Un juego brillante
La P¨¢jara Pinta fue escrita en 1925. Como recuerda su autor, Rafael Alberti, hab¨ªa por entonces -antes, despu¨¦s- una tendencia al teatro de marionetas y a la fuente popular. Se cre¨ªa encontrar un espejo l¨ªrico en el mu?eco que intentaba ser persona, en la persona que actuaba como un mu?eco que imitase a una persona... Y m¨²sicos, pintores y poetas buscaban en la superficie de la cultura popular algo que les parec¨ªa nutricio y capaz de renovar las artes cansadas. Lo que el joven Alberti (23 a?os) trat¨® de aportar fue un son. Una fon¨¦tica, un entrelazado de palabras y onomatopeyas, una serie de relaciones m¨¢gicas entre los sonidos en los que ser¨ªa maestro. Pero la obrita no se estren¨®. Quiz¨¢ porque se buscaba una mayor consistencia dram¨¢tica en los textos para teatro, un armaz¨®n o un gu¨ªa que no tiene La P¨¢jara Pinta -probablemente porque su autor la quiso as¨ª, blanda y d¨²ctil-; o tal vez porque el verbo era demasiado atrevido para ese tiempo. Se qued¨® en su caj¨®n, junto con algunas obras menores, que parece muchas se han perdido. En ella est¨¢ toda la paleta de lo que la generaci¨®n -nada menos que la del 27- estaba buscando. Las canciones populares, la fuente andaluza, los personajes de romancillo...
La P¨¢jara Pinta
De Rafael Alberti. M¨²sica de Carmelo Bernaola. Int¨¦rpretes: Luis Lorenzo, Ismael Abell¨¢n, Jaro, Luisa Armenteros, Mercedes Alegre, Ver¨®nica Lago. Coreograf¨ªa: Goyo Montero. Dise?o pl¨¢stico: Alberto Urdiales. Escenograf¨ªa y direcci¨®n: Gonzalo Ca?as. Producci¨®n de Teatro E?e. Estreno: Centro Cultural Galileo (Los Veranos de la Villa), 27 de julio.
R¨¢fagas de arte
Gonzalo Ca?as, con el Teatro E?e -mu?ecos y actores viviendo juntos y anim¨¢ndose mutuamente-, ha creado una dramaturgia y una direcci¨®n de escena para la obra que la sostienen y la alargan algo. La m¨²sica de Bernaola la ayuda notablemente. Si en la nader¨ªa de la farsilla est¨¢ la marca indeleble de Alberti, en la m¨²sica popular est¨¢ el sello de Carmelo Bernaola, que siempre, o cuando puede, deja escuchar su bello sonido. Entre uno y otro consiguen r¨¢fagas de arte.Los inventos de Gonzalo Ca?as, su escenograf¨ªa, la creaci¨®n de los mu?ecos y sus trajes, la mezcla de actores y marionetas de diverso movimiento constituyen el mejor hallazgo en el escenario. Gigantescos o, diminutos, los seres medio vivos-medio inertes consiguen su misterio, su gracia y su emoci¨®n.
El espect¨¢culo es breve. Aunque algunos espectadores, poco dispuestos a lo infantil o a la candidez antigua, se fueron a medias, la inmensa mayor¨ªa aplaudi¨® al final, muy especialmente a la compa?¨ªa, y muy entregados a la figura de Alberti que se proyecto: el autor, como se sabe, convalece de un accidente.
Aunque de los ni?os de hoy no se sabe nada, parece que esta obra puede atraerles: si van, tendr¨¢n ocasi¨®n de recibir algo de arte pl¨¢stico y esc¨¦nico, una l¨ªrica bella y juvenil y una m¨²sica excelente. Si prefieren a Sylvester Stallone, all¨¢ ellos.
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