaciones m¨¢s completas y menos maniqueas, que suelen ser, por lo dem¨¢s, bastante desconocidas por aquellos que las desprecian, y ello a pesar de que tales interpretaciones suelen ser bastante m¨¢s ajustadas a los hechos de la realidad econ¨®mica internacional que las recurrentes suposiciones del fantasioso mundo de equilibrios, mercados homog¨¦neos y competencia libre, de los que nos hablan tan a menudo los te¨®ricos e ide¨®logos del liberalismo econ¨®mico.
?Son pues los m¨²ltiples mecanismos de dependencia solamente una inversi¨®n de teor¨ªas trasnochadas, y que son descalificables por generarse precisamente en zonas subdesarrolladas y no tener espacio en el discurso econ¨®mico ortodoxo de los pa¨ªses industrializados?
Por otra parte, es necesario insistir en que para la explicaci¨®n de la realidad econ¨®mica y, por tanto, para una correcta formulaci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica, no basta con tomar en consideraci¨®n los factores estrictamente econ¨®micos; la realidad no se explica exclusivamente con las estad¨ªsticas usuales de producci¨®n, empleo, inflaci¨®n, comercio exterior, etc¨¦tera, sino que han de tomarse en consideraci¨®n los dem¨¢s factores sociales, institucionales, culturales, pol¨ªticos, etc¨¦tera, relevantes al fen¨®meno, y tan dif¨ªciles de apresar para los entusiastas de la simplificaci¨®n economicista.
Adem¨¢s la pol¨ªtica econ¨®mica aplicada en muchos pa¨ªses subdesarrollados a lo largo de los ¨²ltimos a?os se ha efectuado al dictado de organismos internacionales y por expertos con propuestas y formulaciones muy en la l¨ªnea de lo que contin¨²a defendiendo Donges, olvid¨¢ndose las consecuencias de la muy importante destrucci¨®n de la planta industrial nacional en esos pa¨ªses como resultado de dichas pol¨ªticas (recu¨¦rdense los casos de Chile, Argentina o Uruguay, por ejemplo), y su mayor incapacidad actual para sustentar un proceso aut¨®nomo de crecimiento econ¨®mico y desarrollo. Esos pa¨ªses, entre otros, han conocido hasta qu¨¦ punto el dogmatismo monetarista de seguidores de un premio Nobel de Econom¨ªa (Miltor Friedman) puede hipotecar durante d¨¦cadas el desarrollo econ¨®mico, social y pol¨ªtico de sus pueblos.
La intervenci¨®n p¨²blica
El cari?o y entusiasmo con que los neoliberales nos muestran los ¨¦xitos de Corea del Sur, Taiwan, Singapur o Hong Kong, con altas tasas de crecimiento en los a?os de crisis, y presentados como ejemplos de adecuada aplicaci¨®n de pol¨ªticas econ¨®micas neoliberales, les lleva a omitir que tales procesos se han conseguido gracias a la fuerte presencia e intervenci¨®n p¨²blica en apoyo de asociaciones empresariales locales y transnacionales, con utilizaci¨®n de criterios proteccionistas (algo bastante alejado de la id¨ªlica alusi¨®n a la llamada libertad del mercado); condiciones de extrema sobreexplotaci¨®n de la mano de obra; trato especial en la financiaci¨®n por parte de la banca norteamericana; inter¨¦s espec¨ªfico de Estados Unidos por razones geoestrat¨¦gicas en esa zona del sureste asi¨¢tico, y fuerte autoritarismo sindical y pol¨ªtico, con negaci¨®n de derechos humanos fundamentales. En conjunto, un modelo de industrializaci¨®n de enclave para la exportaci¨®n mundial, asociado al capital transnacional, claramente no generalizable para todos los pa¨ªses subdesarrollados como alternativa de desarrollo.
?O es que pueden convertirse todos los pa¨ªses subdesarrollados en productores de microchips, ingenios electr¨®nicos o laboratorios gen¨¦ticos?, ?para vend¨¦rselos a qui¨¦n?
Estamos de acuerdo con Donges en que el an¨¢lisis econ¨®mico no tiene por qu¨¦ limitarse a constatar que hay subdesarrollo, pero nos parece imprescindible explicar las circunstancias que perpet¨²an dicho fen¨®meno, as¨ª como el funcionamiento interno de dichas sociedades subdesarrolladas, pues sin ello cualquier estrategia que se proponga puede ser errada, y as¨ª se ha demostrado cuando en los pa¨ªses subdesarrollados se ha tratado de imitar modelos de desarrollo de los pa¨ªses industrializados. No se puede hacer una pol¨ªtica de desarrollo correcta sin conocer pues las circunstancias y causas reales del subdesarrollo, y ello no significa quedarse en la mera constataci¨®n del fen¨®meno.
No estamos de acuerdo, sin embargo, en la afirmaci¨®n de que "subdesarrollo en el mundo lo ha habido desde comienzos de la humanidad, tambi¨¦n en los pa¨ªses hoy industrializados", pues la expresi¨®n de subdesarrollo se utiliza como contrapuesta a otra situaci¨®n, la de desarrollo (o pa¨ªses desarrollados), y cuando en los pa¨ªses hoy industrializados se daban condiciones de riqueza material significativamente menores a las actuales, no exist¨ªan otros pa¨ªses desarrollados respecto a los cuales se pudiese definir su situaci¨®n de subdesarrollo relativo.
La cuesti¨®n no es pues meramente sem¨¢ntica, sino que se sit¨²a en el centro de la pol¨¦mica que aqu¨ª nos trae. Es por tanto necesario reiterar que el subdesarrollo no es la pobreza, ni el atraso, sino la estructura deforme, extravertida y desarticulada, conformada en la periferia de la expansi¨®n colonial capitalista, tras la primera revoluci¨®n industrial brit¨¢nica y en su fase de expansi¨®n mundial posterior. Estas tesis est¨¢n ya generalmente aceptadas entre expertos, cient¨ªficos y estudiantes de los temas del desarrollo y el subdesarrollo, aunque no nos sorprende que sean desconocidas por los economistas neoliberales.
Opiniones como las que formulamos tambi¨¦n son compartidas por economistas y cient¨ªficos sociales prestigiosos, que no por casualidad han vivido o viven en pa¨ªses y regiones subdesarrollados. Pero sobre todo son compartidas por la esperanza y las ilusiones de los desconocidos que nunca llegar¨¢n a premios Nobel y que, sin embargo, saben, como dice Mario Benedetti, que: "...con todos sus laureles, el Norte es el que ordena... / pero aqu¨ª abajo, abajo; cerca de las ra¨ªces... / con su esperanza dura, el Sur tambi¨¦n existe".
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