Cr¨®nica de una sinraz¨®n
Las pr¨¢cticas militares afectan a los grupos humanos y al ecosistema de los territorios donde se llevan a cabo de modo continuado. Los autores se?alan que la elecci¨®n de Caba?eros como pol¨ªgono de tiro para unidades a¨¦reas corri¨® a cargo del Instituto para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (Icona), lo que, seg¨²n su criterio, hace m¨¢s sorprendente la ubicaci¨®n del posible campo de tiro y se?alan que se conculca la legislaci¨®n internacional sobre protecci¨®n de especies, junto a una enumeraci¨®n de los da?os ecol¨®gicos que se derivar¨ªan para la zona.
Los ej¨¦rcitos modernos precisan de maniobras continuas que mantengan la maquinaria de guerra en su estado de m¨¢xima eficacia devastadora. Una condici¨®n imprescindible de estas maniobras es disponer de amplios espacios donde poderse realizar. La elecci¨®n de estos espacios ha de combinar criterios de realismo o proximidad a posibles frentes de batalla con criterios de minimizaci¨®n de costes econ¨®micos, sociales y de otros tipos. En la actualidad, las Naciones Unidas estiman en unos 42 millones de hect¨¢reas la superficie total de los continentes utilizada para actividades militares, una mayor¨ªa se situar¨ªa sobre terrenos considerados como marginales.Los impactos derivados de las pr¨¢cticas militares afectan tanto a la actividad humana como a los ecosistemas en que se realizan. La interrupci¨®n de labores agr¨ªcolas y ganaderas, la alteraci¨®n de la vida cotidiana y los accidentes corresponden al primer grupo de efectos negativos. La destrucci¨®n total o parcial de la vegetaci¨®n y fauna de la zona, compactaci¨®n de suelos y aumento de erosi¨®n, modificaci¨®n de par¨¢metros ambientales como el nivel de ruido, o el propio impacto generado por las instalaciones militares (edificios, carreteras, dispositivos de comunicaci¨®n, etc¨¦tera) corresponden al segundo grupo.
Nuestro Estado no se ha librado de esta servidumbre, siendo numerosas las ¨¢reas que se ven afectadas por los mencionados procesos de deterioro debido a las actividades militares. En los ¨²ltimos meses vuelve a estar de actualidad el caso del posible pol¨ªgono de tiro de Caballeros, que ocupar¨ªa una superficie de 16.579 hect¨¢reas, de un conjunto de fincas reunidas bajo una misma propiedad, conocida como Caballeros y con una superficie total de 24.144 hect¨¢reas. Una serie de circunstancias confluyen en esta decisi¨®n, haci¨¦ndola particularmente aberrante, por lo que una breve menci¨®n a las mismas puede ilustrar el caso y arrojar luz sobre otros similares.
En primer lugar, la historia del propio proyecto, que nace en el oto?o de 1981, unos meses despu¨¦s del ingreso de Espa?a en la OTAN. En efecto, la normativa del bloque militar occidental recomienda tama?os m¨ªnimos de 16.000 hect¨¢reas para campos de tiro de la aviaci¨®n, careciendo nuestro Estado hasta la fecha de un campo de semejantes caracter¨ªsticas. Adem¨¢s del tama?o, se requiere el criterio de ubicaci¨®n que minimice los costes de desplazamiento de los aviones que se van a servir de dicho campo desde sus bases respectivas. Dichas bases corresponden a Talavera la Real (Badajoz), Albacete, Torrej¨®n de Ardoz (Madrid) y Mor¨®n (Sevilla), las dos ¨²ltimas, bases estadounidenses en nuestro territorio y consideradas por el propio EE UU como fuerzas integradas en la OTAN. Caba?eros nace, pues, vinculado a nuestra integraci¨®n en la Alianza Atl¨¢ntica y al mayor proyecto de compra de armas de nuestra historia: el proyecto FACA. Conviene recordar en este sentido las palabras del ministro de Defensa, Narc¨ªs Serra, en su intervenci¨®n ante el Congreso el pasado 24 de abril: - "As¨ª, pues, el Ej¨¦rcito del Aire necesita un nuevo pol¨ªgono por razones de seguridad y de capacidad, derivadas de su nuevo avi¨®n de combate.
Definido el tama?o m¨ªnimo y los criterios de distancia, corresponde al Instituto para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (sic) la tarea de buscar un emplazamiento satisfactorio. Uno de los aspectos m¨¢s grotescos del caso es que el propio Icona recomendase como emplazamiento ¨®ptimo Cabafleros, zona que destaca de un modo notabil¨ªsimo por sus valores natural¨ªsticos. La finca encierra registros f¨®siles del Paleozoico de: un elevado inter¨¦s. Conserva una de la mejores muestras de vegetaci¨®n mediterr¨¢nea de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, con algunas especies end¨¦micas. Y alberga una fauna de extraordinario valor, especialmente en lo referente a mam¨ªferos y aves.
Desde este punto de vista, resalta el hecho de que la ubicaci¨®n del pol¨ªgono de tiro de Ca?aberos atente contra la propia legislaci¨®n recogida en los convenios internacionales de protecci¨®n de especies y sus h¨¢bitats, firmados por el actual Gobierno, entre los que destacan el Convenio de Berna y la Directiva de las Aves de la CEE de 1979, modificada en 1981 y 1.985. De las 144 especies recogidas en el anexo 1 de dicha Directiva, consideradas como especies de m¨¢xima protecci¨®n, al menos 31 est¨¢n presentes en Caba?eros. Actividades como el uso de explosivos, armas autom¨¢ticas y vuelos de aviones en los h¨¢bitats de dichas especies est¨¢n expl¨ªcitamente prohibidos por la Directiva. La explicaci¨®n oficial de que el ¨¢rea de impacto de proyectiles ser¨¢ de media a una hect¨¢rea, manteni¨¦ndose el resto del territorio inalterado, pone de manifiesto la ignorancia de nuestras autoridades militares en temas ambientales o su deseo de camuflar la realidad de la situaci¨®n.
Otro grave impacto ser¨ªa el abandono de los nidos, a causa del ruido, de aves extremadamente raras en el mundo y en v¨ªas de extinci¨®n, como son la cig¨¹e?a negra y el ¨¢guila imperial, de los que quedan algunas parejas nidificantes en Caba?eros. Para dar una idea del grado de esc¨¢ndalo que supone la ubicaci¨®n del campo de tiro en un ¨¢rea de tan alto valor natural¨ªstico, se puede apuntar como posible equivalente en zonas urbanas la utilizaci¨®n de la catedral de Burgos, la Alhambra de Granada o la Mezquita de C¨®rdoba como terrenos de maniobras para pr¨¢cticas militares.
Asistimos, pues, en estos d¨ªas a los proleg¨®menos del sacrificio de una nueva v¨ªctima propiciatoria en el altar de Marte. Sirvan estas l¨ªneas para atraer la atenci¨®n sobre el caso, pidiendo que la raz¨®n impere sobre la fuerza y que se abandone tan descabellada idea, cuya mera existencia deber¨ªa avergonzarnos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.