Fiebre de oro
Una de las ni?as que hace seis a?os vio a la Virgen del cerro ya no es tan angelical, y ayuda a su cu?ado en el asador que ¨¦ste ha montado para saciar el hambre de los turistas. Otra de los seis videntes, el equivalente a los pastorcillos de F¨¢tima, se ha casado, y una tercera es presa de persistentes migra?as.Todo el pueblo vive una fiebre de oro. Arrendar una peque?a parcela cuesta al a?o 10.000 marcos alemanes (unas 650.000 pesetas). El milagro har¨¢ millonario al que all¨ª instale un quiosco de bebidas o bocadillos. Las aerol¨ªneas yugoslavas han sustituido sus aviones de 174 plazas por otros de 282 para traer a m¨¢s peregrinos canadienses.
Una vez m¨¢s, el Estado yugoslavo ha sido desbancado por la iniciativa privada. Antes del portento mariano, el t¨¦rmino municipal de Citluk-Medjugorje era una reseca zona de vi?edos. Un modesto hotel estatal dispon¨ªa de 55 camas, y los particulares arrendaban en sus casas 38 lechos. Seis a?os despu¨¦s, la iniciativa privada ha construido hoteles, casas y pensiones hasta un total de 2.950 camas.
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