La ciudad de Dios est¨¢ en Madrid
Ajalvir acoge el ultramoderno cuartel general de los 68.000 testigos de Jehov¨¢ espa?oles
Aunque no est¨¢ escrito en r¨®tulo alguno, todos llaman Betel (la ciudad de Dios) a este pedazo de mundo feliz incrustado en mitad de Castilla. Dos a?os bastaron para que los voluntariosos testigos de Jehov¨¢ convirtieran la estructura de una f¨¢brica de Ajalvir, junto a la base a¨¦rea hispano-norteamericana de Torrej¨®n de Ardoz, en un complejo de viviendas, oficinas, ordenadores y sal¨®n del reino. Desde Brooklyn (Nueva York) se env¨ªan cada semana los negativos de las revistas La Atalaya y Despertad, que en Betel se imprimir¨¢n y distribuir¨¢n a Suram¨¦rica, Espa?a y Zaire, entre otros lugares.
El edificio, sobrio y funcional, se extiende majestuosamente en una gran finca pavimentada de hormig¨®n y c¨¦sped. Un kil¨®metro m¨¢s abajo, cruzando la angosta carretera Torrej¨®n-Ajalvir, se alza la valla de pinchos de la base militar hispano-norteamericana. Apenas un tiro de piedra separa dos reinos: el de las armas y el de Jehov¨¢.A la entrada, tras franquear la puerta accionada por control remoto, se tiene la sensaci¨®n de penetrar en el vest¨ªbulo de un aeropuerto internacional infinitamente m¨¢s limpio que los convencionales. Todo el que llega al inmaculado recinto saluda efusivamente a los presentes como s¨ªmbolo de su alegr¨ªa por compartir la verdad religiosa con ellos.
"Nosotros no creemos en la reuni¨®n de fe. Como testigos de Jehov¨¢ estamos convencidos de ser los ¨²nicos que profesamos la religi¨®n verdadera. No estamos en contra de la libertad religiosa, pero s¨®lo hay una verdad divina, que nace del estudio aplicado de la Biblia, y esa es la nuestra", argumenta An¨ªbal Matos, portavoz de los 160 habitantes de Betel.
Cada uno de los testigos que trabaja en Betel recibe, adem¨¢s de comida y vivienda, una "peque?a ayuda" que, como todo en el edificio, procede de contribuciones voluntarias, sin que tenga consideraci¨®n de sueldo.
Actualmente viven en Espa?a 68.000 testigos de Jehov¨¢, repartidos en 953 congregaciones, con 706 salones del reino. Cada a?o, unos 5.000 nuevos hermanos se convierten a la religi¨®n en una ceremonia bautismal consistente en la inmersi¨®n del ne¨®fito en una piscina port¨¢til. La mayor¨ªa se captan en lo que denominan "labor domiciliaria", la predicaci¨®n ambulante de la Biblia.
Desde Betel se controla y supervisa la labor de todas las congregaciones de Espa?a y el funcionamiento de los salones del reino, lugar de reuni¨®n y estudio de las Escrituras. Aqu¨ª se reciben las aportaciones personales y voluntarias de todos los testigos y se redistribuye el dinero de acuerdo con criterios de solidaridad e igualdad. Seg¨²n Matos, no existen cuotas ni diezmos institucionalizados: "Cada hermano da a la congregaci¨®n lo que puede y estima oportuno".
Un lugar singular
La sede nacional de los testigos de Jehov¨¢ en Ajalvir es un ejemplo ilustrativo de esta solidaridad. El mod¨¦lico edificio fue reconstruido y habilitado sin pagar un c¨¦ntimo de mano de obra. Salvo alguna tarea muy especializada, llevada a cabo por empresas privadas, el resto del trabajo lo realizaron hermanos voluntarios de todos los puntos de Espa?a y de algunos pa¨ªses europeos, como Suecia y Suiza, que aportaron su esfuerzo seg¨²n su capacidad y disponibilidad.
La funci¨®n m¨¢s importante de la sede es la traducci¨®n, impresi¨®n y distribuci¨®n de La Atalaya y Despertad, las dos revistas de los testigos de Jehov¨¢ de todo el mundo. Semanalmente se reciben desde la sede mundial de Brooklyn los negativos de las p¨¢ginas en ingl¨¦s. Aqu¨ª se traducen los textos al espa?ol, franc¨¦s y portugu¨¦s y se redise?an las p¨¢ginas utilizando un sistema inform¨¢tico de tratamiento de textos ideado por los propios hermanos -el sistema multiling¨¹e de fotocomposici¨®n electr¨®nica (MEPS)-, que est¨¢ a disposici¨®n del que desee copiarlo.
"No hemos patentado el MEPS; nuestra labor editorial no busca inter¨¦s econ¨®mico. Las publicaciones son un elemento sustancial para la difusi¨®n del mensaje b¨ªblico y para la cohesi¨®n interna de las congregaciones de hermanos. El primer n¨²mero de La Atalaya [The Watching Tower, en versi¨®n original] se public¨® en Norteam¨¦rica en 1896, y desde entonces el crecimiento ha sido continuo. Actualmente, entre La Atalaya y Despertad alcanzamos una tirada de 22 millones de ejemplares quincenales en todo el mundo", asegura Matos.
Las dos revistas, id¨¦nticas en formato y dise?o, tratan cuestiones diferentes. La Atalaya analiza temas b¨ªblicos y su aplicaci¨®n al mundo contempor¨¢neo, Despertad trata grandes interrogantes de actualidad dando una respuesta acorde con la perspectiva cristiana de los testigos de Jehov¨¢. Aborto, sexo y relaciones entre pol¨ªtica y religi¨®n son algunos de los temas de portada.
Los traductores, cocineros, camareros, tip¨®grafos, administrativos, m¨¦dicos, lavanderas y se?oras de la limpieza que mantienen Betel como los chorros del oro tienen un horario diario de ocho horas y cinco minutos repartido en dos etapas asombrosas para un empleado convencional: de 8.30 a 12.25 y de 13.30 a 17.40. "Empezamos pronto para terminar lo antes posible; preferimos comer a una hora temprana para poder dedicar el grueso de la tarde al estudio de la Biblia, las reuniones en el sal¨®n del reino y la predicaci¨®n".
"En cuanto a m¨ª y a mi casa, nosotros serviremos a Jehov¨¢". Presidido por esta cita b¨ªblica en espa?ol e ingl¨¦s, el sal¨®n del reino de Betel acoge dos veces por semana a los habitantes de la ciudad de Dios y a la comunidad de habla inglesa residente en Torrej¨®n, Ajalvir, Daganzo, Paracuellos, Camarma, etc¨¦tera.
La jerarqu¨ªa de esta microciudad es horizontal, como la de toda la religi¨®n. En cada congregaci¨®n hay un consejo de ancianos varones. A este consejo corresponde designar un comit¨¦ judicial que decide casos de expulsi¨®n, desarrolla la labor docente en los salones del reino y administra su asignaci¨®n econ¨®mica, adem¨¢s de aconsejar y guiar a todo hermano que lo necesite.
La antigua sentencia ora et labora cobra en Betel caracter¨ªsticas de realidad viva. M¨¢s de un trasnochado hippy envidiar¨ªa la capacidad autogestionaria de estas 160 personas que clasifican met¨®dicamente su basura en org¨¢nica, inorg¨¢nica y cristal, para recuperar lo recuperable, y apilan minuciosamente los recortes de sus revistas con el fin de obtener un descuento de la f¨¢brica que les surte de papel-prensa.
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