Una pol¨ªtica militar debilitada por el destino
Dos ministros de Defensa han fallecido desde la llegada de Alfons¨ªn al poder
Ra¨²l Borr¨¢s fue el primer ministro de Defensa de Ra¨²l Alfons¨ªn. Hab¨ªa establecido una costumbre en su trabajo: a la ca¨ªda de la tarde, ¨¦l, sus dos subsecretarios, los tres jefes de Estado Mayor de cada arma y el jefe del Estado Mayor Conjunto se sentaban en torno a una botella de whisky, vasos, agua y un cubo con hielo, se apeaban el tratamiento y se relajaban un rato intentando comunicarse con libertad y sinceridad.
En una de aquellas amables tenidas vespertinas, antes de la aplicaci¨®n del Plan Austral de econom¨ªa de guerra, el general H¨¦ctor Rios Ere?¨², jefe del Estado Mlayor del Ej¨¦rcito, acaso con alguna medida de whisky de m¨¢s, palme¨® a Borr¨¢s y le dijo: "Est¨¦n ustedes tranquilos; ?acaso creen que con una. inflaci¨®n del 1% diario se nos va a ocurrir volver a ocupar el poder?". Ra¨²l Borr¨¢s nunca supo si era una broma alcoh¨®lica o una iron¨ªa mal¨¦vola. Aliviador de sus tensiones con toneladas de cigarrillos, fallec¨ªa semanas despu¨¦s, antes de los 50 a?os, de un fulminante c¨¢ncer de pulm¨®n. Era la primera p¨¦rdida de Alfons¨ªn en el ¨¢rea de Defensa.Borr¨¢s, ¨ªntimo amigo del presidente, era uno de los pesos pesados de la pol¨ªtica argentina y, por supuesto, del radicalismo. Sereno, firme, dotado de autoridad intelectual y de car¨¢cter, habil¨ªsimo negociador, no ocupaba por casualidad la cartera de Defensa.
Alfons¨ªn puso al frente de los militares al m¨¢s capaz y al m¨¢s leal de entre los suyos. Ra¨²l Borr¨¢s encarril¨® la pol¨ªtica militar durante el primer a?o de la democracia recuperada, disolvi¨® el Primer Cuerpo de Ej¨¦rcito, rebaj¨® el tiempo de conscripci¨®n, intent¨® crear un holding de empresas militares y tambi¨¦n intent¨® resolver la deuda externa de las fuerzas armadas -particularmente la de la Marina- recortando gastos y poniendo en almoneda fragatas misil¨ªsticas.
Fue sustituido por otro ¨ªntimo de Alfons¨ªn, un maduro-solter¨®n casado con la pol¨ªtica, muy h¨¢bil y de colmillos retorcidos: Roque Carranza. Antes de un a?o muri¨® de un s¨ªncope mientras nadaba en la piscina de oficiales de Campo de Mayo.
Un ministro apocado
De alguna manera, Alfons¨ªn se rindi¨® ante los hados adversos y design¨® como su tercer ministro de Defensa a Horacio Jaunarena, el honesto subsecretario de Borr¨¢s y de Carranza. Jaunarena es un perfecto conocedor de los entresijos de su ministerio, pero, acaso por un exceso de informaci¨®n, est¨¢ siendo un ministro apocado y apagado. En cualquier caso, carece del peso espec¨ªfico y el prestigio de un Borr¨¢s o un Carranza.El brigadier del Aire Teodoro Waldner es el jefe del Estado Mayor Conjunto. Con buenas amistades entre el radicalismo, ni se le ha visto el rostro ni se ha escuchado su voz durante la presente crisis. El general H¨¦ctor R¨ªos Ere?il, jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, se est¨¢ desempe?ando lealmente y tiene a su favor el odio africano que le profesan sus conmilitones, que se sienten traicionados por ¨¦l. Para nada se aproxima a la figura de un Guti¨¦rrez Mellado, pero, al menos, se ha tomado la molestia de repetir p¨²blicamente que las fuerzas armadas deben estar en todo momento sometidas al poder civil legalmente constituido.
El brigadier del Aire Ernesto Crespo jefe del Estado Mayor de la Fuerza A¨¦rea, ha dado palabra de la lealtad y tranquilidad de su arma, que le obedece y respeta.
Crespo ha devenido en una lanzadera negociadora entre los sublevados que ocupan parte de Campo ele Mayo y el Gobierno, con buena voluntad pero sin albergar la menor indignaci¨®n por la actitud de los rebeldes, sobre los que insiste que en ning¨²n momento han intentado subvertir el orden constitucional.
El vicealmirante Ram¨®n Arosa, jefe del Estado Mayor de la Armada -la m¨¢s cabreada con esta democracia-, guarda un silencio propio de submarino en inmersi¨®n realizando maniobras evasivas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Dictadura argentina
- Ra¨²l Alfons¨ªn
- Golpes estado
- Argentina
- Dictadura militar
- Personas desaparecidas
- Sudam¨¦rica
- Latinoam¨¦rica
- Casos sin resolver
- Dictadura
- Gobierno
- Casos judiciales
- Conflictos pol¨ªticos
- Am¨¦rica
- Historia contempor¨¢nea
- Historia
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n Estado
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Defensa
- Justicia