Balance
Dudaba entre hablar de las solchagueces emitidas por el se?or ministro de Econom¨ªa contra la prensa cr¨ªtica de su gesti¨®n o la perplejidad que me merecen los comentarios poselectorales de casi todas las formaciones pol¨ªticas espa?olas. Tanto las solchagueces de Solchaga como la desfachatez de algunos balances electorales conducen a la constataci¨®n de que la doble verdad se ha instalado en nuestra conciencia pol¨ªtica y no se trata, menos mal, de la doble verdad fascista, sino de la otra. Insisto: menos mal.Que el se?or Solchaga mantenga que el progresista es ¨¦l y su pol¨ªtica econ¨®mica, y que los dirigentes de casi todos los partidos insistan en que han ganado las elecciones, no son s¨ªntomas de enajenaci¨®n mental transitoria. Que no cunda el p¨¢nico. Son los s¨ªntomas de que la verdad no merece consideraci¨®n pol¨ªtica si no puede ser instrumentalizada, un viejo principio que se convierte en el travestido ¨¦pico preferido de muchos profesionales de la pol¨ªtica. Porque el se?or Solchaga est¨¢ haciendo lo que le deja hacer la derecha econ¨®mica internacional, y otra cosa, que tiene su importancia, es que ¨¦sa sea la pol¨ªtica que le gusta a ¨¦l. Algunos recetarios econ¨®micos permiten llegar a la pretensi¨®n de un happy end marxista, de los hermanos Marx, naturalmente. Ese happy end dice: cuanto m¨¢s favorezcamos la l¨®gica capitalista, m¨¢s nos acercamos al objetivo socialista. Y en cuanto a los balances poselectorales, esconden el profundo escepticismo que se insin¨²a en la predisposici¨®n pol¨ªtica de la sociedad espa?ola. Al tiempo que esa sociedad retira buena parte de su confianza a los socialistas, tampoco se la da suficientemente a las opciones que suben, CDS e IU, y adem¨¢s se la quita escandalosamente a AP. Por el contrario, aumenta el voto de los llamados partidos locales, como si con esa decisi¨®n se nos estuviera diciendo que ya s¨®lo queda confiar en el tendero de la esquina o en el vecino del quinto. Y por si faltara una guinda, ah¨ª est¨¢ el voto de cabreo radical en manos de Herri Batasuna. Urge que vengan los soci¨®logos con las rebajas.
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