Abuela de Plaza de Mayo

Leo el d¨ªa 24 de julio la carta publicada sobre el tema de referencia y firmada por un psic¨®logo argentino. Coincido, como argentino, y copio textualmente "que estos asesinatos, secuestros, etc¨¦tera, no deben quedar impunes"; pero hago la salvedad de que el etc¨¦tera no debe distraernos de los miles de horrores que la Conadep registr¨® rigurosamente.No coincido, en cambio, como psic¨®logo, en su an¨¢lisis del caso, y me explico. En primer lugar, su descripci¨®n del comportamiento y motivaciones "de la abuela biol¨®gica en cuesti¨®n" parece m¨¢s pr¨®ximo al apasionado alegato de un abogado que a lo que la ¨¦tica de un profesional de la psicolog¨ªa aconseja.

En segundo lugar, poner el acento en oscuras generalidades psicopatol¨®gicas, para invalidar esta lucha es perder de vista el eje de la cuesti¨®n. Este se?or enfoca el tema como si se tratara de un litigio corriente entre la f¨¢milia de adopci¨®n, por un lado, y el reclamo de la familia biol¨®gica, por el otro. Lo que parece olvid¨¢rsele es que el asesinato, secuestro y el largo etc¨¦tera en que se apoya esta adopci¨®n definen la naturaleza perversa e ilegal en que se fundan esos lazos familiares y los descalifica desde todo punto de vista: moral, legal o psicol¨®gico.

Y, si bien la restituci¨®n de la ni?a al seno de la familia biol¨®gica no es garant¨ªa de su salud y felicidad, es, indudablemente, la condici¨®n indispensable para que acceda a ella.- Psic¨®logo.