El plagio como originalidad
Los intocables est¨¢ inspirada en un libro santificador del agente federal Eliot Ness, enviado a Chicago para acabar con el reinado absoluto de la banda de Al Scarface Capone sobre el contrabando de alcohol y el racket en el estado de Illinois, que desde el d¨ªa de San Valent¨ªn de 1929 -fecha en la que el g¨¢nster napolitano barri¨® los ¨²ltimos restos de la oposici¨®n de las bandas irlandesas a su control exclusivo de la ciudad- estaba enteramente en sus manos.Se inspira tambi¨¦n esta pel¨ªcula en la larga y archifamosa serie de televisi¨®n dedicada al mismo personaje, encarnado en ella por el actor Robert Stack. La veracidad hist¨®rica tanto del libro como de esta serie televisiva fue puesta en solfa en su tiempo: al parecer se exager¨® mucho en ambas fuentes el verdadero papel de Eliot Ness en la caida de Al Capone. Se inspira tambi¨¦n Los intocables en la sorprendente fantas¨ªa de su guionista, que pone cada pieza de la intriga que atrap¨® al g¨¢nster en las redes de los inspectores fiscales de Washington donde buenamente le da la gana, dando as¨ª cuerpo a un argumento que muy poco, por no decir nada, tiene que ver con lo que en verdad ocurri¨®.
Los intocables de Eliot Ness
Direcci¨®n: Brian de Palma. Gui¨®n: David Mamet. Fotografia: Stephen H. Burum. M¨²sica: Ennio Morricone. Producci¨®n: Paramount. Estadounidense, 1987. Int¨¦rpretes: Kevin Costner, Robert de Niro, Sean Connery, Charles Martin Smith, Andy Garc¨ªa. Estreno en Madrid: cines Gran V¨ªa, Palafox, Pe?alver, El Espa?oleto (en versi¨®n original subtitulada) y La Vaguada.
M¨¢s 'inspiraciones'
A estas inspiraciones hay que a?adir varias m¨¢s de tipo formal y, por consiguiente, m¨¢s graves que las otras: Brian de Palma, sobre este subsuelo de adulteraciones de la verdadera cr¨®nica del suceso, trenza un torrente adicional de falsas im¨¢genes en las que, como de costumbre en ¨¦l, entra a saco en el cine del pasado, de tal manera que rueda y monta secuencias enteras mediante plagios no disimulados. Todo Los intocables est¨¢, seg¨²n vemos, lleno de inspiraciones de uno y otro signo, lo que convierte al filme en un batiburrillo de trucos, medias verdades, mentiras y -homenajes plagiarios.Todo lo dicho, aplicado a cualquier pel¨ªcula com¨²n de cualquier director de cine com¨²n, ser¨ªa disuasorio para acudir a verla. Pero en el caso de Brian de Palma este baremo no es siempre certero: es ¨¦ste cineasta un plagiario vocacional y como tal hay que tomarlo. Unas veces acierta en sus curiosos y descarados mimetismos. En otros, yerra. Pero en uno y otro caso Brian de Palma delinque tan ostentosamente, que borra todo, rastro de culpa.
?Candor o cuquer¨ªa? Probablemente una h¨¢bil mezcla de ambas cosas. En su anterior pel¨ªcula estrenada en Espa?a, Doble cuerpo, Brian de Palma realiz¨® un disparatado ama?o de las dos obras mas densas de Hitchcock: V¨¦rtigo y La ventana indiscreta. Pero si all¨ª la jugada le sali¨® mediocre e insulsa, en Los intocables no hay indicios de mediocridad y menos a¨²n de falta de gracia. El filme trepida de principio a fin sobre un desbordante sentido del ritmo y, cuando llega el momento del gran plagio, su autor hace un juego de prestidigitaci¨®n tenso e inesperado, pues en la secuencia de la estaci¨®n calca casi plano a plano la legendaria secuencia de las escalinatas de Odessa en El acorazado Potemkin de Eisenstein y saca de ella, con todos los trucos habidos y por haber, un delirante buen partido.
?Circo o cine? Tambi¨¦n una mezcla. Pero en cualquier caso una mezcla divertida, como lo es todo en esta falsaria pel¨ªcula, en la que no hay nada cre¨ªble y, no obstante, entra por los ojos sin fatigarlos y dej¨¢ndoles -como ocurre con el personaje Malone, la mejor creaci¨®n de Sean Connery en su larga carrera- ese sabor a poco que es seguro indicio de que la pantalla funciona.
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