'Bailaora' de Madrid
Nunca Madrid ha tenido, que yo recuerde, una tan grande bailaora como La Tati. Una bailaora que, ya con larga carrera art¨ªstica en su biograf¨ªa, est¨¢ ahora dando la medida de su talento y haci¨¦ndose merecedora a un reconocimiento que quiz¨¢ nunca tuvo antes.Talento vers¨¢til, personal¨ªsimo, fuera de posibles comparaciones. Tati es distinta a cualquier otra bailaora. Su baile por alegr¨ªas de esta noche fue memorable, en la pauta de una vena creadora riqu¨ªsima, brillando inagotable -en una secuencia largu¨ªsima- la m¨¢s incre¨ªble diversidad de ideas, de soluciones, de recursos, algunos de ellos quiz¨¢ no muy ortodoxos, pero hechos con una sabidur¨ªa y un garbo flamencos que no dejan resquicio a la cr¨ªtica.
Noches Flamencas del C¨ªrculo
La Tati, al baile, con Jes¨²s el Almendro y Antonio Malena al cante; Juan Parrilla, Manuel Parrilla y Leo, guitarras; Bernardo Parrilla, viol¨ªn; Juan Parrilla hijo, flauta, y Don Diego, palmas. D¨ªa 29 de mayo. Cante: Jos¨¦ Merc¨¦. Toque: Curro de Jerez. Baile: Carmen Loreto, con Jes¨²s El Almendro al cante. Cante: Basilio Villalta, Manuel Palac¨ªn, Chaquet¨®n. Toque: ?scar Luis, Manuel Palac¨ªn hijo, Jos¨¦ Soto. C¨ªrculo de Bellas Artes. Madrid, 27 y 28 de mayo.
Tati hace gala de una apabullante habilidad para darnos un baile de calidad en que no falta la nota de humor, el desagarro e incluso una cierta chuler¨ªa muy madrile?a. Lo dicho: una bailaora distinta.
Hay que o¨ªr a Chaquet¨®n en estos recitales en que puede hacer m¨¢s de los dos o tres cantes de siempre y dar la medida de un cantaor largo, conocedor profundo no s¨®lo de los estilos gaditanos sino de otros como la siguiriya, que afronta la doliente grandeza propia del g¨¦nero. Jos¨¦ Soto le hizo un acompa?amiento justo, casi perfecto, el acompa?amiento de quien conoce bien elcante y sabe lo que se espera de la guitarra, y Chaquet¨®n pudo dejarnos testimonio una vez m¨¢s de que es uno de los mejores cantaores actuales, un verdadero maestro. Su cante por malague?as fue, como siempre, espl¨¦ndido, como lo fueron sus alegr¨ªas, sus tangos, sus buler¨ªas, sus siguiriyas. Y por soleares rompi¨® moldes, es dif¨ªcil cantar mejor que lo hizo ¨¦l por ese palo.
Jos¨¦ Merc¨¦ no tuvo su mejor noche. Tampoco la peor. Cant¨® sencillamente bien, como en ¨¦l es habitual, aunque s¨®lo espor¨¢dicamente -los ayes del Marrurro- alcanzara el quej¨ªo estremecedor que a veces es capaz de darnos.
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