La aristrocacia del petr¨®leo sent¨® a un rey en su mesa

La aristocracia del petr¨®leo tejana, que no vive uno de sus mejores momentos, vio cumplida su aspiraci¨®n de sentar a un rey a su mesa. Aunque la ca¨ªda del precio del crudo ha hundido a Tejas, y particularmente a Houston, el matrimonio Bosbacher, calificados aqu¨ª de "socialites" -animadores de la jet o "beautiful people"-, amigos de navegaci¨®n de los Reyes en aguas de Palma de Mallorca y tambi¨¦n petroleros, congregaron a los mejores apellidos del Estado en una cena en Houston.Don Juan Carlos hab¨ªa sugerido a su amigo su deseo de reunirse con magnates del petr¨®leo y la banca tejanos. Los Bosbacher cumplieron, y adem¨¢s le regalaron al Rey un perro labrador. En Los Angeles, los Reyes comer¨¢n en el Bank of America con la elite del mundo econ¨®mico californiano.
El Neguri de Houston, el barrio exclusivo de River Oaks, se est¨¢ hundiendo, y casas de dos millones de d¨®lares, embargadas por los acreedores de los pr¨ªncipes del oro negro, se pueden comprar por menos de la mitad de su precio. Dicen que en Tejas ya s¨®lo queda un billonario (alguien con m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares), Ross Perot. "Pero, arruinados y todo, todav¨ªa les queda dinero para resolvernos los problemas de Espa?a", comentaba el ministro de Exteriores, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, que tambi¨¦n asisti¨® a la cena.
El ¨¢gape tuvo lugar en la casa que los Bosbacher poseen en River Oaks. S¨®lo 40 elegidos comensales, con un valor neto superior al producto nacional bruto de algunos pa¨ªses. La anfitriona, vestida con un traje de Galanos, el modista preferido de Nancy Reagan, fue colocando junto a los Reyes al presidente de la Shell, una de: las "siete hermanas"; al presidente de la Tennaco, otra petrolera; al m¨¢s importante constructor de EE UU; al due?o del primer diario local, el Houston Chronicle, que a la ma?ana siguiente le dir¨ªa al Rey, en un editorial, que volviera con m¨¢s tiempo.
Tambi¨¦n estaban alrededor de la mesa el cirujano cardiovascular Denton Cooley, pionero de los trasplantes de coraz¨®n, y, como representante del mundo de la cultura, el presidente de la ¨®pera de Houston.
La operaci¨®n Bosbacher fue repetida en un almuerzo oficial por la alcaldesa, una feminista diminuta de talla, Kathy Whitmire, en el que don Juan Carlos pudo conocer a Frank Lorenzo, descendiente de espa?oles y presidente de Texas Air, la primera compa?a a¨¦rea de Estados Unidos. Son la oligarqu¨ªa, muy conservadora pero no exactamente reaganisita, del Suroeste, ya un contrapoder al poder tradicional de los yanquies de la costa este.
La fugaz visita real pas¨¦ a¨²n m¨¢s, inadvertida en Houston, la cuarta ciudad norteamericana, que en San Antonio. Para que alguien se enterara, la embajada se vio obligada a publicar en la Prensa una p¨¢gina de publicidad pagada en la que se mezclaba la historia de nuestro pa¨ªs, una explicaci¨®n de la preparaci¨®n del V Centenario del Descubrimiento de Am¨¦rica y biograf¨ªas de los Reyes.
Hasta ahora, la gira real est¨¢ transcurriendo sin pena pero, tampoco con gloria. Las recepciones en los aeropuertos de las ciudades que recorren los Reyes resultan deslucidas, aunque el Rey, muy diplom¨¢tico, siempre agradezca a las autoridades locales "el caluroso recibimiento".
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