Los rebeldes

RAM?N GORRIAR?N, Se calcula que son alrededor de un millar y hasta hace pocos a?os su ¨²nica vestimenta era un cord¨®n de algod¨®n alrededor de la cintura. Son los huaoran¨ªes o aucas, seg¨²n el hombre blanco.

Alrededor de este pueblo ind¨ªgena se ha tejido una leyenda sanguinaria por el delito de querer permanecer en su tierra ante la penetraci¨®n de empresas petroleras y madereras. La riqueza de su territorio fue su desgracia, pues si bien para los huaoran¨ªes el petr¨®leo era desconocido y los ¨¢rboles ten¨ªan s¨®lo uso dom¨¦stico, para el hombre blanco fue un atractivo dif¨ªcil de olvidar.

El ingreso de las compa?¨ªas oblig¨® al desplazamiento de los huaoran¨ªes de sus tierras en la zona nororiental del amaz¨®nico ecuatoriano hacia el interior de las selvas, en unos casos, y en otros a zonas de reserva, fijadas por el Estado ecuatoriano sin contar con la opini¨®n de los abor¨ªgenes.

No obstante, el cambio no pudo impedir los enfrentamientos. A comienzos de los a?os setenta murieron a manos de los huaoran¨ªes varios misioneros norteamericanos de extra?as corrientes religiosas. Pero tambi¨¦n perdieron la vida cientos de ind¨ªgenas en combates con guardias y trabajadores de empresas petroleras sin que nadie se enterara.