Objetivo: Mitterrand
Ofensiva conservadora contra el presidente franc¨¦s
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Un extra?o desasosiego parece haberse apoderado de la clase pol¨ªtica francesa desde hace dos semanas. La vida pol¨ªtica transcurre dentro de su siempre relativa placidez, turbada estos d¨ªas por la guerra de las embajadas con Ir¨¢n. Pero subterr¨¢neamente, en las declaraciones de los personajes de segunda fila y en los agitados fines de semana de los ministros y diputados, todo parece indicar que Francia se encuentra en v¨ªsperas de elecciones y no de vacaciones veraniegas. Hasta mayo de 1988 no habr¨¢ elecciones presidenciales, pero ni un solo gesto escapa, ya a estas alturas a esta perspectiva electoral.
El deporte del verano, para la mayor¨ªa conservadora, parece ser la demolici¨®n del prestigio del presidente de la Rep¨²blica, Fran?ois Mitterrand. El propio primer ministro, Jacques Chirac, que se hab¨ªa propuesto no entrar en pol¨¦mica con Mitterrand, le ha acusado recientemente de comportarse como jefe de la oposici¨®n. Mitterrand hab¨ªa irritado especialmente a Chirac por sus cr¨ªticas al recorte presupuestario de la construcci¨®n de la monumental ¨®pera de la Bastilla, una de las obras fara¨®nicas emprendida bajo el patronazgo del presidente, pero gestionada ahora por los conservadores.
Ni en los momentos de mayores discrepancias el presidente hab¨ªa recibido tal cantidad de cr¨ªticas. El diario conservador Le Figaro dedicaba el pasado martes su editorial a alentar los ataques al presidente, bajo el t¨ªtulo El blanco designado. "La mayor¨ªa no tiene tiempo que perder si quiere descabalgar al ¨ªdolo", dec¨ªa. El ¨ªdolo es, naturalmente, Mitterrand.
El desencadenante de la cr¨ªtica son los sondeos de opini¨®n, que proporcionan un amplio margen de popularidad al presidente, el valor popular creciente que recoge en sus viajes por los pueblos de la Francia profunda y la ofensiva lanzada por el ex primer ministro Raymond Barre, que ha entrado de lleno en la liza preelectoral.
Le Pen y Barre
Hasta ahora el ¨²nico personaje al que se permit¨ªa hablar de las elecciones presidenciales era el pol¨¦mico y temido Jean Marie Le Pen, dirigente del xen¨®fobo Frente Nacional. Ahora el objetivo es Mitterrand, el presidente que consigui¨® la mayor cota de impopularidad con un Gobierno socialista y la mayor cota de popularidad con un Gobierno conservador. El ex ministro socialista Pierre B¨¦r¨¦govoy describ¨ªa as¨ª esta situaci¨®n: "Una opini¨®n desencantada, una derecha dividida, un presidente cuya personalidad recoge una audiencia creciente en el pa¨ªs y un partido socialista en progreso".La se?al simb¨®lica de esta extempor¨¢nea precampa?a electoral ha sido un gesto obsceno e inesperado de Raymond Barre. El conservador y bienpensante ex primer ministro hizo un corte de mangas en p¨²blico, cuando fue increpado durante la misa del recuerdo celebrada en Niza por los pieds noirs, para conmemorar los 25 a?os de su ¨¦xodo de Argelia.
Despu¨¦s de este. gesto, celebrado con regocijo por todos, a pesar de que no hubo fot¨®grafo que lo captara, Barre ha entrado en liza en un terreno nuevo hasta ahora: sus cr¨ªticas a la cohabitaci¨®n se han extendido a la pol¨ªtica exterior, donde socialistas y conservadores luc¨ªan maravillados el consenso existente. Barre quiere desmarcarse de la gesti¨®n del actual Gobierno, que ¨¦l ha apoyado, para erigirse en alternativa presidencial a unos y a otros.
La respuesta por parte del chiraquismo ha sido la intensificaci¨®n de los ataques a Mitterrand. El presidente, en cambio, guarda silencio sobre su eventual candidatura para repetir en la presidencia, permite a sus partidarios que se revuelvan ante los ataques y prepara el discurso protocolario del 14 de julio, la fiesta nacional, en el que se espera que ajuste las cuentas con sus detractores m¨¢s recientes.
M¨¢s de un a?o despu¨¦s del nacimiento de la cohabitaci¨®n, Francia tiene el mayor consenso jam¨¢s conocido sobre una panoplia ampl¨ªsima de cuestiones estrat¨¦gicas, desde pol¨ªtica exterior hasta defensa o industria nuclear, y con un presidente percibido como garant¨ªa de continuidad y unidad nacional.
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