Inventarse el enemigo
El 23 de abril, poco antes del inicio del per¨ªodo de declaraci¨®n del impuesto sobre la renta, el presidente de la CEOE public¨® en un diario de informaci¨®n econ¨®mica una tremenda diatriba contra la Hacienda p¨²blica. Para el presidente de los empresarios, el "acoso fiscal a la empresa", "v¨ªctima y blanco favorito de la voracidad recaudatoria", "ha alcanzado su punto culminante con la implantaci¨®n del IVA", "la persecuci¨®n del fisco se ha hecho insostenible" y "la ley General Tributaria convierte a todo empresario en un potencial delincuente". Para el se?or Cuevas, la fiscalidad es un "elemento disuasorio de cualquier iniciativa empresarial" y est¨¢ claramente orientada contra el empresario.Este tipo de planteamientos y actitudes puede ser rentable para el futuro pol¨ªtico del se?or Cuevas. Es dudoso que sea el m¨¢s adecuado para ejercer una representaci¨®n despolitizada del mundo empresarial y de sus problemas reales. Declarar a la Hacienda p¨²blica enemigo p¨²blico de los empresarios es una posici¨®n ya cl¨¢sica de quienes han pretendido liderar la derecha pol¨ªtica o se preparan para ello. No es que esta ambici¨®n me parezca censurable, pero la premisa desde la que se proyecta es profundamente err¨®nea: la Hacienda p¨²blica no es el enemigo de la actividad empresarial ni de los empresarios como clase, como no lo es de ning¨²n contribuyente que cumpla con sus obligaciones fiscales.
Las tesis de Sitges
El 10 de mayo pasado, como cada a?o, la Administraci¨®n tributaria dio a conocer, en un seminario celebrado en Sitges, los datos de los que dispone acerca del impuesto sobre la renta, la distribuci¨®n de su carga y del nivel de fraude descubierto. De su an¨¢lisis se deduc¨ªa que:a) El n¨²mero de"contribuyentes y la renta declarada aumentan, y, por tanto, el fraude disminuye.
b) Las rentas del trabajo independiente (empresariales y profesionales), aunque aumentan considerablemente, siguen siendo bajas.
c) Los empresarios individuales se han beneficiado mayoritariamente de la fuerte disminuci¨®n de la tarifa del impuesto establecida para las rentas m¨¢s bajas en diciembre de 1985.
d) El nivel de fraude localizado es muy elevado.
No se trata, como el se?or Cuevas pretende, de abrir un proceso fiscal a los empresarios como colectivo ni de resucitar la lucha de clases en clave tributaria. La vida no es una historia de buenos y de malos y los comportamientos fiscales tampoco lo son. Nadie defiende la tesis manique¨ªsta seg¨²n la cual los asalariados son fervorosos contribuyentes y "los empresarios", todos ellos, por esencia, intr¨ªnsecamente defraudadores. Entre los empresarios espa?oles hay sin duda estrictos cumplidores de sus obligaciones fiscales, pero es necesario reconocer y denunciar que se observan todav¨ªa importantes bolsas de fraude que hay que erradicar, en beneficio, antes que nadie, de otros empresarios que se ven desalojados del mercado por la disminuci¨®n de costes de sus competidores que incumplen sus obligaciones fiscales.
En 1986 se ha producido una incorporaci¨®n masiva de contribuyentes al cumplimiento del impuesto. Por cada 100 espa?oles que presentaron su declaraci¨®n en 1985, lo han hecho ocho m¨¢s. En total, m¨¢s de medio m¨ªll¨®n de nuevas declaraciones.
La incorporaci¨®n de contribuyentes, tanto por el n¨²mero de declarantes como por la riqueza declarada, es realmente espectacular entre los profesionales y los empresarios individuales. En n¨²meros redondos, por cada tres agricultores que presentaron su declaraci¨®n en 1985, el a?o pasado apareci¨® un cuarto, y por cada cuatro declarantes de rentas empresariales no agr¨ªcolas apareci¨® un quinto. La renta total declarada por los empresarios individuales creci¨® un 34%. Los profesionales declararon una renta media de un 28% mayor que la del a?o anterior. Nos alegramos de que las cosas vayan tan bien, pero es dificil escapar a la sospecha de que tales incrementos se deben, en parte a la disminuci¨®n de los elevados niveles de ocultaci¨®n de renta y de actividad.
De ello se alegrar¨¢n los contribuyentes de rentas del trabajo que, excluidos por el sistema de retenciones de la posibilidad de defraudar, llevan tiempo esperando que el impuesto se aplique a las rentas no salariales de forma igualmente efectiva. Tambi¨¦n se ha mejorado -desde este punto de vista porque la participaci¨®n de las n¨®minas en el total de la renta declarada ha disminuido 4,35 puntos, desde el 83,2% de 1983 al 78,85% de 1985.
Pero queda mucho por hacer. Para valorar las incendiarias opiniones del se?or Cuevas es preciso saber que los niveles de fraude que descubren los servicios de inspecci¨®n y gesti¨®n tributari son muy elevados. Dedicar atenci¨®n prioritaria a la verificaci¨®n fiscal de las rentas que no son declaradas por terceros, como ocurre con las n¨®minas, no es el resultado de una actitud persecutoria ideol¨®gicamente ecindicionada, sino una forma racional de utilizar los recursos de los que dispone la Administraci¨®n tributar¨ªa. En 1986 el 917 de las actuaciones de la inspecci¨®n de Hacienda se orient¨® a las rentas del trabajo independiente. Se realizaron 50.000 inspecciones en profundidad, las cuales generaron 126.000 actas con deuda tributaria, por un total de 107.000 millones de pesetas, y un grado de ocultaci¨®n del 48% de la base imponible y del 68% de la cuota. En el impuesto sobre sociedades la unidades provinciales de inspecci¨®n descubren entre los contribuyentes inspeccionados un fraude en la cuota del 78%, en el ITE del 73% y en el IRPF del 65%, este ¨²ltimo especialmente acentuado en las declaraciones de empresarios y profesionales. A la vista de estos datos, ?hay o no hay un elevado nivel de fraude? ?Hay que ocultar su existencia para que nadie se moleste o hay que denunciarlo y combatirlo? En lugar de "acoso" y de "insostenible persecuci¨®n", de lo que habr¨ªa que hablar es de un intento de aplicar la ley fiscal con generalidad.
La informaci¨®n cruzada de la que se dispone es tambi¨¦n reveladora. Hay muy pocos asalariados entre los 500 ciudadanos que adquirieron un coche, de importaci¨®n de m¨¢s de cuatro millones y en sus. declaraciones hidieron constar ingresos de s¨®lo un mill¨®n de pesetas. ?stos, seguro, son de los que se quejan del lastimoso estado de las carreteras.
El cruce de la informaci¨®n generada por el IVA con las declaraciones de renta ser¨¢ un elemento fundamental de la lucha contra el fraude. Por cierto, ?por qu¨¦ le parece al se?or Cuevas que la implantaci¨®n del IVA es el cenit del acoso fiscal al empresario, cuando todo el mundo reconoce que el IVA es el mejor impuesto indirecto, desgrava la inversi¨®n empresarial, grava el consumo final en vez del ahorro y la inversi¨®n? Claro que, con el IVA por medio, es m¨¢s dificil ocultar los niveles de actividad y m¨¢s f¨¢cil detectar el fraude. Si se es un firme partidario de declarar los niveles reales de compras y de ventas, ?se puede explicar por qu¨¦ y c¨®mo el IVA constituye un elemento adicional de acoso y persecuci¨®n fiscal al empresario que no pretenda ocultar su actividad y beneficios reales?
Las rentas del trabajo
El rendimiento medio declarado por empresarios individuales es de 646.582 pesetas al a?o, el 49% de la renta media del trabajo asalariado.Se puede analizar la informaci¨®n que esta media sintetiza. En primer lugar conviene separar los empresarios individuales agr¨ªcolas de los no agr¨ªcolas. En segundo lugar se puede separar los muy peque?os empresarios individuales, generalmente acogidos a la estimaci¨®n objetiva singular simplificada (EOSS) de los que declaran en r¨¦gimen de estimaci¨®n objetiva normal o directa, que por definici¨®n tienen cifras de ventas superiores a los 5,5 millones.
-La situaci¨®n de las rentas agr¨ªcolas declaradas es pat¨¦tica. Aceptemos que el 90% de los declarantes, que se acogen a la estimaci¨®n objetiva simplificada, sean peque?os agricultores y que esto explique el no lleguen a una renta med¨ªa de 27.000 pesetas al mes. Pero es m¨¢s dif¨ªcil aceptar que los 46.000 restantes no alcancen una renta media de 40.000 pesetas mensuales.
En cuanto al mill¨®n de contribuyentes que declaran rentas empresariales individuales no agr¨ªcolas podemos dejar aparte la gran masa de los muy peque?os empresarios y comerciantes, donde deben estar todos los peque?os artesanos, taxistas, taberneros y tenderos que suele citar el se?or Cuevas. Son casi tres cuartos de mill¨®n. El 255, restante, que no debe ser ya tan peque?o en su dimensi¨®n empresarial, no llega, en media, a 75.000 pesetas al mes. En realidad s¨®lo el 751, se sit¨²a en niveles de base imponible superiores a tres millones de pesetas.-
- Una vez m¨¢s no es un problema de maldades intr¨ªnsecas. Es un problema de informaci¨®n asociada a la gesti¨®n del impuesto. La existencia de retenciones y de informaci¨®n asociada evita a los asalariados la tentaci¨®n de defraudar, y la mayor dificultad de conocer autom¨¢ticamente las bases imponibles de otros tipos de rentas requiere una mayor atenci¨®n de la Administraci¨®n tributaria.
-Reforma en la tarifa del impuesto disminuy¨® sustancialmente los tipos efectivos soportados por los contribuyentes con bases imponibles bajas.
Dado que el 85,5% de los empresarios individuales no agr¨ªcolas y el 87,3% de los agr¨ªcolas se encuentran en tramos de bases imponibles inferiores a dos millones de pesetas, la gran mayor¨ªa de estas rentas se ha beneficiado de la disminuci¨®n de los tipos del impuesto que sigui¨® a la baja de las retenciones, operada en abril de 1985.
Cuando se sabe que el 60%. de los rendimientos empresariales individuales y el 70% de los agr¨ªcolas est¨¢n situados en bases imponibles inferiores al mill¨®n de pesetas, resulta que los impuestos directos de estos contribuyentes han disminuido entre un 43% y un 87%.
En realidad, en estos cuatro a?os de legislaci¨®n fiscal socialista se han tomado multitud de medidas para incentivar la actividad empresarial: desgravaciones por inversi¨®n y empleo sin l¨ªmite en la cuota, libertad de amortizaci¨®n, incentivos regionales, ayudas a la reconversi¨®n, desgravaciones que fomentan la construcci¨®n, etc¨¦tera, cuya rese?a pormenorizada no cabe en estas l¨ªneas. Los impuestos directos de la inmensa mayor¨ªa de los empresarios individuales han disminuido. El impuesto de sociedades ha perdido buena parte de su capacidad recaudatoria a golpe de deducciones, desgravaciones, bonificaciones y exenciones, aunque ¨¦stas nunca parecen ser suficientes.
El se?or Cuevas advierte (Abc, 14 de mayo) que la p¨¦rdida de confianza que la Hacienda p¨²blica ha generado en los empresarios les impide crear nuevos puestos de trabajo. Pero ?en qu¨¦ han perdido la confianza? Ser¨ªa muy bueno que definitivamente se perdiese la confianza en poder vivir al margen de las obligaciones civiles, entre las cuales est¨¢n las fiscales. Y ser¨ªa bueno que el se?or Cuevas dejase de pensar que el empresario necesita situarse en un santuario fiscal para cumplir con su fundamental papel de creador de riqueza y trabajo. Creo sinceramente que el empresario espa?ol merece mejor consideraci¨®n.
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