Le Pen pasa de puntillas sobre el juicio al 'carnicero de Ly¨®n'

Jean Marie Le Pen, el dirigente del ultraderechista Frente Nacional, ha encontrado una original comparaci¨®n para el extra?o matrimonio de intereses formado por el ex comandante nazi Klaus Barbie y su ahogado, ex comunista y destacado militante de las revoluciones tercermundistas, Jacques Verg¨¦s. Barbie y Verg¨¦s son, seg¨²n Le Pen, el equivalente de Hitler y Stalin. Con esta explicaci¨®n, Le Pen pasa de puntillas por encima del juicio al carnicero de Ly¨®n, que suscita entre un sector de sus partidarios algo m¨¢s que inquietud.

Le Pen ha destacado que este juicio puede ser perjudicial para Francia, ha dicho que significa "hurgar en viejas heridas" y ha asegurado que s¨®lo le interesa el futuro. Aunque el dirigente del Frente Nacional reivindica su biograf¨ªa de jovenc¨ªsimo resistente, una parte de sus militantes y electores son nost¨¢lgicos del mariscal P¨¦tain. Pero con su reciente proclamaci¨®n como candidato a la presidencia de la Rep¨²blica, Le Pen ha realizado un notable esfuerzo para distanciarse de las escuadras de j¨®venes neonazis que suelen acompa?ar sus manifestaciones.En la manifestaci¨®n de homenaje a Santa Juana de Arco, el pasado domingo, los petainistas, los de Action Fran?aise y los mon¨¢rquicos desfilaron en un cortejo aparte del Frente Nacional. El Frente Nacional, que cont¨® con un 10% de votos en las ¨²ltimas legislativas, aspira as¨ª, para las presidenciales, a deshacerse moment¨¢neamente de los aspectos exteriores m¨¢s inquietantes para el electorado dubitativo. De ah¨ª tambi¨¦n el silencio o la discreci¨®n extraordinaria desplegados ante el juicio de Barbie.

Le Pen ha criticado la iniciativa del primer ministro, Jacques Chirac, de ordenar una hora de clase a los bachilleres -sobre las leyes antijud¨ªas bajo el r¨¦gimen de Vichy. Seg¨²n su opini¨®n, s¨®lo hay que contar a los escolares los momentos estelares y gloriosos de la historia de Francia. El programa de Le Pen para las presidenciales, expuesto en una de las mejores emisiones pol¨ªticas de televisi¨®n la pasada semana, se centra en dos cuestiones que dividen y preocupan a los franceses: los inmigrantes -que Le Pen propone expulsar "con elegancia y a la francesa, como hay que hacer las cosas"- y el internamiento forzoso de los enfermos de SIDA, bautizados por el rubio y plet¨®rico candidato como sidaicos -vocablo que evoca inmediatamente a los franceses la palabra judaico-, en unas instituciones llamadas ya sidatoriums. Para redondear su imagen de fascismo larvado, Le Pen no ha dudado en exaltar la necesidad de un presidente-caudillo, que seg¨²n su peculiar pensamiento contar¨¢ con el carisma y el estado de gracia de quien recibe directamente el mandato divino.