Caba?eros, una cuesti¨®n de prioridades
La finca de Caba?eros se encuentra situada en la zona de los Montes de Toledo, al noroeste de la provincia de Ciudad Real, y est¨¢ constituida por una serie de sierras paralelas que alternan con amplias llanuras o ra?as. La masa vegetal que la cubre es una representaci¨®n t¨ªpica de bosque mediterr¨¢neo, compuesta en su mayor parte dejaras, brezos, lentiscos, madro?os, alcornoques, encinas, quejigos, etc¨¦tera, constituyendo un h¨¢bitat id¨®neo para el sustento de una variada fauna cuya muestra m¨¢s numerosa son los c¨¦rvidos y los jabal¨ªes.La reconquista y el poblamiento de toda esta regi¨®n se encomend¨® a las ¨®rdenes militares (Calatrava, Montiel) y a la nobleza, cre¨¢ndose as¨ª enormes latifundios que caracterizan a¨²n hoy la estructura de propiedad de la tierra.
La escasa poblaci¨®n y su aislamiento, debido a su complicada y agreste orograf¨ªa (las rutas principales pasaban por La Mancha o por Extremadura), hicieron que todo este vasto territorio permaneciera pr¨¢cticamente inalterado hasta mediados del presente siglo.
Durante la d¨¦cada de los cincuenta, la pol¨ªtica aut¨¢rquica del franquismo desarroll¨® un proceso de asentamientos y explotaciones agr¨ªcolas a trav¨¦s del Instituto Nacional de Colonizaci¨®n. Caba?eros fue declarada finca manifiestamente mejorable el 28 de enero de 1954, con la obligaci¨®n de roturar 7.500 hect¨¢reas de ra?a, compuesta por matorral mediterr¨¢neo, alcornoques, encinas, etc¨¦tera, para su dedicaci¨®n al cultivo de cereales y a la explotaci¨®n agropecuaria.
Comenzaba as¨ª la intervenci¨®n de la Administraci¨®n en Caba?eros, originando por primera vez una profunda transformaci¨®n del medio natural. La prioridad entonces era producir pan para alimentar a la poblaci¨®n.
Dentro del mismo esquema desarrollista, la pol¨ªtica de repoblaciones impulsada por el Icona oblig¨® a introducir en otras zonas de la finca la plantaci¨®n de pinos for¨¢neos en r¨¦gimen de consorcio, transformando tambi¨¦n considerablemente el ecosistema.
Por otra parte, la propia ley de Caza aprobada por las Cortes primaba determinadas especies en perjuicio de otras, y favorec¨ªa el cerramiento de fincas, impidiendo el tr¨¢nsito tradicional de las especies animales en todo el ecosistema de los Montes de Toledo.
Caba?eros, no obstante, pudo conservar mejor sus valores naturales y sobre todo su fauna, gracias a su mayor dimensi¨®n, unida a una gesti¨®n responsable y adecuada de sus recursos naturales y cineg¨¦ticos. Mucho antes de que especies consideradas por la legislaci¨®n como alima?as que hab¨ªa que exterminar pasaran a ser especies en peligro de extinci¨®n que hab¨ªa que proteger, ya se prohib¨ªa en Caba?eros matar cualquier animal que no perteneciera a las especies estrictamente cineg¨¦ticas, y se practicaba la caza con criterios de selecci¨®n y mantenimiento de un equilibrio adecuado entre la poblaci¨®n animal y la capacidad del terreno para alimentarla.
Buitres
Estos criterios han hecho posible, entre otras cosas, que desde que se efectu¨® el primer censo de buitres negros en la d¨¦cada de los sesenta, la colonia haya pasado de una decena escasa de parejas a cerca de 70, seg¨²n las ¨²ltimas observaciones realizadas sobre el terreno, este mismo a?o, por la Coordinadora para la Defensa de las Aves (Coda). Ha permitido, en definitiva, que Caba?eros posea a¨²n hoy unas condiciones de gran valor ecol¨®gico, a pesar de todas las cicatrices que le surcan (roturaciones, alambradas, repoblaciones, cortaderos, carreteras, etc¨¦tera).
Las ¨²ltimas intervenciones de la Administraci¨®n respecto al destino de la finca vienen a confirmar las contradicciones en evaluaci¨®n de prioridades que imperan en los distintos sectores y organismos del Estado.
En octubre de 1981, representantes del Estado Mayor del Ej¨¦rcito del Aire y de la Direcci¨®n Provincial del Icona de Ciudad Real manifestaron a los representantes de las sociedades propietarias de Caba?eros el deseo urgente de adquirir la finca, bien por compra directa o, en caso de no llegar a un acuerdo, por la v¨ªa legal de la expropiaci¨®n forzosa, para instalar un pol¨ªgono de tiro.
El asunto trascendi¨® a la opini¨®n p¨²blica a mediados de 1983, surgiendo las protestas y movilizaciones para salvar Caba?eros e impulsando al presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Jos¨¦ Bono, a recoger ese estado de opini¨®n, comprometi¨¦ndose en la ¨²ltima campa?a electoral a luchar para impedir la instalaci¨®n de un pol¨ªgono de tiro en la finca y a iniciar el expediente de declaraci¨®n de espacio natural protegido, como efectivamente ha hecho.
En julio de 1985, la Junta de Jefes del Estado Mayor declar¨® el asunto de Caba?eros tema reservado, al amparo de la ley de Secretos Oficiales.
Lamentablemente, entre tanto y en pleno debate, Caba?eros ha seguido siendo objeto de otras agresiones, de las que nadie se ha hecho eco, y as¨ª, hace apenas tres a?os, se han construido dos carreteras paralelas (una por el Icona y otra por la Diputaci¨®n Provincial de Ciudad Real) que atraviesan y cortan la finca en dos, creando una barrera infranqueable para el flujo de las especies animales, principalmente ciervos y jabal¨ªes, y facilitando la incursi¨®n de furtivos que est¨¢n causando un enorme da?o. (S¨®lo en el ¨²ltimo a?o se han localizado restos de m¨¢s de 200 reses.) Pero en este caso se consider¨® prioritario unir a dos pueblos que siempre hab¨ªan vivido separados por la sierra y orientado cada uno hacia su respectiva vertiente. Ante tal c¨²mulo de contradicciones parece evidente la necesidad urgente de un debate serio, que permita establecer una orientaci¨®n coherente en la utilizaci¨®n de nuestros recursos naturales y en la ordenaci¨®n de nuestro territorio.
Aunque a¨²n no sabemos mucho acerca de los delicados equilibrios de los ecosistemas, s¨ª sabemos, al menos eso: que son muy delicados y, por tanto, que cualquier actuaci¨®n que los altere sustancialmente puede ocasionar da?os irreversibles.
Cuando el Parlamento aprueba la dotaci¨®n de 300.000 millones de pesetas para el programa FACA debe saber que con ello se est¨¢ tambi¨¦n condenando a Caba?eros, o a cualquier otra vasta extensi¨®n de nuestro territorio, a ser destinado a pol¨ªgono de tiro.
Cuando la mayor¨ªa de los espa?oles vota en refer¨¦ndum la permanencia en la OTAN, tambi¨¦n.
Tal vez sea inevitable, debido a nuestra situaci¨®n geopol¨ªtica y a nuestros compromisos occidentales y comunitarios, mientras prosiga la carrera armamentista y la pol¨ªtica de bloques en la que estamos inmersos, aunque a muchos no nos guste.
En todo caso, hemos aceptado la carga de nuestra contribuci¨®n a la Alianza y la necesidad de disponer de una adecuada cobertura de defensa de nuestro territorio, frente a un hipot¨¦tico ataque del enemigo exterior.
Del mismo modo, deber¨ªamos poner los medios necesarios para defenderlo de las continuas agresiones que sufre de nuestra mano. De la contaminaci¨®n del aire y de las aguas, de la erosi¨®n y p¨¦rdida del suelo f¨¦rtil, de los devastadores incendios ocasionados a sus bosques, de la destrucci¨®n, en fin, del medio natural.
Sin embargo, estos aspectos de la defensa de nuestro territorio ocupan a¨²n un lugar muy bajo en la escala de prioridades establecidas por la Administraci¨®n, seg¨²n se desprende de los escasos medios y recursos que se asignan a tal menester, as¨ª como de las actitudes y opciones que se vienen adoptando ante cada conflicto que se produce.
Es hora de que el Gobierno se haga eco de la creciente sensibilidad social, de las voces de alarma cada vez m¨¢s numerosas y cualificadas que se levantan y movilizan frente a cuestiones como Ria?o, Caba?eros, Tablas de Daimiel, vertidos de residuos y tantos otros desastres que nos consternan cada d¨ªa.
Es necesaria una voluntad pol¨ªtica que asuma, como prioritaria, la defensa del medio ambiente. As¨ª lo exige la importancia del asunto, as¨ª lo exige la opini¨®n de una parte cada vez m¨¢s considerable de la poblaci¨®n, as¨ª lo pide el sentido com¨²n.
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