Marruecos, ante la Comunidad Europea
Despu¨¦s de que, el pasado 15 de abril, Turqu¨ªa solicit¨® el ingreso en la Comunidad Europea, Marruecos acaba de hacer lo mismo el 20 de julio.Claro est¨¢ que la solicitud no es igual. Turqu¨ªa pudo basarla en los art¨ªculos 98 del tratado creando la Comunidad Europea del Carb¨®n y del Acero, 237 del tratado creando la Comunidad Econ¨®mica Europea y 205 del tratado por el que se crea la Comunidad Europea de la Energ¨ªa At¨®mica, en los que se explicita que las tres organizaciones que configuran la Comunidad Europea est¨¢n abiertas a cualquier Estado europeo que lo solicite cumpliendo una serie de requisitos.
Territorialidad
Marruecos, en cambio, no puede presentarse como pa¨ªs europeo ni en t¨¦rminos geogr¨¢ficos ni en t¨¦rminos culturales o religiosos. Se podr¨¢ decir -se ha dicho incluso- que el car¨¢cter europeo de Turqu¨ªa resulta algo dudoso si nos atenemos a la distribuci¨®n geogr¨¢fica de su territorio entre Asia y Europa, y al mismo peso de su historia y trayectoria, pero, en todo caso, el Consejo de Ministros de la Comunidad no ha tenido m¨¢s remedio que recibir la solicitud como conforme a los tratados europeos y, de momento, encargar a la Comisi¨®n Europea la elaboraci¨®n del preceptivo dictamen.
En el caso de Marruecos, la cuesti¨®n se plantea con otros par¨¢metros. El Consejo de Ministros de la Comunidad deber¨¢ ver de aqu¨ª a septiembre si da o no recepci¨®n a la solicitud de Marruecos en los t¨¦rminos en que Rabat plantea su inter¨¦s por entrar en la Comunidad.
Para hacerlo se tendr¨ªan que modificar los tratados constitutivos de las Comunidades en lo explicitado por los art¨ªculos mencionados -al menos- y luego embarcarse en la evaluaci¨®n propiamente dicha de la admisibilidad de la solicitud de adhesi¨®n, las condiciones en que podr¨ªa llevarse a cabo la asunci¨®n por Marruecos del acervo comunitario y, por qu¨¦ no decirlo, las compensaciones que habr¨ªa que pactar con los pa¨ªses del sur comunitario m¨¢s afectados por el eventual ingreso de Marruecos. Algo as¨ª como lo que pas¨® con los programas integrados mediterr¨¢neos, con acciones en favor de Grecia, Italia y el sur de Francia cuando Portugal y Espa?a entraron en la Comunidad.
Me da la sensaci¨®n de que con los problemas actuales que tiene ante s¨ª la Comunidad Europea sin el ingreso -a¨²n- de Turqu¨ªa ni de Marruecos, llegar a pensar que todo esto pueda acontecer parece absolutamente ut¨®pico.
Lo que ya no es tan ut¨®pico es pensar que, a trav¨¦s de esta petici¨®n formal de adhesi¨®n, Marruecos va a conseguir sensibilizar a la Comunidad sobre la necesidad de apoyar los esfuerzos de Rabat por enderezar la marcha de la econom¨ªa del pa¨ªs y va a conseguir mejores compensaciones por el ingreso de Espa?a y Portugal en la Comunidad Europea de lo que est¨¢n consiguiendo hasta ahora los pa¨ªses del sur del Mediterr¨¢neo por la concurrencia de sus productos para las exportaciones de Canarias -ciertamente, fuera de la pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n por su especial engarce con la Comunidad- y de otras zonas del sur comunitario.
El momento presente de la econom¨ªa marroqu¨ª est¨¢ lleno de contrastes.
Marruecos tiene una extensi¨®n geogr¨¢fica casi tan grande como la espa?ola, aunque sometida al problema de l¨ªmites que supone la problem¨¢tica del S¨¢hara, del Polisario y de lo que gira a su alrededor en esta materia; una poblaci¨®n de casi 25 millones de habitantes y una renta per c¨¢pita inferior a los 1.000 d¨®lares.
De acuerdo con el ranking del Banco Mundial, es el 529 pa¨ªs en extensi¨®n territorial, el 362 en cuanto a poblaci¨®n y el 62? de mundo en cuanto a producto nacional bruto (PNB) total. Su producto bruto total es, para entendemos y para situarlo en t¨¦rminos de comparaci¨®n que nos so pr¨®ximos, algo menos de la mitad del PNB de Catalu?a.
Es un pa¨ªs fuertemente endeudado frente al exterior -m¨¢s de 7.000 millones de d¨®lares- debe hacer frente a un servicio d la deuda de m¨¢s de 1.500 millones de d¨®lares al a?o, lo cual es mucho si consideramos que su exportaciones totales anuales s sit¨²an en torno a los 3.000 millones de d¨®lares, con siempre elevado d¨¦ficit de balanza comercial. Su orientaci¨®n comercial exterior es similar a la espa?ol actual.
La Comunidad Europea es, con mucho, su principal abastecedor y su principal cliente (60
de sus exportaciones y 50% de sus importaciones), y los flujos de turismo, inversiones y remesas de emigrantes con los pa¨ªses europeos son de gran importancia.
Junto a todo ello, Marruecos tiene-buenas relaciones con e Fondo Monetario Internacional y con el Banco Mundial, y es un de los pa¨ªses incluidos en el nonnato, o al menos nato a medias Plan Baker en tanto que pa¨ªs con fuerte problema de deuda exterior.
Pese a estas dificultades econ¨®micas, que, junto a cuestione pol¨ªticas, han provocado toda una serie de tiranteces interna que no es el momento de comentar en esta oportunidad, Marruecos se ha decidido por una l¨ªnea de apertura comercial exterior.
Tal es el sentido que hay que dar al hecho de que, despu¨¦s de a?os de vacilaciones, se convirtiera en la 94? parte contratante del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) el pasado 17 de junio.
Marruecos est¨¢, con todo ello, ajust¨¢ndose lo m¨¢s posible a lo que podr¨ªamos denominar un alineamiento de ortodoxia econ¨®mico-occidental, que con su solicitud de ingreso en la Comunidad trata ahora de reafirmar.
Nuevos retos
Por todo ello, la Comunidad tiene ante s¨ª todo un reto a afrontar. Ya veremos cu¨¢l pueda ser la f¨®rmula elegida para conseguir lo que el Ministerio de Asuntos Exteriores espa?ol ha calificado como "la vinculaci¨®n m¨¢s estrecha posible" para Marruecos con la Comunidad.
La Comunidad Europea tiene ante todo esto, y si no quiere ver acabada bruscamente su pol¨ªtica mediterr¨¢nea global, una aut¨¦ntica nueva asignatura pendiente, que viene a a?adirse a las que viene arrastrando normalmente.
Espa?a, miembro comunitario con varios contenciosos bilaterales con Marruecos, va a tener que seguir atentamente esta cuesti¨®n. Nuestro posicionamiento no va a resultar, empero, f¨¢cil, pues nuestros intereses econ¨®micos a corto plazo (pesca, agrios, etc¨¦tera) parecen dif¨ªcilmente compatibles con la posici¨®n pol¨ªtica global que Espa?a trata de mantener respecto a los pa¨ªses mediterr¨¢neos.
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