El fil¨®n del espanto
House, una casa alucinante ha sido producida por Sean S. Cunningham, el hombre que est¨¢ detr¨¢s del ¨¦xito de la serie de Viernes 13, es decir, por alguien que cree en el fil¨®n del espanto y el tremendismo. En esta ocasi¨®n hay un poquito m¨¢s de argumento y algo menos de hacha, que ha visto c¨®mo su lugar lo ocupa una serie de monstruos de latex que se megan a morir a pesar de andar descabezados, alguno de ellos escapado de Aliens, otros de las recientes revisiones cinematogr¨¢ficas de la guerra de Vietnam, entendida ¨¦sta como el infierno americano contempor¨¢neo por excelencia.Y cuando no son horrorosas criaturas quienes siembran el espanto, son tijeras, hoces o cuchillos voladores que aparecen cada vez que William Katt abre una de las puertas del tenebroso piso superior de su casa embrujada.En conjunto, House, una casa alucinante est¨¢ entre los productos distinguidos de su especialidad, tanto por su factura como por el sentido del humor con que se cuentan los mayores disparates.
House, una casa alucinante
Director: Steve Miner. Gui¨®n: Ethan Wiley. Fotograf¨ªa: Mae Ahiberg. Int¨¦rpretes: William Katt, Kay Lenz y Richard Moll. Estreno en Madrid, en La Vaguada M-2, Proyecciones y Real Cinema.
Pero el terror no tolera f¨¢cilmente el humor en primer grado, porque la parodia acostumbra a destruir el p¨¢nico tan laboriosamente creado gracias a los monstruos.
Claro que tampoco eso es demasiado importante en un tipo de cine en el que un muerto m¨¢s o un muerto menos carece de valor, a no ser que se trate de asesinatos realizados a base de descuartizamientos, de arrancar en vivo los ojos a cualquier incauto o de alg¨²n gesto carnicero semejante.
Entonces la m¨¢quina grotesca vuelve a funcionar y la risa puede confundirse con el susto.
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