Abiertas 402 librer¨ªas en el Retiro de Madrid
Una veintena de establecimientos epecializados luchan contra el gigantismo de la Feria del Libro
La Feria del Libro, inaugurada ayer en Madrid, no puede recorrerse razonablemente en una sola visita, pues el paseante tarda unos tres cuartos de hora en cruzar sus 402 casetas, sin apenas detenerse, y eso en una ma?ana con pocos visitantes. Novedad de la feria de este a?o ha sido la iniciativa de una veintena de libreros que, a cambio de no entrar en el sorteo de casetas, obtuvieron permiso para agruparse en un extremo de la calle que da al lago. Frente a un exceso de oferta monocorde en buena parte de las casetas, ellos ofrecen especializaci¨®n.
Los organismos oficiales ocupan 37 casetas, y en ocasiones son ¨¦stas de las mejor emplazadas, como las de la Comunidad de Madrid. Esta abundancia de editoriales oficiales -desde el Bolet¨ªn Oficial del Estado hasta la comunidad aut¨®noma de Castilla-La Mancha, junto con la llegada del alcalde, Juan Barranco, rodeado de una nube de funcionarios, prest¨® ayer al Retiro en la hora de la inauguraci¨®n un aire de jard¨ªn ministerial. En un discurso, precedido y seguido por los acordes met¨¢licos de la banda municipal, Barranco dijo que la feria es un homenaje de la inteligencia al libro, y que todo lo que se haga en' defensa de ¨¦ste ser¨¢ poco si se desea mant ener una cultura humanista.La feria de este a?o supera en 40 casetas a la del a?o anterior, y los participantes, seg¨²n impresiones recogidas, son conscientes del riesgo de gigantismo; 159 de las casetas corresponden a librer¨ªas, 144 a editoriales y 62 a distribuidoras, adem¨¢s de las 37 de organismos oficiales. Una veintena de libreros, organizada en el gremio alternativo registrado con el nombre Librer¨ªas, ofrece desde un rinc¨®n una concepci¨®n distinta de la feria, cual es la de la especializaci¨®n, seg¨²n inform¨® la librera Pilar Sanfiz.
Son casetas dedicadas al menos en parte a libros infantiles, ajedrez, naturaleza o libros de la antig¨¹edad.
La venta a plazos
Algunos libreros han protestado por la participaci¨®n en la feria de editoriales especializadas en la venta a plazos, por considerar que ellos ya tienen su circuito y no son verdaderos libreros. Sin embargo, el responsable de la caseta de una de estas editoriales dijo que ni siquiera estaba informado de esta protesta.
Frente a la caseta de otra de estas editoriales, dos vendedores intentaban convencer a una joven para que adquiriese la colecci¨®n de casetes de un m¨¦todo de aprendizaje del ingl¨¦s. "Con el cuarto tomo ya te lanzas", dec¨ªa uno de los vendedores, y la chica cabeceaba pero no se decid¨ªa. "La gente que vive fuera de Madrid lleva ventaja, pues pone el casete en el coche, lo va escuchando y al final tiene un acento fenomenal". La chica no se decid¨ªa, de modo que el vendedor sac¨® la artiller¨ªa pesada: "Con el m¨¦todo se consigue el lower de la universidad de Cambridge". Y como la chica sab¨ªa de qu¨¦ se trataba, fue rebajando el premio: "Bueno, se consigue una preparaci¨®n suficiente para aprobar ese examen".
Tambi¨¦n existe malestar por la iniciativa de una cadena de grandes almacenes, de regalar en sus establecimientos lotes de libros por la compra de uno. A juicio de m¨¢s de un librero consultado, que record¨® la existencia de un precio fijo para el libro, ello es competencia desleal.
La feria parece m¨¢s ordenada que otros a?os, y con mayor espacio. Se han organizado distracciones y juegos pedag¨®gicos para los ni?os, principalmente por la tarde, y en un galp¨®n se ense?a con claridad y sencillez el proceso de elaboraci¨®n de un libro.
Por primera vez en varias ediciones, en la ma?ana de la inauguraci¨®n no llovi¨®. Hac¨ªa una ma?ana espl¨¦ndida, llena de p¨¢jaros, que los responsables de la megafon¨ªa para sordos se empe?aban en sabotear con m¨²sica de discoteca, y de discoteca mala. "Habr¨ªa que conseguir que quiten la m¨²sica", dijo una vendedora simp¨¢tica. "Pues usted es la que tiene influencia aqu¨ª", coment¨® el paseante. "?Yo? ?Yo qu¨¦ va! Pasaba por aqu¨ª, vi luz y me qued¨¦".
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