Suscitar una nueva voluntad pol¨ªtica
Si en el espacio de un a?o, en cualquier lugar del planeta, 80 jumbo-jets se estrellaran, provocando cada uno 500 v¨ªctimas, todos los peri¨®dicos dedicar¨ªan la primera p¨¢gina a esa hecatombe, a esa tragedia. Todos, sin excepci¨®n, denunciar¨ªan la responsabilidad enorme de unos o de otros.Las fuerzas pol¨ªticas del mundo entero, hostigadas por la opini¨®n p¨²blica internacional, tomar¨ªan como ¨²nica prioridad que se encuentren y se den a conocer las causas de los accidentes y que se tomen las medidas necesarias para ponerles fin. Todos los medios, las inteligencias, las tecnolog¨ªas se movilizar¨ªan para que desapareciera esa lacra de nuestra civilizaci¨®n.
Y bien, cada d¨ªa, 40.000 ni?os (el equivalente de los que podr¨ªan contener 80 jumbos) mueren de hambre en todo el mundo. Para ellos, ni primera p¨¢gina en los peri¨®dicos, ni presi¨®n de la opini¨®n p¨²blica, ni compromiso prioritario de las fuerzas pol¨ªticas, ni movilizaci¨®n de medios, ni de inteligencias, ni de tecnolog¨ªas. Ni la percepci¨®n que se tiene del valor de la vida ni el imperativo pol¨ªtico de un m¨ªnimo de protecci¨®n asegurada para cada uno como primer derecho de la persona, incluso la angustia de la muerte no se basa de manera evidente sobre criterios objetivos y universales.
En realidad, a los 40 millones de ni?os, de mujeres y de hombres exterminados cada a?o por hambre, la conciencia y las pol¨ªticas actuales no reservan sino una atenci¨®n marginal y recursos totalmente insuficientes.
Frente a esta enorme indiferencia queda una peque?a minor¨ªa, la de los que no se resignan. Entre otros, las agencias de las Naciones Unidas y los organismos no gubernamentales. La mayor¨ªa de estos organismos se movilizan para suministrar una contribuci¨®n directa a la lucha contra el hambre y el subdesarrollo. Conscientes, sin embargo, de que no representan m¨¢s que una gota de agua en el desierto de muerte y desesperaci¨®n que invade el sur del mundo.
En cuanto a FDI (Food and Disarmament International), este organismo ha decidido seguir un camino muy espec¨ªfico. Esta decisi¨®n se basa sobre dos consideraciones precisas:
-No es posible movilizar todos los recursos, aunque existan, para construir un nuevo orden all¨ª donde la preservaci¨®n de la dignidad y de la vida misma de millones de personas no coincide con el sistema de valores a los que se adhieren (por cultura o por conciencia) los individuos y los pueblos. Y es imposible, a menos de actuar en profundidad en nuestra civilizaci¨®n pol¨ªtica, construir un tal sistema de valores.
-Por otra parte, no son los individuos aislados, sino la colectividad internacional, por medio de sus instituciones nacionales y supranacionales, que pueden y deben responsabilizarse de la guerra contra el subdesarrollo y el exterminio por hambre. Porque lo que est¨¢ en juego no es solamente la afirmaci¨®n de los principios de solidaridad internacional sino, ante todo, la defensa de los principios del derecho universal, sin la cual la humanidad sucumbir¨ªa a la barbarie y a la violencia.
Mientras que la defensa del derecho a la vida no produzca decisiones nacionales e internacionales comparables en calidad y en cantidad a las que se ponen en pr¨¢ctica, por ejemplo, con el derecho de la navegaci¨®n en aguas internacionales, la lucha contra el hambre quedar¨¢ relegada a la marginalidad.
Los proyectos del FDI
Estas premisas justifican los proyectos de Food and Disarmament International para los pr¨®ximos a?os:
-Actos de informaci¨®n y de formaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica y de los medios de comunicaci¨®n para que el hambre en el mundo se perciba como lo que es en realidad: una violaci¨®n insoportable de los derechos fundamentales de la persona y una amenaza a la seguridad misma del mundo entero.
-Actos de presi¨®n para que las instituciones parlamentarias nacionales voten leyes y presupuestos con el fin de comenzar una guerra eficaz contra el exterminio por hambre.
-Actos de presi¨®n para que las instituciones internacionales, y en particular las Naciones Unidas, consideren el exterminio por hambre como una amenaza a la seguridad, una amenaza suficientemente grave como para suscitar la adopci¨®n de medidas comparables a las que se toman en caso de conflicto militar.
En resumen, tenemos la intenci¨®n de trabajar para que el sistema de valores y el sistema pol¨ªtico de nuestros pa¨ªses democr¨¢ticos, por medio de las instituciones nacionales e internacionales, afirmen con actos gubernamentales que el derecho a la vida no est¨¦ subordinado a ning¨²n otro derecho, ni a ninguna raz¨®n de Estado.
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