Oliver North culpa al Congreso de ser el responsable del 'Irangate'

"Ment¨ª al Congreso y no me arrepiento", afirm¨® ayer Oliver North, tras lo cual culp¨® al Parlamento de ser responsable del desastre del Irangate, y acus¨® a los comit¨¦s investigadores de llevar a cabo una investigaci¨®n injusta y parcial contra ¨¦l. El principal protagonista del esc¨¢ndalo, que apasiona a la opini¨®n p¨²blica y conmociona a la presidencia, realiz¨® en su tercer d¨ªa de testimonio p¨²blico una apasionada apolog¨ªa de Ronald Reagan y de su pol¨ªtica de apoyo a la guerra sucia de Nicaragua.

"No estoy mintiendo para proteger a mi comandante en jefe", afirm¨® ayer el teniente coronel, poco despu¨¦s de admitir que hab¨ªa mentido al Congreso, a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), al general Richard Secord, a los iran¨ªes, y que hab¨ªa falsificado cartas y destruido documentos oficiales. Sus mentiras patri¨®ticas son, pues, selectivas. En un momento de su testimonio en la sesi¨®n matinal, dos manifestantes con una pancarta gritando ?contras, asesinos!" y denunciando que los rebeldes nicarag¨¹enses trafican con droga a trav¨¦s de bases militares norteamericanas, irrumpieron en la sala y fueron detenidos por la polic¨ªa. "Es un buen espect¨¢culo", afirm¨® la hija del presidente, Maureen, satisfecha por el desarrollo de los interrogatorios.La opini¨®n p¨²blica, el gran jurado al que se est¨¢ dirigiendo North con gran efectividad, aprovechando la caja de resonancia de la televisi¨®n, se est¨¢ volviendo a favor de este sorprendente teniente coronel, seg¨²n los primeros sondeos. ?l mismo afirma que ha recibido 50.000 cartas, de las que s¨®lo 50 son condenatorias, y ha pedido a Dios, al que continuamente se refiere, que le sigan llegando testimonios de apoyo. La Casa Blanca anunci¨® ayer que est¨¢ recibiendo cientos de llamadas preguntando d¨®nde se puede entregar dinero para la contra. El vicepresidente, George Bush, ya ha aventurado que North saldr¨¢ mejor parado de este juicio que sus cr¨ªticos.

North afirm¨® ayer: "Saldr¨¦ de aqu¨ª con la cabeza alta. Ustedes me podr¨¢n alcanzar con algunos golpes, pero no me herir¨¢n". North est¨¢ dominando los interrogatorios del comit¨¦ de investigaci¨®n del Congreso sobre el Irangate. Se presenta como la v¨ªctima inocente de una "batalla constitucional entre el poder ejecutivo y el legislativo sobre la conducci¨®n de la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos". Con un innato sentido del drama, actuando como un buen actor, pero apoyado en un sincero fanatismo ideol¨®gico, utiliza una mezcla de agresividad de hombre injustamente acosado y de sinceridad emocional que provoca una mezcla de sentimientos de apoyo y de l¨¢stima. Ayer situ¨® estrat¨¦gicamente detr¨¢s de su asiento a su esposa Betsy.

North admite sin ning¨²n remordimiento que ha enga?ado al Congreso. "Pero lo hice con ¨®rdenes de mis superiores, alguno de los cuales luego me mand¨® una nota diciendo: bien hecho". Asegura que todo el mundo en el Gobierno sab¨ªa que se estaba apoyando a la contra cuando lo hab¨ªa prohibido el Congreso. Ello incluye al secretario de Estado, George Shultz, que, afirma North, le dijo en un c¨®ctel, poni¨¦ndole la mano sobre el hombro: "Qu¨¦ buen trabajo est¨¢ haciendo manteniendo viva la resistencia nicarag¨¹ense".