Acquaviva: "Es necesario cambiar el sistema pol¨ªtico"
El dirigente socialista italiano considera que el PSI es el partido del equilibrio
ENVIADO ESPECIAL La profunda transformaci¨®n de la sociedad italiana en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas no ha venido acompa?ada por modificaciones en el sistema pol¨ªtico: el cambio de ese sistema es ahora "necesario" e "inevitable". Seg¨²n Gennaro Acquaviva, consejero pol¨ªtico y jefe del Gabinete del socialista Bettino Craxi, ¨¦sta es la raz¨®n de fondo que explica la situaci¨®n de bloqueo y dif¨ªcil salida planteada por la actual crisis pol¨ªtica en Italia. En declaraciones a EL PA?S, Acquaviva da su explicaci¨®n de ¨¦sta y otras paradojas italianas.
Gennaro Acquaviva, un romano de 51 a?os procedente de los sectores cat¨®licos, ha acompa?ado a Craxi durante los casi cuatro a?os de ejercicio del Gobierno por parte del l¨ªder socialista. Ingres¨® en el Partido Socialista Italiano (PSI) en 1973 y es miembro de su direcci¨®n desde 1976. Como tal, ha vivido de cerca el ascenso al estrellato pol¨ªtico de Craxi hasta llegar al Palazzo Chigi. En el Gobierno fue un factor clave en las relaciones del primer ministro socialista con la Iglesia y en la reforma del Concordato entre Italia y el Vaticano, firmada en febrero de 1984.
Pregunta. ?C¨®mo define la actual crisis pol¨ªtica italiana?
Respuesta. Es una crisis del sistema pol¨ªtico, no de una mayor¨ªa de gobierno. En Italia vivimos un sistema pol¨ªtico at¨ªpico, poco comprensible desde el punto de vista de los pa¨ªses de democracia avanzada, incluida Espa?a, que tienen sistemas electorales fuertemente mayoritarios. En Italia ocurre exactamente lo contrario. Hay un sistema electoral muy proporcional que no facilita la construcci¨®n de formaciones alternativas.
Sin embargo, es un pa¨ªs con dos grandes partidos pol¨ªticos contrapuestos: la Democracia Cristiana (DC) y el Partido Comunista Italiano (PCI). La DC, digamos que por derecho divino, ha tenido la finalidad de gobernar, aunque nunca ha reunido la mayor¨ªa absoluta. Y el PCI, que tiene derechos adquiridos, no puede entrar en el Gobierno, porque es un partido comunista en Europa occidental que ha querido permanecer comunista y que, sobre todo, se niega la posibilidad de ser una alternativa al Gobierno. Es necesario cambiar este sistema, inevitablemente. No hay una v¨ªa intermedia. Hoy estamos en una fase probablemente final de ese proceso que debe llevar hacia un sistema pol¨ªtico que re¨²na las principales cualidades de los otros, sobre todo el principio de la alternancia en el Gobierno.
P. Pero no existe acuerdo entre los partidos sobre este punto.
R. La situaci¨®n actual para la DC, que quiere mantener la hegemon¨ªa y ha vuelto a confirmar -sobre todo con de Mita como secretario general- el deseo de ser el partido de gobierno, despu¨¦s de 20 a?os de debilidades y preocupaciones. Por otra parte, los comunistas, a pesar del cambio producido, no se han modificado lo. suficiente como para constituir, sobre posiciones de la izquierda, una mayor¨ªa alternativa.
En medio
P. ?Y el Partido Socialista Italiano?
R. Est¨¢ en medio, es el partido del equilibrio que ha intentado renovar el sistema pol¨ªtico desde una posici¨®n minoritaria. El problema del PSI es su car¨¢cter minoritario. Con Craxi en la presidencia del Gobierno, el PSI ha utilizado al m¨¢ximo su posibilidad de gobernar en esta fase de transici¨®n.
Desgraciadamente, en la pol¨ªtica como en la vida de los hombres, f¨ªnalmente los n¨²meros cuentan. No s¨®lo cuenta la habilidad, la inteligencia, la innovaci¨®n; est¨¢ la cantidad, y es la cantidad la que hoy bloquea al PSI.
P. Los cr¨ªticos del PSI se?alan que Craxi intenta aprovechar su experiencia en el Gobierno para ampliar la base electoral aun a riesgo de abrir una crisis institucional.
R. Eso no es cierto. No hemos abierto una crisis institucional. Hemos dicho que la mayor¨ªa de gobierno del pentapartido deb¨ªa renegociar sus propias caracter¨ªsticas y objetivos. Y que para eso se necesitaba una atenta verificaci¨®n.
P. ?Por qu¨¦ esta crisis pol¨ªtica se produce en un momento de relativa estabilidad econ¨®mica y social?
R. Es porque el sistema ppl¨ªtico no responde a la situaci¨®n econ¨®mico-social. Se mueve en un plano distinto. Los partidos son v¨ªctimas de su estancamiento. No hay puntos de referencia objetivos. Se necesita estabilidad y gobierno efectivo y no ruptura y lucha. Y los partidos expresan la ruptura y la lucha porque son estables en el sistema. Viven en la sociedad, pero con sus reglas propias, que son desestabilizador¨¢s.
P. ?Ha fracasado el pentapartido?
R. No estoy convencido de que en esta fase de transici¨®n haya fracaso. Los partidos de centro y de centro izquierda que lo integran pueden jugar un papel de garant¨ªa en esa transformaci¨®n del sistema pol¨ªtico. La pr¨®xima legislatura deber¨¢ tomar nota de la crisis y dar la justa medicina: reformar la ley electoral, las modalidades de organizaci¨®n de los partidos, que tienen poderes excesivos respecto de la sociedad, y efectuar otros cambios de esta naturaleza. Ese pasaje puede ser garantizado mejor por un Gobierno de centro izquierda que por uno volcado hacia los extremos.
P. El PSI propone un r¨¦gimen presidencialista para Italia?
R. El sistema est¨¢ bloqueado y fuertemente condicionado por la estructura de los partidos, que tienen enormes dificultades para modificarse a s¨ª mismos. Es evidente. Los socialistas decimos: apelemos al pueblo, comencemos a cambiar el sistema en algunos puntos que son de por s¨ª fuentes de otras modificaciones. Uno de ¨¦stos es el de crear un poder, el de un presidente de la Rep¨²blica elegido directamente por el pueblo, que est¨¦ desvinculado de la confrontaci¨®n de los partidos y sea libre para elegir y decidir. Una modificaci¨®n que necesita de la reforma de la Constituci¨®n.
El sistema electoral
P. ?Por qu¨¦ el cambio experimentado en la sociedad italiana no se refleja en las urnas?
R. La primera raz¨®n es que el sistema electoral bloquea las modificaciones. La segunda es que el electorado italiano es est¨¢tico, muy tradicional. Se puede decir que la idea que el italiano medio tiene de la pol¨ªtica es, por razones hist¨®ricas, de una gran desconfianza. Por eso el comportamiento electoral, se mueve con una lentitud exasperante. Desde este punto de vista, no es un pa¨ªs moderno, aunque s¨ª muy democr¨¢tico.
El 'libro rosa' de Craxi
Acquaviva sonr¨ªe por primera vez. Se levanta y recoge en un estante de su amplio despacho un libro de tama?o ¨ªnfimo (seis cent¨ªmetros por cuatro). No es una r¨¦plica del Libro rojo de Mao. Es el libro rosa de Craxi una reciente edici¨®n de los principales discursos del l¨ªder socialilsta titulada Confianza en la Italia que cambia y que lleva una presentaci¨®n del propio Acquaviva, quien ironiza: "Es un gadget pol¨ªtico".
Pregunta. ?C¨®mo define la personalidad pol¨ªtica de Craxi?
Respuesta. Es seguramente el ¨²nico l¨ªder joven y moderno que ha surgido del sistema de partidos italiano. Creo que es un dato objetivo reconocido aun por sus adversarios. Craxi tiene 54 a?os y naci¨® como l¨ªder hace diez. En esta d¨¦cada, es el hombre de su edad que ha expresado mejor la experiencia pol¨ªtica del pa¨ªs, que ha innovado, ha modificado la imagen de los pol¨ªticos ante el pa¨ªs: en las palabras, los gestos y las acciones de gobierno. Es el que m¨¢s ha innovador aunque vive una vida pol¨ªtica de minor¨ªas. Es como si Felipe Gonz¨¢lez hubiese permanecido dentro del esquema del viejo PSOE.
P. ?Hay una excesiva personalizaci¨®n del PSI en torno a Craxi?
R. El partido nace de la participaci¨®n, tiene unos or¨ªgenes casi an¨¢rquicos. Es muy d¨ªficil que sea gobernable por una sola personalidad. Aunque tuvo grandes padres, como Sandro Pertini o Pietro Nenni. Es un partido que se deja gobernar, pero no dominar, por eso no veo un riesgo excesivo de personaliz aci¨®n.
P. El presidente de la Fiat, Giovanni Agnelli, ha elogiado rotundamente la gesti¨®n de Bettino Craxi en el Gobierno. ?Qu¨¦ relaci¨®n hay entre los grandes poderes econ¨®micos y el PSI?
R. El partido vive en la sociedad y est¨¢ muy vivo y presente. Cada uno hace su trabajo. Nosotros hacemos el trabajo de un partido progresista, reformista, que no est¨¢ vinculado al sistema econ¨®mico como lo ha estado frecuentemente la Democracia Cristiana en los ¨²ltimos 40 a?os. Los empresarios modernos aprecian el esquema de modernidad con el que se gobierna. Hay voluntad de ir juntos adelante con esos empresarios, pero en planos objetivamente diferentes. Probablemente las fuerzas econ¨®micas que quieren funcionar en Italia piensen, que es mejor caminar con los socialistas y con Craxi que con otros.
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