Pepe Luis Vargas, la gloria o el hule
La grav¨ªsima cornada que recibi¨® Pepe Luis Vargas en la primera corrida de feria, aguijoneado por un irresistible af¨¢n de triunfo, nos obliga a rememorar lo que constituye una constante en la carrera, dram¨¢tica, del diestro de Ecija. Haciendo uso y, a veces abuso, de su valor, que no es exageraci¨®n calificar de espartano, antepone a cualquier consideraci¨®n estimativa de su integridad f¨ªsica el triunfo profesional. Ser¨¢ dif¨ªcil encontrar en el toreo contempor¨¢neo un diestro que haya aceptado mayores compromisos que el torero de Ecija. Sin embargo la diosa fortuna le ha sido, frecuentemente, hostil. Cada vez que act¨²a parece que es la ¨²ltima oportunidad de su vida. En esta feria s¨®lo hab¨ªa sido contratado una tarde, con un ganado que ofrec¨ªa pocas garant¨ªas.El rigor con que se mide su palmar¨¦s -quizas por no estar en ninguna de las poderosas cuadras con aut¨¦ntico poder en el planeta de los toros- le obliga a esfuerzos sobrehumanos que, no infrecuentemente, derivan en tragedia. La suerte que motiv¨® la cogida que hoy le mantiene en la unidad de cuidados intensivos, es suerte proverbial en ¨¦l. Se la hemos visto ejecutar numerosas veces, recordando, por ejemplo, cuando recibi¨® a porta gayola a un toro de Murteira Grave con unas agujas como una catedral g¨®tica en la plaza de Bilbao. Es esta una suerte en donde no se sabe nada sobre el enemigo, ni siquiera su tipo, ni por suspuesto ninguna de sus reacciones, hasta que lo tienes encima.
Un torero que triunf¨® en la feria sevillana de 1984, que, con notoria injusticia no fue contratado para la del a?o siguiente; que en la feria de San Miguel cort¨® cuatro orejas en la Maestranza, entrando tambi¨¦n en la enfermer¨ªa, que tuvo asimismo el gesto de anunciarse con seis toros a beneficio de la Cruz Roja. Es verdad que en la pasada temporada actu¨® tres tardes -una de ellas con miuras- y no redonde¨® un triunfo, aunque cubri¨® el expediente con dignidad. Pero, ?cuantos toreros -y no me refiero solamente a Curro, que funciona por otras coordenadas para la afici¨®n- pasan por la Maestranza como sobre ascuas, una y otra vez, y repiten durante varios a?os consecutivos, sin muchos m¨¦ritos. Pero para Vargas, s¨®lo hay dos opciones: La Puerta del Pr¨ªncipe, es decir la gloria, o el hule del quir¨®fano.
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