La econom¨ªa sumergida, de moda
Las causas profundas de la existencia del fen¨®meno de una econom¨ªa subterr¨¢nea, es decir, de todo aquel conjunto de actividades m¨¢s o menos ?legales, e incluso inmorales -por ejemplo, el mundo de la droga, en el que se mueven cantidades ingentes de dinero-, tienen muy diversos or¨ªgenes y motivaciones. Podemos afirmar que se producen fen¨®menos de ese tipo de actividad econ¨®mica cuando, como consecuencia de una serie m¨²ltiple y diversa de presiones, las empresas desaparecen del ¨¢rea de lo legal y se refugian en la ilegalidad para buscar una soluci¨®n a los elevados costes, singularmente de car¨¢cter fiscal, laboral o de Seguridad Social.La conexi¨®n entre econom¨ªa sumergida y medidas de pol¨ªtica econ¨®mica y laboral es clara, lo que no quiere decir que sean solamente las modificaciones en tal pol¨ªtica lo que da lugar a que se reduzca esa econom¨ªa ilegal.
La econom¨ªa sumergida
Quien afirme poder precisar el volumen o la importancia de lo que significa tal econom¨ªa en Espa?a hace afirmaciones vanas, porque carecemos de elementos de juicio para poder dar porcentajes fiables.
Parece ser que han sido realizados estudios serios a nivel oficial, pero a¨²n son desconocidos y no podemos valorarlos. Pero, con todas las reservas del caso, quiz¨¢ pueda admitirse que pudiera estar en torno al 20%. o al 25%, ya que se ha incrementado notablemente en los ¨²ltimos tiempos, a medida que la crisis econ¨®mica se hac¨ªa m¨¢s intensa.
Tambi¨¦n se han formulado hip¨®tesis, m¨¢s o menos aproximadas, de lo que se cree que podr¨ªa representar la econom¨ªa sumergida en diversos sectores. Y as¨ª se ha dicho que en la construcci¨®n podr¨ªa representar un 24%.; un 20%. en la industria manufacturera (con especial incidencia en el sector de la confecci¨®n del calzado y de los juguetes), y un 18%. en el sector del comercio y los servicios. Pero estos c¨¢lculos s¨®lo pueden hacerse a trav¨¦s de ¨ªndices indirectos, sin suficiente fiabilidad.
Claro es que la econom¨ªa sumergida es un fen¨®meno mundial que ha existido siempre, en mayor o menor medida, disminuyendo en las etapas de prosperidad y agrav¨¢ndose en las de crisis.
En diversos pa¨ªses se ha tratado de realizar evaluaciones pormedios indirectos, aunque siempre de dudosa validez. En Alemania se dijo que el famoso milagro alem¨¢n hab¨ªa sido posible por la existencia de una fuerte econom¨ªa sumergida, contra la que las autoridades realizaron intensas campa?as, que se intensificaron hacia 1974 y dieron lugar a que se redujese hasta un 3%. En Francia se habla de que se mover¨¢ en torno al 5%; en el Reino Unido, del 7%, y en Italia, hacia el 15%. En cuanto a Estados Unidos, se ha dado una cifra del orden del 10%. Pero hay que seguir advirtiendo que todas estas cifras no pasan de ser unas estimaciones muy discutibles, ya que realmente se desconoce lo que representa en cada econom¨ªa este sector, casi imposible de detectar precisamente por su car¨¢cter de subterr¨¢neo.
Por indeseable y lamentable que resulte el fen¨®meno de este tipo de econom¨ªa, realmente es ¨¦ste un factor que ha venido actuando de amortiguador de los efectos devastadores de la crisis. No se puede ignorar que, a trav¨¦s de la econom¨ªa sumergida, muchos trabajadores encuentran su inserci¨®n en el proceso productivo, inclusive no pocos de los que perciben subsidios de desempleo.
Ciertamente que los trabajadores que son contratados al margen de la legalidad lo son a base de sistemas dur¨ªsimos de trabajo a destajo, sin inclusi¨®n en la Seguridad Social y sin retenciones para la imposici¨®n a las personas fisicas (IRPF), pero es frecuente que puedan obtener rentas o niveles de ingresos superiores a los de la econom¨ªa formal.
De una u otra forma, es la existencia de una intensa econom¨ªa sumergida la que explica el que, a pesar de la cifra discutida de parados, las consecuencias de la crisis no hayan sido dram¨¢ticas como las que har¨ªan predecir ese casi 20% de la poblaci¨®n activa en situaci¨®n de desempleo; ycon un porcentaje tan alto de no subsidiados, que pudiera alcanzar a los dos tercios del total, precisamente porque buena parte de esos parados no subsidiados trabaja en la econom¨ªa sumergida.
Por eso hay que reconocer que, aunque sea un mal, esta f¨®rmula est¨¢ permitiendo que act¨²e como una v¨¢lvula de seguridad del sistema, que impida estallidos a¨²n m¨¢s intensos que los que se han venido produciendo.
Las medidas represivas -del estilo de la ley de 29 de enero de 1982 de la RFA contra el trabajo clandestino- son una muestra de que nuestra tesis respecto a la generalidad del fen¨®meno es defendible.
Incidencia del factor fiscal
No hay duda de que, en la medida en que uno de los costes empresariales est¨¢ constituido por la presi¨®n fiscal -incluyendo en ella la de la Seguridad Social- y en la medida en que se alivien o reduzcan esos costes, ser¨¢ menor la propensi¨®n a que las empresas desaparezcan de la luz del d¨ªa y se refugien en la clandestinidad de la econom¨ªa sumergida.
El problema dista mucho de ser simple, ya que reviste, por el contrario, caracteres de gran complejidad, dado que se relaciona con todo el conjunto de la situaci¨®n econ¨®mica y de la pol¨ªtica que se practique sobre la econom¨ªa, dentro de las posibilidades que permita la situaci¨®n mundial.
En la medida en que el d¨¦ficit p¨²blico sea creciente, las empresas p¨²blicas no sean rentables o produzcan p¨¦rdidas, o bien la burocratizaci¨®n de los ¨®rganos de la Administraci¨®n p¨²blica, a todos sus niveles, incremente sus efectivos de personal y sus gastos de toda ¨ªndole, es indudable que la incidencia sobre tal d¨¦ficit ser¨¢ creciente y ello repercutir¨¢ sobre la necesidad de aumentar la presi¨®n fiscal directa o indirectamente. Cada una de las piezas del mecanismo habr¨¢ que procurar que encaje de la manera m¨¢s arm¨®nica y ponderada, porque cada elemento distorsionante repercutir¨¢ en todo el conjunto y, consecuentemente, sobre la permanencia y aumento de esa soluci¨®n de emergencia espont¨¢nea que constituye la econom¨ªa sumergida, que es uno de los s¨ªntomas de que la econom¨ªa general no est¨¢ sana.
Aunque nadie puede pretender la posesi¨®n de una f¨®rmula m¨¢gica en materia de pol¨ªtica econ¨®mica, parece que es posible ir aplicando aquel conjunto de medidas que han permitido a otras econom¨ªas salir m¨¢s o menos penosamente de la crisis.
Pero no ser¨¢ con un simple voluntarismo como se conseguir¨¢ ir saliendo de esa atenazante crisis, sino mediante un conjunto de medidas reanimadoras, algunas de las cuales se est¨¢n poniendo en juego, pero deben ser intensificadas y puestas en conjunci¨®n con otro conjunto de ellas que se han aplicado en otros pa¨ªses.
Ciertamente que la recesi¨®n que se anuncia en EE UU ser¨¢ un elemento que frenar¨¢ probablemente la reanimaci¨®n europea, pero quiz¨¢ no demasiado, seg¨²n se teme. No obstante, mucho cabe hacer para que la sociedad despierte de su sopor y ponga en acci¨®n su creatividad latente en muchos de nuestros hombres y mujeres, en quienes existen recursos de impulso y de iniciativa que no han sido utilizados.
Todos los ciudadanos tienen que ayudar a empujar el carro, sin que se crea que son los pol¨ªticos quienes, a golpe de bolet¨ªn oficial, tienen la varita m¨¢gica que pueda lograr la reanimaci¨®n.
Mas los pol¨ªticos tienen que hacer frente a las tareas que les corresponden, fijando las l¨ªneas del prometido plan cuatrienal del que se habl¨® hace m¨¢s de tres a?os, puesto que una planificaci¨®n bien enfocada y democr¨¢ticamente construida puede contribuir mucho a que se reduzcan las incertidumbres y, consecuentemente, a que se estimulen la inversi¨®n y la actividad empresarial en la l¨ªnea que marcan las nuevas tecnolog¨ªas, que exigen replanteamientos muy a fondo en las formas de producci¨®n.
Una de las medidas que se deber¨ªa adoptar cuanto antes es la puesta en acci¨®n del Consejo Econ¨®mico Social, previsto en la Constituci¨®n, que podr¨ªa ser uno de los elementos para que la deseable planificaci¨®n pueda adaptarse lo m¨¢s posible a lo que la situaci¨®n econ¨®mica permite.
Otro de los factores que podr¨¢ influir en la mitigaci¨®n del fen¨®meno de la econom¨ªa sumergida ser¨¢ la pol¨ªtica laboral. ?Hasta qu¨¦ punto? Eso es m¨¢s que discutible. Las medidas que pueden facilitar la contrataci¨®n y el despido m¨¢s bien ejercer¨¢n influencia sobre las empresas legales, pero s¨®lo muy indirecta y poco eficazmente sobre la disminuc¨ª¨®n de la contrataci¨®n ilegal.
Mucha mayor influencia podr¨ªa tener una actitud de las organizaciones sindicales orientada decidida y eficazmente a su erradicaci¨®n, pero los sindicatos no se mostrar¨¢n muy propicios a enfrentarse con amplios sectores de trabajadores que subsisten sobre esa base. Sin ese elemento auxiliar, la acci¨®n de las autoridades laborales, y muy concretamente la de la Inspecci¨®n de Trabajo, resulta poco eficaz, por muchos esfuerzos que quieran realizarse y aunque se mejoren notablemente las t¨¦cnicas y los medios de los inspectores.
El sector sumergido de la econom¨ªa s¨®lo ir¨¢ apareciendo en la superficie a medida que la crisis econ¨®mica vaya reduci¨¦ndose, los costes disminuyan y las ventajas de actuar a la luz del d¨ªa sean superiores a los riesgos de mantenerse en la oscuridad.
Las innovaciones tecnol¨®gicas tambi¨¦n podr¨¢n ejercer una notable influencia en determinados sectores, as¨ª como las repercusiones positivas de nuestra inserci¨®n en la Comunidad Econ¨®mica Europea, en cuanto pueda repercutir en la implantaci¨®n de nuevas industrias, en parte a trav¨¦s de inversiones procedentes del extranjero.
En tanto que no cambie bastante el panorama econ¨®mico tendremos econom¨ªa sumergida y probablemente en aumento.
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