Enrique M¨²gica: "La gente va a preguntarse c¨®mo vamos a resolver sus problemas si no solucionamos los nuestros"
El dirigente socialista cree que el congreso del PSOE ser¨¢ est¨¦ril si se reduce a una "autoflagelaci¨®n colectiva"
Enrique M¨²gica Herzog, conocedor del valor que puede tener el silencio en un pol¨ªtico, tras una dilatada discreci¨®n presumiblemente aconsejada por excesos verbales anteriores, parece dispuesto a emerger en la distancia para defender que ser¨ªa est¨¦ril que el pr¨®ximo congreso del PSOE se redujera a "una autoflagelaci¨®n colectiva". M¨²gica, miembro de la ejecutiva del PSOE, es contrario a las disputas internas (por ejemplo, con UGT), porque la gente puede pensar que si los pol¨ªticos no arreglan sus propios problemas es dif¨ªcil que arreglen los de la sociedad.
Pregunta. ?El aburrimiento que envuelve a la pol¨ªtica espa?ola desde hace meses es, a su juicio, consustancial con la homogeneizaci¨®n de Espa?a con las democracias occidentales, o reflejo de una p¨¦rdida de imaginaci¨®n de los pol¨ªticos?
Respuesta. Es indudable que la homogeneizaci¨®n de Espa?a con los pa¨ªses de la Comunidad Europea produce una fecunda estabilidad democr¨¢tica que a veces puede producir sensaci¨®n de aburrimiento. Aburrimiento que siempre hay que relativizar cuando comparamos en la historia de hace medio siglo el sosiego suizo con la turbulencia hisp¨¢nica.
De todas formas, aqu¨ª han sucedido a veces acontecimientos que nos han sorprendido, como los de la primera mitad de este a?o. En pol¨ªtica es bueno realizar previsiones que eviten estallidos, pero esa previsi¨®n desde la c¨²spide debe complementarse con el apoyo de la ciudadan¨ªa, lo que nos exige definir objetivos concretos y sucesivos, especialmente desde la perspectiva de que para 1992 la econom¨ªa espa?ola debe ser s¨®lida, eficaz y aut¨¦nticamente competitiva. Lo cual no obsta para que, a la vez, haya que definir programas que no est¨¦n impregnados de resabios tecnocr¨¢ticos, lo que obliga a que la comunicaci¨®n entre el Gobierno y el pa¨ªs sea fluida y permanente. Si no se consiguiese esto con plenitud, correr¨ªamos el riesgo de instalarnos en actitudes cerradas.
P. ?Cu¨¢les son esos objetivos claros que debe definir el PSOE para intentar recuperar el apoyo ciudadano que tuvo al principio el cambio?
R. La atenci¨®n a la conflictividad de la primera mitad del a?o ya apunta cu¨¢les deben ser esos objetivos: profundizar en las reformas emprendidas en la ense?anza, la justicia, la sanidad y la Administraci¨®n. Siempre contando con los interesados. Lo que pone en primer t¨¦rmino de toda actuaci¨®n social la revitalizaci¨®n de la conciencia democr¨¢tica, puesto que una cosa es la normativa, acatada por todas las fuerzas pol¨ªticas, y otra es la conciencia con que se establece la relaci¨®n entre Administraci¨®n y administrados, entre el Gobierno o el partido en el poder y la sociedad. Un di¨¢logo que debe ser permanente y que debemos abordar convencidos siempre de que el arrinconamiento de la raz¨®n de los dem¨¢s no puede partir del apriorismo ideol¨®gico de que "yo siempre tengo la raz¨®n".
Cuando Vicente Aleixandre fue el primer firmante de un manifiesto de intelectuales en apoyo al PSOE ante las elecciones de 1982 y dijo que lo hac¨ªa m¨¢s que por razones pol¨ªticas por razones morales, estaba apuntando a una frescura inventiva, a una cordialidad comunicativa, a una atenci¨®n constante a cualquier problema sin distanciamientos excesivos. Una preocupaci¨®n que tengo en este momento es la marginaci¨®n de intelectuales que suscribieron aquel documento y que refleja el escepticismo de parte de aquella intelligentsia. Es probable que algunas de sus motivaciones sean fundadas, aunque tampoco se puede ignorar la esencialidad del componente ut¨®pico en el seno de la izquierda intelectual.
Retirada de apoyo
P. ?Qu¨¦ papel debe jugar el congreso del PSOE (enero de 1988), tras la advertencia hecha por muchos ciudadanos a su partido con la progresiva retirada del apoyo electoral?
R. Ser¨ªa est¨¦ril si se redujera a una autoflagelaci¨®n colectiva. Ha de existir un debate capaz de favorecer una s¨ªntesis que ponga al d¨ªa el mensaje socialista, haci¨¦ndole capaz de incentivar de nuevo al bloque social de progreso, en cuyo sost¨¦n observamos ciertas grietas.
P. Da la impresi¨®n de que bastantes dirigentes socialistas est¨¢n m¨¢s perplejos de que en el ¨²ltimo a?o la sociedad no haya gratificado electoralmente la bondad del Gobierno que realmente movilizados para rectificar errores.
R. Las p¨¦rdidas de votos por usted apuntadas son ciertas, pero si los sufragios hubiesen ido a otros partidos las cosas estar¨ªan m¨¢s claras de lo que lo est¨¢n. Hay que tener en cuenta que la subida del CDS ha sido muy peque?a y que los votos perdidos por el PSOE se han refugiado en la abstenci¨®n, lo cual expresa una p¨¦rdida de confianza en el partido socialista, pero tambi¨¦n desconfianza hacia los dem¨¢s. Es decir, que no ven clara la existencia de una alternativa global a la pol¨ªtica del Gobierno, a la vez que entienden que en ¨¦sta debieran introducirse variables.
Esto, m¨¢s que a perplejidad, lleva a una reflexi¨®n importante: que la complejidad de la vida social espa?ola exige que si hay que introducir cambios se impulsen desde la prudencia pol¨ªtica. De todas formas, somos muchos los socialistas convencidos de que la inercia vacacional no puede convertirse en inercia vocacional.
P. ?Cree usted que la falta de empuje de la pol¨ªtica socialista requiere cambios en la composici¨®n el Gobierno o en su conducta y objetivos pol¨ªticos?
R. Plantear ahora la cuesti¨®n de cambios en el Gobierno me parece una actividad especulativa y casi hasta gratuita. Lo que est¨¢ en el orden del d¨ªa es la formulaci¨®n de programas de actuaci¨®n capaces de suscitar el inter¨¦s y la sensibilidad participativa de la ciudadan¨ªa, y, en funci¨®n de los mismos, hacer los cambios convenientes a trav¨¦s de personas y recursos.
"El CDS no es la derecha"
P. ?Opina usted que el CDS es, a la postre, una versi¨®n de la derecha a la que hay que combatir o una fuerza pol¨ªtica que puede ser, a medio plazo, un complemento para el partido socialista y, por tanto, cuyo fortalecimiento no debe ser estrangulado?
R. No creo que el CDS sea en sus componentes principales un partido de derechas, y me parece prematuro considerar lo segundo. En este momento somos objeto de cr¨ªticas suyas, a menudo gratuitas e incluso agresivas. Pero no debemos caer en la descalificaci¨®n verbal, que es uno de los males que aquejan a nuestra democracia y que alimenta en ciertos sectores actitudes esc¨¦pticas ante el comportamiento de los pol¨ªticos.
P. Entonces, estar¨¢ muy preocupado por las relaciones entre el Gobierno y UGT. ?Las divergencias entre los gobernantes y los sindicalistas es un problema circunstancial o con el que habr¨¢ de contar inevitablemente el PSOE mientras est¨¦ en el poder?
R. A veces, algunas actitudes nuestras les irritan a ellos y en otras ocasiones las suyas nos irritan a nosotros. Pero el mantenimiento de estas actitudes podr¨ªa conducir a enconos y enfrentamientos de dificil superaci¨®n. Nuestro pa¨ªs todav¨ªa tiene corta tradici¨®n de reflexi¨®n democr¨¢tica, pero tiene una profunda sensibilidad pol¨ªtica, lo que le lleva a pensar a la ciudadan¨ªa: si no arreglan sus propios problemas, c¨®mo van a arreglar los de los dem¨¢s. Hay que partir del principio de que PSOE y UGT son independientes, pero asimismo de que ambos est¨¢n vinculados tradicionalmente con un componente familiar en el que la autonom¨ªa no va en detrimento de la cooperaci¨®n.
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