Un palacio para el hombre m¨¢s r¨¢pido
Ben Johnson es un hombre extremadamente reservado. Sus relaciones con la Prensa han comenzado a normalizarse esta temporada, despu¨¦s de que los periodistas aceptaran que era el m¨¢s veloz del mundo. En los Goodwill Games celebrados el pasado a?o en Mosc¨², despu¨¦s de humillar a Lewis -9.95 contra 10.06-, su primer trabajo fue espetar a los reporteros: "Soy el mejor. El recelo se multiplica cuando se le requiere para hablar sobre su vida privada. Johnson, cuyo car¨¢cter est¨¢ situado en las ant¨ªpodas del de Carl Lewis, s¨®lo quiere hablar de atletismo.La cerraz¨®n de Johnson no le impide jugar sus bazas publicitarias. D¨ªas antes de llegar a Roma confirm¨® que en breve se casar¨¢ con Jade Stevens, una brit¨¢nica de padre jamaicano y madre napolitana. Su segundo apellido es Minoletti. El dato no ha pasado inadvertido a los romanos, que, por v¨ªa indirecta, se han visto unidos al destino sentimental del b¨®lido canadiense.
Johnson asegura que el temperamento vivaz de Jade le ayuda a superar su naturaleza introvertida. Su acceso al estrellato no ha modificado sus costumbres. El velocista siempre afirma que el ¨²nico dinero que ha conocido es el que le ha proporcionado su actividad en las pistas. Johnson vivi¨® una infancia extremadamente pobre en Jamaica. El recuerdo de aquellos a?os en Falmouth no le abandona. All¨ª comenz¨® a impregnarse de la magia del reggae -es un devoto de Marley y Toot and The Maytals-, a la vez que tomaba como modelo a Donald Quarrie, el elegante velocista Jamaicano que fue capaz de atacar la supremac¨ªa estadounidense durante el decenio pasado.
Casi un asceta
Su vida en Canad¨¢ est¨¢ exclusivamente dedicada al atletismo. En los estadios ya ha amasado la fortuna que le ha permitido iniciar la construcci¨®n de una mansi¨®n que acoja sin estrecheces a su familia -Johnson tiene cinco hermanas y un hermano, algunos de los cuales viven en Jamaica-. El coste de la casa, 750.000 d¨®lares (unos 100 millones de pesetas), es un espectacular indicio de las ganancias de Johnson.
Quiz¨¢ el palacio sea la ¨²nica inclinaci¨®n a la ostentaci¨®n de Johnson. Por lo dem¨¢s, es casi un asceta. Mientras Lewis es un apasionado de los coches deportivos, de los que tiene una buena colecci¨®n en su garaje, Johnson todav¨ªa observa con envidia los modelos de Ferrari. Sin embargo, se resiste a comprar una de estas m¨¢quinas. "Me encantar¨ªa comprar un Ferrari, pero por ahora mis ingresos no me permiten adquirir un coche semejante".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.