Eslovenia, un potos¨ª tecnol¨®gico en el que hasta el idioma es distinto
La alpina Rep¨²blica Yugoslava de Eslovenia, fronteriza con Austria e Italia, es el potos¨ª tecnol¨®gico de Yugoslavia. Con una poblaci¨®n de unos 1.800.000 habitantes (casi el 8% del total de Yugoslava), realiza el 2551. de las exportaciones a los mercados de divisas convertibles. Todo es distinto en Eslovenia, hasta el idioma, bastante diferente del serbocroata, lengua materna de 17 de los 23 millones de yugoslavos.
As¨ª, un notable periodista esloveno expres¨® su preferencia de hablar con este peri¨®dico en franc¨¦s en lugar de hacerlo en serbio. El bienestar ha propiciado el di¨¢logo democr¨¢tico entre los eslovenos, pero el idioma los ha endiosado infantilmente. Se creen superiores al sur balc¨¢nico yugoslavo, obligado todav¨ªa a cambiar muchos kilos de muy sudadas materias primas por un pu?ado de transistores eslovenos.Impera el pragmatismo. En el bar del club de los escritores de la capital, Ljubljana, se lee una advertencia a la clientela: "En Dios confiamos, pero todos los dem¨¢s pagan al contado". La propia autogesti¨®n yugoslava es un invento esloveno. Edvard Kardelj y Boris Kidric lo pusieron en marcha en 1950, aunque hubo que esperar hasta 1974 para su definitivo asentamiento. Entonces empezaron a dispararse todos los n¨²meros rojos de la econom¨ªa yugoslava: endeudamiento an¨¢rquico, d¨¦ficit comercial, paro e inflaci¨®n. Los eslovenos aseguran que la autogesti¨®n funciona en Eslovenia porque es una sociedad desarrollada y seria. En cambio, al sur de Yugoslavia, en Macedonia, se acaba de descubrir la existencia de 12 directores de empresa que son analfabetos.
"Aqu¨ª no hay paro, y con el ¨ªndice de desempleo del 0,8% creo que estamos al frente de Europa; nuestro problema es la falta de mano de obra", declar¨® a EL PA?S Aloisa Fortuna, l¨ªder sindical de Eslovenia. Unos 200.000 trabajadores llegados de la Yugoslavia pobre mantienen en marcha el milagro esloveno. La mayor¨ªa lleva la vida tr¨¢gica del emigrante, hacinamiento y repulsa por parte de un medio cuyo idioma no quiere o no puede aprender. Aunque en el a?o 1986 crecieran en toda Yugoslavia los salarios un 6%, lo que contribuy¨® a desatar la estampida inflacionaria, en Eslovenia subieron un 10%. Un conductor de autobuses gana en Ljublana m¨¢s que un catedr¨¢tico en Belgrado. Tan seguras se sienten las autoridades eslovenas que piden la legalizaci¨®n de la huelga, hasta el momento s¨®lo tolerada en la federaci¨®n yugoslava.
Es una sociedad donde lo m¨¢s importante es ser esloveno. Los comunistas y los no militantes han encontrado un di¨¢logo, tirante a veces, pero envidiable para el resto del pa¨ªs. Daniel Bozic, militante de la Liga de los Comunistas y jefe de la juventud, asegura: "Vivimos durante a?os en Yugoslavia la ilusi¨®n de que todo marchaba bien y que la autogesti¨®n llevar¨ªa hacia un sistema pr¨®spero y m¨¢s humano. En los a?os setenta se ve¨ªa que algo chirriaba, que est¨¢bamos al borde del abismo. Pod¨ªamos haber seguido diciendo que aqu¨ª no pasaba nada, pero la juventud eslovena, bajo la presi¨®n de municipios y f¨¢bricas, se movi¨® para buscar el cambio"
Grupos alternativos
Acaba su entrevista a las 11.55 horas e invita al periodista a acompa?arle a un cine de Ljubljana donde a las doce en punto se re¨²nen los grupos alternativos. ?stos est¨¢n formados por pacifistas, feministas, ecologistas y homosexuales que no pertenecen al Partido Comunista. "Estos movimientos nos mueven a ver lo que antes no ve¨ªamos o no quer¨ªamos ver. Si pusi¨¦ramos la ortodoxia en un altar, cesar¨ªa la producci¨®n espiritual; esos movimientos nos mantienen en forma".
En la filmoteca de Ljubljana, los representantes alternativos discuten y . se pronuncian a mano alzada sobre diversas propuestas de cambio de la Constituci¨®n eslovena. El representante de los homosexuales, Bogdan Lesnik, transita por entre las butacas repartien do fotocopias de su propuesta: que la ley suprema federal reconozca el derecho a la elecci¨®n de sexo y que en ella se hable de ciudadanas y no s¨®lo de ciudadanos. El grupo Gay Magnus quiso organizar una gran reu ni¨®n de homosexuales en Ljubljana para el 25 de mayo, aniversario del nacimiento del fallecido presidente Tito. Esto puso la carne de gallina a m¨¢s de un ex combatiente partisano y se prohibi¨® la flesta alegando peligro de que cundiera el SIDA. En Eslovenia, los pacifistas han chocado con el Ej¨¦rcito por su defensa de los objetores de conciencia. Bernard Nezmah, director de la revista Mladina (Juventud), editada por la juventud socialista, afirma que penar a los objetores nueve a?os de c¨¢rcel es "un atentado contra el sistema". Incluso un alto funcionario comunista reconoci¨® a este diario que la reacci¨®n militar contra una decena de objetores fue desmesurada.
Milan Daljevic, viceministro de Defensa, declar¨® a un peri¨®dico esloveno que reconocer la objeci¨®n de conciencia equivaldr¨ªa a "conceder a ciertos individuos el derecho a la capitulaci¨®n en caso de agresi¨®n". Recordaba el general Daljevic que los testigos de Jehov¨¢, los adventistas y los nazarenos son enviados a tareas auxiliares, siempre que acaten el uniforme y la jura de bandera. En el centro antiguo de Ljubljana, ciudad que tanto re cuerda a Austria, un vendedor del semanario MIadina se deja fotografiar, pero pide que, si se publica su foto, se diga que se llama Budimir Vukovic: y es ad mirador del disidente hist¨®rico yugoslavo Milovan. Djilas, al que le ha dedicado una poes¨ªa. Eso es totalmente impensable en el resto de Yugoslavia, don de la broma le podr¨ªa, salir en unas semanas de arresto.
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