Miedo a los 'Sanjuanes'

A. V. ENVIADO ESPECIAL, Desde que la Asociaci¨®n para la Defensa de los Derechos del Animal (ADDA) hiciera p¨²blica su repulsa por los festejos de el toro de Coria y una revista de tirada nacional mostrara fotos a todo color de varios j¨®venes caurienses mostrando en sus manos restos del animal, los vecinos de la localidad se han puesto en guardia contra cualquier artilugio fotogr¨¢fico que deje constancia de su fiesta fuera del pueblo.

La pandilla de veintea?eras formada por Mar¨ªa, Soledad, Nines, Argeme y Mar¨ªa del Carmen opina que los eurodiputados deber¨ªan ocuparse de cosas importantes, como evitar que los j¨®venes se droguen o les falte el trabajo, "en vez de andarse contando mentiras sobre el toro". El enfado de las chicas se debe a que dicen por ah¨ª que al toro se le cortan las turmas (genitales) en vida. Y ellas saben que eso no es posible porque, una de dos, o no es un toro el que se deja o no es un hombre el que las corta.

Antonio Ballesteros, cauriense y gran conocedor de la fiesta, asegura que "aqu¨ª al toro lo mimamos por la sencilla raz¨®n de que si se acaba el toro se acaba la diversi¨®n". El gastr¨®nomo Juan Carlos Alonso, habitual de Los Sanjuanes, opina que el toro es "lo mejor que tienen los vecinos de estas tierras tan humildes", y constata que el respeto por el animal es "tot¨¦mico". Pedro Moreno, conocido por Al¨ª, veterano de la pe?a El 27, asegura que "el toro va libre por la calle". Insisten en que en la fiesta participan todos y que cualquier corrida de toros "con tanto descabello, es mucho m¨¢s cruel". Nadie cuenta con que el toro llega a estar hasta m¨¢s de tres horas correteando asediado por las calles.

Alegan en defensa de la fiesta que el encuentro con el toro es "limpio" y "cara a cara". En efecto, Carlos El¨ªas, m¨¦dico suplente en Coria, constata que s¨®lo en la noche de San Juan se atendieron ocho heridos, cuatro de los cuales lo fueron por el toro, uno de ellos con una cornada de 15 cent¨ªmetros en la rodilla.

Aunque la mayor parte de los casi 12.000 vecinos de Coria (el pueblo triplica sus habitantes en las fiestas) est¨¢n convencidos de lo que dicen, pueden ser hostiles en extremo con los fot¨®grafos y, entre bromas y veras, llegar a gritarles "os vamos a echar al toril". Cosa que dicen que van a hacer con el ingl¨¦s que les quiere quitar la fiesta.