"De quebrar alg¨²n banco por la deuda, que lo haga antes el Fondo Monetario"
Declaraciones de William C. Butcher, presidente del Chase Manhattan Bank Corporation
William C. Butcher, de 61 a?os, es un producto exclusivamente bancario, aunque al presidente y m¨¢ximo ejecutivo del Chase Manhattan Bank Corporation -el segundo banco en Estados Unidos por activos- habr¨ªa que llamarle banquero con una B supermay¨²scula. Desde que se gradu¨® con un magna cum laude en 1947, reci¨¦n acabada la II Guerra Mundial, no ha conocido otra cosa profesionalmente que no sea un banco, y para ser m¨¢s precisos el Chase Manhattan Bank. Ha sido y hecho de todo en dicho banco, hasta llegar a ser su m¨¢ximo ejecutivo en 1980 y chairman en abril de 1981.
En una visita de apenas 24 horas a Madrid el pasado viernes, el presidente del Chase Manhattan Corporation habl¨® mucho de la econom¨ªa mundial, del d¨®lar, los tipos de inter¨¦s, la deuda del Tercer Mundo y algo menos, pero suficiente, de banca y de su entidad. Butcher considera que "el d¨®lar debe bajar m¨¢s para ayudar a reducir el d¨¦ficit exterior norteamericano, pero debe hacerlo poco a poco" para evitar tensiones inflacionistas y/o un periodo recesivo. Considera que el Chase ha provisionado ya lo suficiente sus riesgos latinoamericanos, al haber a?adido 1.600 millones de d¨®lares al fondo creado a tal fin. Y una frase definitiva: "No prestar¨¦ m¨¢s dinero a pa¨ªses que luego lo utilizan para pagar al Fondo Monetario. Si alguien tiene que quebrar, que lo haga primero el FMI".Pregunta. La situaci¨®n de los mercados de cambio permanece inestable, pese a los esfuerzos de las naciones industrializados para estabilizarlos. El d¨®lar ha experimentado un fuerte revolc¨®n esta ¨²ltima semana. ?Cuando cree Ud. que alcanzar¨¢ lo que algunos llaman su "nivel adecuado"?
Respuesta. Me gustar¨ªa analizar este problema con una perspectiva a largo plazo. Por muchas y varias razones, el d¨®lar permaneci¨® en los a?os setenta por debajo de su valor real, situaci¨®n que se torn¨® del lado contrario en los a?os ochenta. Se hac¨ªa necesaria una correcci¨®n. Esta lleg¨®, pero habr¨ªa que preguntarse si la ca¨ªda experimentada durante los ¨²ltimos seis meses no ha sido excesiva. Se ha producido, en cualquier caso, una pausa en esta baja, pausa que ha sido beneficiosa por dos razones. Una ca¨ªda excesiva tendr¨ªa efectos inflacionistas, tanto en Estados Unidos como fuera. Por otro lado, creo que la naturaleza de producci¨®n industrial mundial hoy d¨ªa se ha complicado mucho. Ya no se fabrican productos que tengan una sola nacionalidad, sino con un mix de ellas. Esto hace que la estabilidad favorezca la producci¨®n y que la baja del d¨®lar no sea tan importante para equilibrar el d¨¦ficit exterior actual norteamericano. Un mayor declive del d¨®lar es previsible, pero no de una manera r¨¢pida, sino en varios a?os. El problema se agrava, adem¨¢s, porque otras econom¨ªas, como la alemana y japonesa, no se expanden a un ritmo adecuado, lo que, unido a las pol¨ªticas r¨ªgidas fiscales existentes en estos pa¨ªses, hacen que sus monedas se revaluen.
P. ?Y a m¨¢s corto plazo?
R. No lo s¨¦; eso es como predecir cu¨¢l va a ser la temperatura en diciembre. Se puede decir que har¨¢ m¨¢s fr¨ªo. El d¨®lar, creo, bajar¨¢, pero quien sabe.
Tipos de inter¨¦s
P. La Casa Blanca lo ha desmentido, pero se predicen subidas de los tipos de inter¨¦s (discount rate) en Estados Unidos.R. Creo que los tipos de inter¨¦s han sido, hasta cierto punto, una funci¨®n de los tipos de cambio. No veo fuerzas significativas de inflaci¨®n en Estados Unidos. Creo que esto se debe a la existencia de una sicolog¨ªa inflacionista, que hace que cualquier impulso en la demanda no se traduzca en tensiones en los precios. Personalmente, no estoy nada preocupado por la inflaci¨®n y, en mi opini¨®n, creo que los tipos de inter¨¦s experimentar¨¢n una tendencia alcista. moderada.
P. ?A riesgo de caer en el peligro de una recesi¨®n, como predicen esa ola de libros y estudios sobre los periodos c¨ªclicos de la econom¨ªa?
R. No creo que hayamos terminado con los periodos c¨ªclicos en la econom¨ªa. Por eso es posible que se produzca una recesi¨®n. Pero algunos son catastrofistas y yo no veo ninguna raz¨®n para serlo. No hay que olvidar que en Estados Unidos hemos entrado ya en el sexto a?o consecutivo de expansi¨®n, aunque haya sido de proporciones moderadas.
P. ?No ha llegado el turno para que la RFA y Jap¨®n sustituyan a EE UU como motor de la econom¨ªa mundial?
R. Una cosa est¨¢ clara. No podr¨¢ haber estabilidad en los mercados de cambio con una pol¨ªtica monetaria y fiscal restringida en estos dos pa¨ªses. El crecimiento econ¨®mico en la RFA es apenas de un 1% anual. Demasiado peque?o para mantener estable el marco y luego ignorar la responsabilidad de las cr¨ªticas que pueda provocar esta pol¨ªtica.
P. ?Han hecho los bancos comerciales lo suficiente para salvar la maltrecha estrategia Baker destinada a resolver el problema de la deuda del Tercer Mundo?
R. No se pueden aceptar las cr¨ªticas de los pa¨ªses deudores contra los bancos acreedores cuando sus econom¨ªas presentan desequilibrios tan grandes y ni siquiera muestran ganas de corregirlos. El denominado plan Baker -terminolog¨ªa que no me gusta- se basa en tres elementos: ajuste en los pa¨ªses deudores, que muchas naciones no han realizado; mayor participaci¨®n por las organizaciones multilaterales, que ahora se propone ampliar por fin despu¨¦s de varios a?os de declive; y, en tercer lugar y complementario de los otros dos, asistencia por parte de los bancos comerciales. Pero si fallan los dos primeros, el tercero no tiene ni que existir.
De todas formas, James Baker (secretario del Tesoro) ha introducido nuevos horizontes durante la ¨²ltima reuni¨®n del Fondo Monetario, en un cambio significativo en la pol¨ªtica seguida hasta ahora por la Administraci¨®n de Reagan. Baker ha apoyado el aumento del capital del Banco Mundial, al que antes se opon¨ªa, y favorece la concesi¨®n de m¨¢s recursos del FMI. Esto, a mi juicio, es positivo.
P. Pero las cr¨ªticas a los bancos por parte de los pa¨ªses en desarrollo persisten
R. Voy a contestar de una manera clara. No prestar¨¦ a pa¨ªses que no sanean sus econom¨ªas y que luego utilizan mi dinero para pagar al FMI. Si alguien tiene que quebrar, que lo haga primero el FMI.
P. ?Se muestra usted contrario a la condonaci¨®n parcial de la deuda, incluso en los t¨¦rminos sugeridos por el canciller brit¨¢nico del Exchequer?
R. Bueno, yo creo que Nigel Lawson hizo esta propuesta para los pa¨ªses m¨¢s pobres. Los bancos podemos estar preparados para condonar deudas a los que no pueden pagarlas, pero nunca a aquellos que estamos convencidos de que pueden hacerlo, pero no quieren. Esto es una regla de oro en el negocio bancario.
P. ?Piensa su banco seguir la pol¨ªtica de provisionar la deuda de alto riesgo en Latinoam¨¦rica?
R. Me gusta utilizar m¨¢s esta palabra de provisionar que decir que hemos incurrido en p¨¦rdidas, como las que reconocimos en el segundo trimestre del a?o en curso. Hemos creado un fondo especial donde provisionamos la deuda vencida y no abonada. Pero yo creo que ya tenemos un volumen aceptable, que no requerir¨¢ ninguna cantidad adicional.
El patr¨®n oro
P. ?Que opini¨®n le merece la reciente propuesta de Baker sobre el oro?R. La sugerencia, m¨¢s que propuesta, de Baker de utilizar el oro dentro de una cesta de m¨¢s materias primas como un indicador m¨¢s en la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas est¨¢ muy lejos de suponer un regreso al patr¨®n oro. Para m¨ª, el aspecto m¨¢s positivo es el reconocimiento por Estados Unidos de que, frente a las pol¨ªticas de laissez faire anteriores, ahora se inclinan por una coordinaci¨®n con el resto de naciones desarrolladas. Ah¨ª existe un elemento de gran importancia en la pol¨ªtica norteamericana.
P. La suerte de? banco que ha adquirido en este pa¨ªs, ahora llamado Chase Espa?a, no puede calificarse de muy afortunada
R. La expansi¨®n de un banco como el que compramos es una tarea que nos llevar¨¢ a?os. Y respecto a las p¨¦rdidas, es una regla que intermediar en valores y otros activos conlleva riesgos que, a veces, se traducen en p¨¦rdidas. Pero estamos optimistas sobre el futuro de Chase Espa?a porque tenemos una gran confianza en este pa¨ªs, uno de los pocos que tiene gran capacidad de crecimiento en Europa.
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