La experencia de Rust

El 29 de julio dedica la quinta columna de la p¨¢gina tercera al juicio de Mathias Rust. Como todos los j¨®venes pilotos, he seguido con curiosidad la peripecia del colega alem¨¢n, m¨¢s por lo que representa de irresponsabilidad premeditada que de proeza aeron¨¢utica, que en modo alguno lo es. Sin embargo, EL PA?S parece empe?ado desde el principio en dar a este c¨²mulo de infracciones en cadena un tinte de heroicidad, aun a costa de falsear la realidad. Ya en la primera rese?a que public¨® EL PA?S sobre este asunto, al pie de la fotograf¨ªa del h¨¦roe, junto al peque?o Cessna 172, se pod¨ªa leer que el joven Rust hab¨ªa aterrizado en la plaza de Mosc¨² con un ?bimotor! En la rese?a de hoy se vuelve a hablar "del espectacular viaje... pilotando una avioneta bimotor".Es evidente que si en lugar de tratarse de un peque?o monomotor que puede tomar tierra en menos de 200 metros hubiera sido un bimotor, las cosas no se habr¨ªan desarrollado tan f¨¢cilmente. Pero lo que nos asusta los j¨®venes es constatar la ligereza con la que se maltrata la informaci¨®n recibida en beneficio de un sensacionalismo de bajo precio. S¨¦ por nuestras conversaciones en los aeroclubes que el caso Rust interesa a los j¨®venes p¨ªlotos ¨²nicamente por lo que puede tener de precedente peligroso para nuestro deporte favorito, y en modo alguno le consideramos como un h¨¦roe.- , piloto privado. .