Las bases: ?qu¨¦ reducci¨®n?
La proximidad de una nueva reuni¨®n entre las Administraciones espa?ola y norteamericana en relaci¨®n con el convenio bilateral y su renovaci¨®n, y las declaraciones realizadas en Bonn por el presidente del Gobierno sobre los objetivos de dicha negociaci¨®n parecen motivos suficientes para realizar alg¨²n comentario al respecto en un tema de la mayor importancia para nuestra pol¨ªtica de seguridad y de defensa.Una primera consideraci¨®n resulta obligada. El marco de la pol¨ªtica de seguridad y de defensa de este Gobierno no puede ser otro que el definido por el estricto cumplimiento de las tres condiciones contenidas en la pregunta del refer¨¦ndum del 12 de marzo de 1986. Del cumplimiento de tales condiciones debe derivarse la "Iegitimidad moral" del citado refer¨¦ndum.
Por consiguiente, tanto por razones de inter¨¦s nacional como por sus consecuencias pol¨ªticas en cuanto a la aceptabilidad de la consulta, el tema es de la mayor trascendencia. Pues bien, conviene recordar que la tercera condici¨®n de la pregunta dec¨ªa textualmente: "3. Se proceder¨¢ a la reducci¨®n progresiva de la presencia militar de Estados Unidos en Espa?a". De tal redacci¨®n se desprend¨ªan consecuencias cuya importancia no podemos desconocer.
En primer lugar, con la expresi¨®n "reducci¨®n progresiva" se pretend¨ªa transmitir a los espa?oles la idea de que la desaparici¨®n de las bases norteamericanas no pod¨ªa ser "instant¨¢nea", sino que razones de elemental prudencia pol¨ªtica aconsejaban seguir un proceso paulatino, pero creciente, con el fin de evitar desequilibrios estrat¨¦gicos entre los dos bloques y posibles represalias del "aliado americano" contra nuestro pa¨ªs. En todo caso, el fin era el mismo, pero con un tr¨¢mite m¨¢s aseado y menos comprometido.
Simult¨¢neamente, y amparados en tal argumento, los portavoces del Gobierno realizaron una evidente finta pol¨ªtica al afirmar sin rubor que, finalmente, los impulsores del s¨ª en la consulta defend¨ªan un modelo de relaci¨®n multilateral en el seno de la OTAN con el ¨¢nimo, adem¨¢s, de iniciar la construcci¨®n de lo que falazmente se llam¨® el "pilar europeo de la Alianza". De forma paralela, se insist¨ªa en el car¨¢cter regresivo de los que defend¨ªamos el no, toda vez que tal posici¨®n implicaba el mantenimiento de la relaci¨®n bilateral con EE UU.
La disyuntiva planteada ante los espa?oles era evidente. Se trataba de optar entre "OTAN o bases". La modernidad estaba en el s¨ª, y lo caduco y obsoleto estaba representado por el no. La trampa era visible, pero funcion¨®. Sin duda, muchos espa?oles votaron afirmativamente creyendo que se pronunciaban de forma negativa al mantenimiento de las bases norteamericanas en nuestro pa¨ªs. Pero la enso?aci¨®n no pod¨ªa durar mucho tiempo. El presidente del Gobierno se encarg¨® de poner fin a la "ambig¨¹edad calculada", al afirmar en Bonn que en realidad "no discutimos c¨®mo se van, sino c¨®mo se quedan". Por consiguiente, nos "deslizamos" progresivamente hacia el interior de la Alianza y, adem¨¢s, nos quedamos con las bases. La operaci¨®n ha concluido.
Precisamente, cuando los datos de la situaci¨®n en Europa se modifican sustancialmente gracias al hist¨®rico acuerdo entre la URSS y EE UU sobre misiles de alcance intermedio, el Gobierno espa?ol, lamentablemente, renuncia a proponer un calendario razonable para el desmantelamiento de las bases en el contexto de la nueva distensi¨®n, y opta por convertir la salida de los 72 aviones F-16 de la base de Torrej¨®n en una especie de pulso nacional frente a la Administraci¨®n americana, cuando lo cierto es que tal eventualidad preocupa muy relativamente a los estrategas del Pent¨¢gono, toda vez que el posible traslado de los aviones a Beja (Portugal) alivia las consecuencias de la decisi¨®n.
Lo realmente trascendente es que el Gobierno espa?ol mantendr¨¢, en t¨¦rminos militares, las instalaciones norteamericanas esenciales de su infraestructura y la base clave de Rota, apta para acciones intervencionistas fuera de ¨¢rea, como en los casos de Libia y L¨ªbano, as¨ª como para su estrategia nuclear-naval.
Implicaci¨®n nuclear
Porque lo preocupante de la situaci¨®n es la implicaci¨®n de casi todas las instalaciones norteamericanas en Espa?a con el dispositivo nuclear de Estados Unidos, lo cual compromete gravemente la aseveraci¨®n del Gobierno acerca de la desnuclearizaci¨®n de Espa?a y el consiguiente cumplimiento de otra de las condiciones del refer¨¦ndum. Como recuerda el profesor William Arkin, director del Programa de Investigaci¨®n sobre Armas Nucleares del Institute for Policy Studies, de Washington, "una verdadera desnuclearizaci¨®n implica no brindar apoyo a la infraestructura nuclear". No es ¨¦ste el caso de Espa?a. Lo cierto es que la base de Rota y el sistema OSIS de informaci¨®n y vigilancia constituyen una parte decisiva de la infraestructura nuclear. Desde la base de Rota se transmiten todas las ¨®rdenes que debe ejecutar la VI Flota y se suministra informaci¨®n a los disparadores de los barcos y submarinos (dotados de misiles) Tomahawk (misiles SLCM de cabeza nuclear). Es decir, Rota es el centro nervioso b¨¢sico de todo el dispositivo nuclear de EE UU en el Mediterr¨¢neo. Todo esto lo sabe el Gobierno, pero no lo dice porque pretende que la opini¨®n p¨²blica lo ignore. Pero, adem¨¢s, seg¨²n confirm¨® el ministro Serra recientemente, la base de Torrej¨®n no s¨®lo no se cierra, sino que se ver¨¢ potenciada con el despliegue de los F-18-A y con otras misiones de car¨¢cter secreto. Dig¨¢moslo claramente. No solamente no hay "reducci¨®n progresiva" de la presencia militar norteamericana en Espa?a, sino que asistiremos a un incremento real de la funcionalidad militar de las bases y las dem¨¢s instalaciones existentes en nuestro territorio.
Frente a todo ello, carece de seriedad la disposici¨®n circunstancial del Gobierno para denunciar el convenio el pr¨®ximo d¨ªa 14 de noviembre. ?Se est¨¢ cumpliendo el refer¨¦ndum? Afirmarlo ser¨ªa, cuando menos, un sarcasmo, una ingenuidad, un enga?o o, simplemente, una necedad.
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