El precio de convertirse en mujer
50 hombres han sido operados en Espa?a de cambio de sexo
"Estamos marcadas". Los travestidos que hacen la carrera en una acera de la calle de Gravina, en Madrid, aguardan cada noche a que alguien quiera ir con ellos a lugares ex¨®ticos. Mientras esperan, con sus pelos brillantes, las espaldas descubiertas y formas totalmente femeninas, salvo las manos y la nuez, puede llegar alg¨²n barrendero con su flamante vestimenta naranja y ponerse a regar la calle con la peor intenci¨®n. Una manguera, objeto f¨¢lico, se convierte en la met¨¢fora del cerco."Soy una chica, me siento chica; desde muy peque?a me gustaban los hombres; jugaba a las mu?ecas. Enseguida me di cuenta y se dieron cuenta. Las madres, debe ser porque te han parido, te quieren m¨¢s y lo comprenden; a mi padre le cost¨®". Una historia que se repite entre travestidos y transexuales.
A Juana Mari no la dejan entrar en el local que est¨¢ enfrente de su esquina, uno de los m¨¢s sofisticados del ambiente gay de Madrid. Pero no parece importarle mucho. Es alta, guapa, rubia, y tiene una mirada nada turbia, al contrario que el c¨ªrculo en el que se desenvuelve. A su alrededor, chaperos, camellos, y gays elegantes que, aunque con distancia, tambi¨¦n son c¨®mplices. "No suele pasar, pero alg¨²n ni?ato te reconoce por la, calle y te grita: '?maric¨®n!', o lo que en tiempos era lo ¨²ltimo: 'Manolo' [en referencia, seg¨²n dice, al nombre original de la actriz Bibi Anderson] ".
Comenz¨® a hormonarse a los once a?os: "Te daban las inyecciones sin receta; las canarias empezamos muy pronto". Por esta raz¨®n no le ha salido vello en la cara, y dice que las formas femeninas aparecieron solas, unas formas que atraen a clientes como el que ahora merodea por ese cruce de calles.
Juana Mari dice que no tiene silicona en ninguna parte, "salvo en las tetas. Me las operaron en Claudio Coello, y me quedaron muy blanditas, toca, toca. Estoy muy contenta con ellas". A veces se le ha pasado por la cabeza llegar hasta el final, con la operaci¨®n de cambio de sexo, pero no est¨¢ segura porque sospecha que no sienten y que la dificultad de tener un cl¨ªtoris "que funcione" es insalvable. "Si me corriese, y pudiera gritar: '?siento!', me har¨ªa el co?o; pero el miedo que tengo es que ellos sientan, yo me quede como un mueble y me utilicen. As¨ª, por lo menos, estoy muy feliz". Su opini¨®n es que las que se han operado "acaban locas".
Un verdadero transexual no operado nunca pronunciar¨ªa la frase 'estoy muy feliz'. Existe otro mundo para el transexualismo, fuera de la dureza de la calle. Pilar, que naci¨® hombre y que se hizo operar hace seis a?os en un prestigioso centro de cirug¨ªa transexual, fuera de Espa?a, asegura que cuando la locura y la desesperaci¨®n atacan a los que han deseado operarse, existe un motivo: "Que la persona llevaba antes una vida sexual masculina muy activa".
Pilar nunca ha tenido esa actividad. Desde siempre su organismo la repeli¨®, y de ah¨ª su rechazo a actuar como un hombre. Esa ser¨ªa la diferencia entre un travestido y un transexual. Tiene carrera universitaria y ejerce en Espa?a una profesi¨®n liberal. Contadas personas saben lo que fue.
Dos intentos de suicidio precedieron su cambio pero pudo salir adelante; dice que siente como mujer desde que naci¨®. "Todo el proceso fue y es todav¨ªa una batalla muy dif¨ªcil". Tiene novio, y en cuanto consiga el cambio jur¨ªdico de identidad piensa casarse y adoptar ni?os. En el certificado psiqui¨¢trico previo a la operaci¨®n se dec¨ªa claramente que era mujer.
"Tengo una vida sexual normal", dice. "Al principio s¨ª, creo que para lograr el orgasmo me apoyaba mucho en el puro deseo ps¨ªquico, pero en los ¨²ltimos a?os, a veces, aun sin necesitarlo, el orgasmo se ha producido, esto quiz¨¢ se deba a que en la operaci¨®n quedan conectados nervios sensitivos a la pared vaginal".
'La cl¨ªnica del co?o'
Muchos travestidos conocen al lugar en el que recibe el m¨¦dico Aurelio Us¨®n como "la cl¨ªnica del co?o". En su interior no se puede fumar y todo es pulcro y as¨¦ptico. Us¨®n, ur¨®logo y catedr¨¢tico de universidad, ha operado a 17 personas. Ha visto a m¨¢s de 60 y rechazado a muchas m¨¢s de las que ha aceptado, s¨®lo dos de ellas por ser portadoras del S¨ªndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
"El transexual odia sus genitales", dice; "el travestido no tiene por qu¨¦, puede actuar y disfrutar activa o pasivamente". Us¨®n admite que algunos transexuales puros pueden llegar a defraudarse con los resultados de la operaci¨®n. Se refiere a Susana Linares, quien ha presentado una denuncia contra ¨¦l por ese motivo, y tambi¨¦n por presunta coacci¨®n y falta de asistencia. Antes de la operaci6n, Susana Linares firm¨® un documento con membrete de la cl¨ªnica Prosalud que dice: "Expresamente hago renuncia a cualquier tipo de acci¨®n o reclamaci¨®n judicial o extrajudicial como consecuencia de la operaci¨®n quir¨²rgica". La cirug¨ªa transexual es posible en Espa?a desde 1983, tras la reforma del C¨®digo Penal, y exime de reponsabilidad a los facultativos que la practiquen.
Gioconda fue operada por Us¨®n -quien se considera el ¨²nico en Espa?a, adem¨¢s del doctor de Barcelona S¨¢enz de Cabez¨®n, que realiza estas operaciones abiertamente- y se siente feliz de haberse decidido. El m¨¦dico pudo crearle un cl¨ªtoris. "S¨ª, tengo orgasmos, la primera vez no me lo cre¨ªa, me corr¨ª con m¨¢s fuerza".
Gioconda tiene 34 a?os y ejerce la prostituci¨®n desde hace diez. Muchos de los clientes que antes acud¨ªan a ella han vuelto y la han amado como siempre dese¨®, sinti¨¦ndose mujer. Rebate que ¨¦stos sean siempre homosexuales reprimidos: "La mente humana es demasiado compleja como para decir eso". Se muestra esc¨¦ptica ante la idea de tener novio: "?Cree que nos saldr¨¢n novios normales?". Ahora quiere cambiarse de nombre y llamarse orgullosamente Gioconda.
"Nunca sabr¨¦ qu¨¦ misterio nos trae esta noche". En Sachas, un local de transformismo madrile?o, un homosexual hormonado que no quiere ser considerado como travestido porque identifica esa palabra con prostituci¨®n, imita a Paloma San Basilio mientras suena el play-back.
?ngel Goya, gay hist¨®rico, de 62 a?os, que imita a Mae West,
El precio de convertirse en mujer
recuerda "a la pobre" Lorena Capelli. "Yo la conoc¨ª y me dijo: 'si lo llego a saber, nunca lo hubiese hecho'. Ya estaba operada, pero como se iba a casar quer¨ªa m¨¢s vagina, necesitaba la felicidad de la consumaci¨®n; por eso, se destruy¨® a s¨ª misma. En la sala de la operaci¨®n, que se hizo en Espa?a, un cent¨ªmetro m¨¢s y se qued¨® muerta, ensangrentada". Era en 1976. Los gays de Sachas han trabajado con alguna operada y consideran que muchas de ellas se vuelven ciclot¨ªmicas: "Tres d¨ªas bien y luego el histerismo de no sentir. La gran mayor¨ªa se arrepiente". El espect¨¢culo del local se llama Boleros.'Transexualia'
A Olvido se le nota, por c¨®mo habla, que ha sido universitario. Pasado el mediod¨ªa acaba de levantarse y prefiere que la cita sea en su casa, por la que anda, en compa?¨ªa de su gato, en combinaci¨®n: lencer¨ªa fina y una mujer que lo parece, incluso sin maquillaje. No quiere que se sepa su vida.
Olvido cree que la desinformaci¨®n sobre transexualismo en Espa?a abarca no s¨®lo a m¨¦dicos y psic¨®logos, sino tambi¨¦n a ellas mismas. Por eso est¨¢ esperando que en breve se aprueben oficialmente los estatutos de Transexualia (Asociaci¨®n de Transexuales Espa?oles). La idea es suya. Ha le¨ªdo libros sobre el asunto y quiere traducirlos. Le interesar¨ªa confirmar cient¨ªficamente impresiones que ha captado: por ejemplo, por qu¨¦ la inmensa mayor¨ªa de travestis y transexuales espa?oles proceden de La Mancha, Andaluc¨ªa y Canarias; por qu¨¦ casi todos tienen los ojos claros.
En los estatutos de la asociaci¨®n, entre requerimientos de mayor tolerancia social, se incluyen peticiones concretas, como que oficialmente se facilite la transexualidad f¨ªsica y la asistencia psicol¨®gica. Tambi¨¦n el cambio autom¨¢tico de identidad tras la operaci¨®n y una lucha contra la discriminaci¨®n laboral.
El psicoanalista Nicol¨¢s Caparr¨®s considera que el proceso sicol¨®gico de cambio de sexo se la tambi¨¦n en operaciones de simple cambio corporal. "Puede ocurrir que una mujer, ante la evidencia de tener la nariz muy fea, se plantee un conflicto psicol¨®gico que puede culminar tras la operaci¨®n correcta o incorrectamente. Este ¨²ltimo supuesto ser¨ªa el caso de quien, teniendo la misma nariz que su padre, se la opera y se siente desgraciado, pues el problema no era la nariz, hab¨ªa una depositaci¨®n falsa en ella de otro conflicto".
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