La gran hora de Oscar Arias
La firma del acuerdo para establecer la paz en Centroam¨¦rica puede considerarse como un triunfo personal del presidente de Costa Rica, el socialdem¨®crata ?scar Arias, que llev¨® adelante su plan de paz contra la desconfianza y oposici¨®n de propios y extra?os, hasta conseguir que fuese aceptado en su totalidad por los presidentes centroamericanos en la cumbre Esquipulas 2 de la capital de Guatemala.Cuando convoc¨® en San Jos¨¦ de Costa Rica, el pasado 16 de febrero, la reuni¨®n de los presidentes democr¨¢ticos de Centroam¨¦rica (Guatemala, Honduras y El Salvador) y excluy¨® a Nicaragua, para exponer su plan, titulado Una hora para la paz, Arias fue blanco de numerosos ataques. Se dijo que Arias actuaba impulsado por EE UU y que intentaba excluir a Managua. D¨ªas antes, el 9 de febrero, en la conferencia de la Comunidad Europea en Guatemala, la iniciativa de Arias se ve¨ªa con desconfianza. Un ministro de Exteriores europeo se preguntaba: "?Qui¨¦n es Arias y c¨®mo va a conseguir ¨¦l lo que no logr¨® Contadora?". Arias sigui¨® adelante con terquedad y promocion¨® su plan en una gira de casi un mes por siete pa¨ªses europeos. Durante un viaje a M¨¦xico fue tratado de forma casi injuriosa por la Prensa, que lo calific¨® hasta de "hip¨®crita", y padeci¨® la fr¨ªa acogida del Gobierno de este pa¨ªs, empe?ado en el camino de Contadora.
Despu¨¦s, la oposici¨®n vino de EE UU. El alumno modelo tuvo que aguantar en Washington el rapapolvo de Reagan, la oposici¨®n de la Administraci¨®n y las embestidas de los embajadores volantes norteamericanos. Recorri¨® los pa¨ªses del istmo centro americano, hizo incluso de tripas coraz¨®n y viaj¨® a Managua, que ya se hab¨ªa convencido de que el plan Arias era el mal menor. Esquipulas 2 no se celebr¨® hasta agosto, cuando ya muchos pensaban que hab¨ªa muerto. La v¨ªspera lleg¨® lo que parecia la carga final, con la fuerza del mismo s¨¦ptimo de caballer¨ªa: el plan Reagan. Terco e inteligente, Arias, de poco m¨¢s de 40 a?os, no tiene el carisma y la capacidad ret¨®rica de otros dirigentes latinoamericanos, pero es portador de una formaci¨®n s¨®lida y un equipaje
intelectual poco com¨²n en un pol¨ªtico. Consigui¨® su triunfo al ver c¨®mo su plan se aceptaba casi en su totalidad.
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