La venganza de A. M.
Siguiendo la m¨¢s cl¨¢sica tradici¨®n teatral espa?ola, Adolfo Marsillach ha introducido en los entremeses cinematogr¨¢ficos de Antes que todo es mi dama referencias a las m¨¢s ¨¢cidas cr¨ªticas vertidas sobre la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico. El director cinematogr¨¢fico repite a los actores que lo importante es la dicci¨®n, que lo dem¨¢s da igual; la productora que rueda la obra es Producciones Muerto...La Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico cumple con esta obra dos a?os de actividades, en los que ha montado cuatro obras con abundancia de lances de capa y espada con la cr¨ªtica y los comentaristas. No parece aventurado afirmar que el p¨²blico ha acogido uno de los proyectos culturales m¨¢s anunciados, debatidos y ambiciosos de los ¨²ltimos tiempos con escepticismo cercano a la indiferencia.
Si por una vez los intereses teatrales hubiesen primado sobre los pol¨ªticos, esta obra ser¨ªa la primera producci¨®n representada, tal como pidi¨® la compa?¨ªa. Pero la rentabilidad pol¨ªtica no lo permiti¨®. Antes que nada es mi dama podr¨¢ discutirse en m¨²ltiples aspectos, pero nadie dudar¨¢ de que es un trabajo consolidado.
No es f¨¢cil representar a los cl¨¢sicos para que los espectadores acudan sin la pesada carga de la obligatoriedad. S¨®lo puede hacerse como lo ha hecho Marsillach, desde un apasionado amor por los cl¨¢sicos. Y desde el convencimiento de que la consolidaci¨®n de una compa?¨ªa de teatro cl¨¢sico justifica un ministerio. Aunque su titular reconozca que se ha equivocado "tres o cuatro veces", y el director del INAEM diga en TVE que el teatro espa?ol vive uno de los mejores momentos; de su historia.
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