Las barricadas de Puerto Real
Los trabajadores de Astilleros luchan desde hace cinco meses contra la falta de contrataciones
Han sido cinco meses detr¨¢s de las barricadas. Desde principio de este a?o, los trabajadores de Astilleros de Puerto Real han repetido con puntualidad, dos veces por semana, un ritual que comenzaba con una asamblea para terminar en una aut¨¦ntica batalla campal con los antidisturbios de la polic¨ªa. Durante esos cinco meses de violencia en Astilleros de Puerto Real estall¨® una situaci¨®n que se ven¨ªa fraguando desde 1983, cuando comenz¨® el proceso de reconversi¨®n naval y pasaron a la historia los tiempos en los que las botaduras eran algo de todos los d¨ªas en la factor¨ªa naval.
En los buenos tiempos llegaron a trabajar en los Astilleros de Puerto Real m¨¢s de 5.000 personas, incluyendo plantilla y contratas. Hoy la plantilla se sit¨²a en torno a los 3.400 trabajadores, de los que 2.200 est¨¢n en regulaci¨®n de empleo. De este colectivo, m¨¢s de 1.000 han cumplido ya los dos a?os de prestaciones y est¨¢n recibiendo un sueldo de Astilleros simplemente por no hacer nada.En esta situaci¨®n, regulaci¨®n de empleo con peque?os periodos de trabajo, estuvo hasta hace tres meses Manuel Garc¨ªa Vaca, de 35 a?os y con 17 de antig¨¹edad en la empresa. Su primera regulaci¨®n de empleo data de noviembre de 1983 y desde entonces ha tenido que soportar largos periodos de inactividad, alejado de un puesto de trabajo que considera suyo, "porque es lo ¨²nico que tengo para alimentar a una familia de seis personas. Garc¨ªa Vaca, reci¨¦n reincorporado a su puesto como herrero montador en uno de los talleres de bloques curvos del astillero, comparte con el resto de la plantilla, adem¨¢s de una situaci¨®n casi desesperada, un sentimiento de pesimismo sobre el futuro: "Arreglar esto es muy dif¨ªcil, pero yo estoy dispuesto a aguantar aqu¨ª hasta que haga falta, porque fuera de aqu¨ª no hay otra cosa".
Este convencimiento sobre la falta de salidas profesionales fuera del astillero es lo que hace que ni se plantee una posible baja incentivada, por la que cobrar¨ªa unos 5 millones de pesetas, y lo que le hizo estar desde el comienzo de la lucha, cada martes y cada jueves, en las barricadas Manuel Garc¨ªa, afiliado a la Confederaci¨®n Aut¨®noma de Trabajadores (CAT) -un peque?o grupo surgido de USO, que ha jugado un importante papel en la lucha de los ¨²ltimos meses- sonr¨ªe y calla cuando se le pregunta si durante las ¨²ltimas semanas ha llegado a empu?ar un tirachinas, arma favorita de los trabajadores frente a la polic¨ªa, aunque justifica plenamente el comportamiento seguido: "Nosotros nos hemos defendido cuando nos han atacado".
Fuera de todo control
La lucha de los astilleros de Puerto Real ha sido sin duda la m¨¢s dura de las que se han llevado a cabo en Andaluc¨ªa durante la ¨²ltima d¨¦cada, y desemboc¨® en la noche del pasado mi¨¦rcoles y madrugada del jueves en una situaci¨®n que escap¨® del control del comit¨¦ y que, en algunos momentos, roz¨® la tragedia. La jornada del mi¨¦rcoles, con m¨¢s de 50 manifestantes y polic¨ªas heridos en las calles de Puerto Real, puso final, por ahora, a un largo proceso inciado casi medio a?o despu¨¦s de que el ¨²ltimo barco construido en Astilleros de Puerto Real por encargo fuera entregado a su armador.Durante el ¨²ltimo a?o, ni un solo buque ha sido encargado a la factor¨ªa de Puerto real, y de sus diques s¨®lo han salido dos cargueros, construidos contra almac¨¦n, esto es, sin contratante previo, aunque destinados a la Empresa Nacional Elcano. Mientras las poderosas gr¨²as de los astilleros de Puerto Real -una parte integrante del paisaje de la Bah¨ªa de C¨¢d¨ªz- permanecen inactivas y en los talleres de construyen, a ritmo lento, bloques para no se sabe qu¨¦ barcos, los trabajadores mantienen como objetivo el cumplimiento de los acuerdos de reconversi¨®n naval, que preve¨ªan para esta factor¨ªa un volumen de contrataci¨®n de 108.000 toneladas anuales de registro bruto compensado.
Se trata de poner medios para la supervivencia de una factor¨ªa que, como dice Julio Villalobos, miembro del comit¨¦ de empresa y actualmente en regulaci¨®n de empleo, fue "un capricho del franquismo".
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