Vuelo rasante
La gaviota
Ballet del Teatro Bolshoi de Mosc¨². Coreograf¨ªa: Maya Plisetskaia. M¨²sica: Rodion Schedrin. Escenario: V. Levental. Vestuario: Pierre Cardin. Principales int¨¦rpretes: Maya Plisetskaia, Alexander Bogatiriev, Boris Efimov, Liudmila Bustkova y Mar¨ªa Filipova. Teatro Monumental. Madrid, 2 de septiembre.
Una pieza de Ant¨®n Chejov ha servido de base para el tercer ballet creado por Maya Plisetskaia, pero en este caso no se ha repetido el ¨¦xito del primero, Ana Karenina, que fue objeto de elogios por todas partes, y del que se hizo una hermosa pel¨ªcula de danza. Es muy evidente que el ¨¦xito de aquella vez dio pie para seguir llevando a la danza a las hero¨ªnas de la literatura rusa, siempre de un fuerte talante sentimental. La bailarina tambi¨¦n ha creado, con miras menos ambiciosas, La dama del perrito, basado en el archiconocido relato chejoviano, y que podr¨¢ ser visto tambi¨¦n en esta temporada del Monumental.Pero ha sido un error empezar por La gaviota. No es un producto t¨ªpico para, la imagen que se tiene generalmente del Ballet del Teatro Bolshoi de Mosc¨², que ha mandado a Madrid una agrupaci¨®n donde brillan varios nombres conocidos para arropar a la futura directora del Ballet Cl¨¢sico Espa?ol. Y puede decirse que La gaviota no es un buen ballet. Carece de ascensi¨®n dram¨¢tica y su tempo esc¨¦nico es demasiado igual. La proporci¨®n efectiva de baile es baja con respecto a las escenas actuadas, y una m¨ªmica de corte naturalista termina por dar una sensaci¨®n acartonada y densa.
Hubo una moda en el arte sovi¨¦tico contempor¨¢neo de revalorizar aquella est¨¦tica que era el ambiente de T¨ªo Vania, de Ana Karenina, de El idiota. Y qued¨® reflejado en excelentes pel¨ªculas de Mijail Konchaloski y Nikita Mijalkov, entre otros, con un toque liberalizador, de regodeo esteticista. Esta influencia se deja sentir aqu¨ª ligeramente, pero el producto visto en las precarias condiciones del escenario del Monumental se acerca m¨¢s a Sergei Bondarchuk, a ese lento barrido de c¨¢mara que en Occidente parece interminable e insostenible. En esto radica una de las barreras de incomunicaci¨®n entre la creaci¨®n de Plisetskaia y el p¨²blico, pues esa poes¨ªa a base de pausas, lentos desplazamientos y casi meditaci¨®n de la atm¨®sfera puede llegar a desesperar al espectador.
Maya Plisetskaia conserva a¨²n una grandeza en sus poses, y su magnetismo es muy fuerte. La cabeza desafiante, el cuello infinito y una elegancia de gran diva hacen que en las escenas donde participa todos los ojos vayan hacia ella, que ha sido profusa y delicadamente vestida por Pierre Cardin. Al resto de la plantilla se le vio poco, pues era poco el baile y poca la luz, por ejemplo, cuando Mar¨ªa Filipova saltaba.
La gaviota tiene otros fallos, y algunos son achacables a las dimensiones esc¨¦nicas, pues est¨¢ pensando para un escenario mucho mayor. La mejor escena es la primera del segundo acto, con el efecto de lluvia, viento y una breve variaci¨®n de Plisetskaia m¨¢s centrada en la actuaci¨®n que en el baile. Para valorar el nivel de los solistas y de la agrupaci¨®n toda habr¨¢ que esperar a las piezas de repertorio, verdadero plato fuerte y justificaci¨®n ¨²ltima de esta temporada.
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