El triunfo de la desmesura
Todo comenz¨®, en Nueva York. Estaba en un restaurante franc¨¦s de Manhattan. Mi compa?ero de mesa insisti¨® en que visitara la toilette del local, advirti¨¦ndome que me encontrar¨ªa con un personaje especial al que, seg¨²n mi amigo, acabar¨ªa pareci¨¦ndome de seguir comiendo de esa forma, sobre todo napoleones (pasteles de milhojas con crema y nata). Fui al lavabo y lo reconoc¨ª inmediatamente: all¨ª estaba ¨¦l con sus colores intensos. Era un cartel magn¨ªfico de Fernando Botero.Estaba en 1982 y desde entonces hasta hoy he seguido apasionadamente los personajes, ropas, colores y, en definitiva, el fascinante mundo de Botero. Alzo despu¨¦s, al contemplar la versi¨®n de Huston de Bajo el volc¨¢n, pude reconocer de nuevo los tipos m¨¢gicos de Botero.
El Final del siglo XX es tambi¨¦n el triunfo de la desmesura: las mayores y m¨¢s constantes crisis econ¨®micas; los conciertos m¨¢s multitudinarios; las ascensiones m¨¢s r¨¢pidas y las ca¨ªdas m¨¢s dolorosas; los detergentes m¨¢s limpios y los coches m¨¢s veloces. No puede extra?ar que en este contexto en el que la cantidad es un signo cualitativo triunfe arrolladoramente el pintor de las m¨¢s gordas, supergordas, Botero.
Contemplar sus cuadros me hace volver a la infancia, a esa ¨¦poca en la que todos disfrut¨¢bamos viendo nuestros cuerpos deformados en los espejos fant¨¢sticos de nuestras ferias. All¨ª, en aquella parcela de nuestra memoria, pasar de El Greco a Botero no exig¨ªa m¨¢s de un paso.
En realidad, si uno cantaba a la austeridad y el otro lo hace a la opulencia, los dos muestran con su talento que el ser humano se compone tambi¨¦n de ascetismo y placer. Todos somos el doctor Jekyll y Mr. Hyde.
Exageraci¨®n
Lo que Botero hace no es sino aplicar la exageraci¨®n inteligente, el esperpento y la astracanada a su mundo personal, con el a?adido de una espl¨¦ndida t¨¦cnica, un evidente dominio del oficio. Valle-Incl¨¢n, Fellini, Berlanga y Azcona, entre otros, han creado obras que no s¨®lo su distorsi¨®n, sino que aportan una gran riqueza al conocimiento de un momento hist¨®rico.
Resulta sobrecogedor contemplar el retrato que hizo Fernando Botero al general Franco: en ese cuadro est¨¢ el estilo del pintor, pero tambi¨¦n la expresi¨®n rigurosa del retratado.
Fatty, Oliver Hardy, los ¨²ltimos d¨ªas de Elvis Presley, Elizabeth Taylor antes de la cura de adelgazamiento (George Hamilton), Shelley Winters, Fats Domino, Peter Ustinov, la estanquera de Amarcord, Divine, Dolly Parton, los 160 kilos de Marlon Brando y tantas otras hermosuras nos hacen cantar juntos, y a la vez, que "ellos las prefieren gordas".
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